Miércoles, Abril 24, 2024

Smart Cities: construyamos ciudades inteligentes… Primero construyamos ciudades habitables

EL MOSTRADOR – El avance de la migración, acompañado de las crisis posestallido y pandemia, han contribuido a realidades urbanas no vistas en Santiago y muchas partes de Chile en los últimos 30 años. Precariedad que convive diariamente con las islas de riqueza presentes en la ciudad, un “cono de alta renta” marcado hacia el oriente que concentra unas residencias de clases medias altas y altos ingresos. En este mismo lugar se aforan los polos financieros y de negocios, grandes áreas verdes y un estándar urbano espejismo de una concentración de la riqueza reflejada en la forma del monstruo urbano. Realidades no muy distintas se viven en las capitales regionales, donde las clases altas mantienen un estándar urbano y localizaciones cercanas a los centros cívicos y financieros, zonas de alto valor paisajístico y servicios ecosistémicos, mientras que la población de bajos recursos comparte altos tiempos de viaje a los trabajos, carentes de infraestructura urbana como parques y plazas, y en algunos casos se instalan en zonas de riesgos socionaturales.

Concepto de Smart Cities en Santiago de Chile, capital de la República, megaciudad latinoamericana de 40 kilómetros de extensión, con más de 8 millones de habitantes, según las últimas proyecciones del INE. Ha vivido procesos de planificación y desregulación del mercado del suelo, los que la han transformado en un “monstruo de Frankenstein” en su morfología urbana, siendo una urbe que responde a los vaivenes de los procesos económicos de los últimos 50 años, con un mercado del suelo que subasta el espacio al mejor postor, desencadenando procesos de segregación y desplazamiento de los grupos socioeconómicos más pobres a lugares con limitado acceso a servicios urbanos. El avance inmobiliario ha desencadenado cambios en los límites urbanos de la ciudad, que, con el aumento de las clases medias más acomodadas, en la búsqueda de suelo para construir, han desdibujado formas y estructuras de planificación, y ahora la ciudad es una mancha amorfa de múltiples colores y clases.

Este monstruo además engordó en los transectos que tienen infraestructura urbana, la ciudad es disectada por múltiples líneas de metro con un fuerte crecimiento en posdécada de los 90, acompañado de infraestructura vial en las vías estructurantes que les dan cobijo a los buses de transporte metropolitano, sistema integrado no ajeno a problemas de implementación y diseño, pero que ha mejorado sucesivamente su servicio en los últimos años. En estas vías estructurantes se levantaron múltiples torres con cajitas de no más de 50 m2, las que son habitadas muchas veces por arrendatarios que no pueden acceder al crédito hipotecario.

La fundación “Techo”, en su Catastro Nacional de Campamentos (Vergara Cabrera et al., 2021), muestra un aumento significativo de familias que están en una condición de vivienda en campamento o simplemente en la calle. El avance de la migración, acompañado de las crisis posestallido y pandemia, han contribuido a realidades urbanas no vistas en Santiago y muchas partes de Chile en los últimos 30 años. Precariedad que convive diariamente con las islas de riqueza presentes en la ciudad, un “cono de alta renta” marcado hacia el oriente que concentra unas residencias de clases medias altas y altos ingresos. En este mismo lugar se aforan los polos financieros y de negocios, grandes áreas verdes y un estándar urbano espejismo de una concentración de la riqueza reflejada en la forma del monstruo urbano. Realidades no muy distintas se viven en las capitales regionales, donde las clases altas mantienen un estándar urbano y localizaciones cercanas a los centros cívicos y financieros, zonas de alto valor paisajístico y servicios ecosistémicos, mientras que la población de bajos recursos comparte altos tiempos de viaje a los trabajos, carentes de infraestructura urbana como parques y plazas, y en algunos casos se instalan en zonas de riesgos socionaturales.

Las diversas dimensiones de las ciudades –económica, ambiental, demográfica y un largo etcétera– reproducen las desigualdades propias que caracterizan a las ciudades latinoamericanas y particularmente chilenas. Parafraseando a Milton Santos, Santiago crece y cambia, pero mantiene su alma profunda a pesar de las transformaciones en su contenido demográfico, económico y la diversificación de sus piedras.

Ilustración 1. Múltiples dimensiones del Gran Santiago

Fuente: Elaboración propia sobre la base de MINVU 2015, INE 2017 y ENTEL 2021.

Gobernanza y tecnología para mejorar la habitabilidad de las ciudades

La urbe la componen un conjunto de actividades generalmente asociadas al sector terciario y secundario de la economía, negocios, servicios y actividades gubernamentales. Las personas crean ciudad con sus residencias y desplazamientos, sus consumos, actividades e imaginarios que van dibujando el paisaje urbano en función de la cosmovisión propia y colectiva. El concepto de lugar solo tiene sentido si las personas lo visualizan. Los ciudadanos hablan con sus pies, las actividades que realizan, desde el hogar, trabajo, abastecimiento, educación, ocio, tienen razón en un espacio definido. La huella espacial de las personas nos configura el entorno y crea el territorio, su morfología y su sentido. Un territorio o ciudad inteligente es aquel que es capaz de utilizar la huella espacial de las personas en función del big data espacio-temporal que generan las trazas digitales (consumos, IOT, movilidad, etc.) en beneficio de los ciudadanos, organizaciones y economías. Es en ese sentido que los territorios y las industrias en Chile tienen niveles disímiles de avance respecto a cómo logramos capturar data masiva y de calidad para gestionar la ciudad.

Ilustración 2. Trazas digitales de una ciudad conectada

Fuente: Elaboración propia sobre la base de infraestructura de telecomunicaciones de ENTEL 2021.

Los gobiernos locales del sector oriente de la capital tendrían la capacidad presupuestaria para poder acoger iniciativas de analítica de datos o monitoreo por dispositivos masivos de IOT, logística de transporte, pero su impacto esta aún acotado a un sector muy reducido y desigual de la sociedad respecto al resto del país. La realidad nacional es que los gobiernos locales del resto del país muchas veces están en una situación muy precaria respecto a levantar recursos para acciones que les permitan entrar en el concepto de Smart Cities.

Mientras en Vitacura el presupuesto por habitante puede estar en torno US$1.200, en Conchalí sobrepasa con suerte los US$200 , y el promedio está en los US$ 383. Con tal nivel de desigualdad en la ciudad es muy difícil pretender que los municipios puedan liderar acciones en dirección a gestionar el territorio de forma inteligente. Además hay que sumar el efecto eficiencia, los gobiernos locales en Chile tienen un promedio de 61% de ineficiencia en el gasto municipal, vale decir, que podrían realizar las mismas acciones con un 61% menos de presupuesto (Pacheco et al., 2021). En este escenario de gobernanza es muy complicado realizar acciones que lleven a los gobiernos locales por sí mismos a implementar acciones de inteligencia territorial y gestión pública basada en datos en tiempos real.

Ilustración 3. Gasto per cápita municipal del Gran Santiago

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Observatorio Fiscal 2020.

Una luz de esperanza es la instalación de los gobiernos regionales y los procesos de descentralización que se están llevando a cabo en el país, que pasan de desconcentrar presupuestos en representantes del poder central a descentralizar estas decisiones en nuevas autoridades escogidas por cada región.

Un gobierno regional inteligente debe considerar el control, gestión y gobernanza de la infraestructura crítica de las ciudades en near real time, elementos que componen una gestión eficaz e integrada que debería considerar al menos los siguientes elementos:

  1. Agua potable, quizás el más relevante, el estado de la red, la presión del agua y las fugas son esenciales para mantener la eficiencia operacional y sanitaria de la ciudad.
  2. En segundo lugar, la energía; abastecimiento de electricidad y combustibles deben estar en tiempo real para tomar acciones rápidas y certeras en cortes de suministros.
  3. La flota y logística urbana, la ciudad es un ser vivo, por lo que come, se alimenta y genera residuos; el estado de los centros logísticos, las autopistas urbanas, los residuos domiciliarios deben estar en línea, para detectar cualquier problemática asociada al abastecimiento de bienes y servicios para la población o problemáticas sanitarias.
  4. Dentro de las nuevas atribuciones de los gobernadores regionales estará la coordinación del transporte que, entre otras cosas, permitirá que cada región tenga un mayor nivel de autonomía respecto a la ejecución presupuestaria para la inversión en estos ámbitos. El Gore debe tener en línea no solo el transporte público, sino también el transporte interregional.
  5. Conexión directa con las policías, la dotación y contingente en tiempo real es esencial para responder a situaciones de seguridad.
  6. Conexión directa con la capacidad hospitalaria, camas disponibles, dotación de médicos, control de flota de ambulancias.
  7. Monitoreo de la población flotante en tiempo real, flujos origen-destino y localización de sectores de alta convocatoria.
  8. Todo lo anterior con dispositivos inteligentes conectados a la red, que estén permanentemente entregando información 24/7, lo más cercana al tiempo real.
  9. Un gran data lake, con indicadores e insights ajustados a la realidad de cada territorio, centralizado en el gobierno regional pero a la vez, y compartido, con los gobiernos locales, de acceso público, para lo cual se debe dar garantías legales de que los datos a utilizar resguardan la privacidad, anonimización y agrupamiento de las personas, con el fin de que sea imposible identificar, pero a la vez útil para tomar decisiones.
  10. Conexión directa con las autoridades locales para la ejecución de acciones sobre la ciudad.

Todo lo anterior, considerando una amplia gama de dispositivos conectados entregando información en near real time.

En síntesis, hablemos de ciudades habitables con gobiernos locales y regionales fuertes y autónomos, planificación y creación de ciudad vivibles, donde la tecnología puede ayudar a ello. Después de eso…. conversemos de Smart Cities.

Ver artículo

Fuente: El Mostrador, Miércoles 27 de Abril de 2022

EL MOSTRADOR – El avance de la migración, acompañado de las crisis posestallido y pandemia, han contribuido a realidades urbanas no vistas en Santiago y muchas partes de Chile en los últimos 30 años. Precariedad que convive diariamente con las islas de riqueza presentes en la ciudad, un “cono de alta renta” marcado hacia el oriente que concentra unas residencias de clases medias altas y altos ingresos. En este mismo lugar se aforan los polos financieros y de negocios, grandes áreas verdes y un estándar urbano espejismo de una concentración de la riqueza reflejada en la forma del monstruo urbano. Realidades no muy distintas se viven en las capitales regionales, donde las clases altas mantienen un estándar urbano y localizaciones cercanas a los centros cívicos y financieros, zonas de alto valor paisajístico y servicios ecosistémicos, mientras que la población de bajos recursos comparte altos tiempos de viaje a los trabajos, carentes de infraestructura urbana como parques y plazas, y en algunos casos se instalan en zonas de riesgos socionaturales.

Concepto de Smart Cities en Santiago de Chile, capital de la República, megaciudad latinoamericana de 40 kilómetros de extensión, con más de 8 millones de habitantes, según las últimas proyecciones del INE. Ha vivido procesos de planificación y desregulación del mercado del suelo, los que la han transformado en un “monstruo de Frankenstein” en su morfología urbana, siendo una urbe que responde a los vaivenes de los procesos económicos de los últimos 50 años, con un mercado del suelo que subasta el espacio al mejor postor, desencadenando procesos de segregación y desplazamiento de los grupos socioeconómicos más pobres a lugares con limitado acceso a servicios urbanos. El avance inmobiliario ha desencadenado cambios en los límites urbanos de la ciudad, que, con el aumento de las clases medias más acomodadas, en la búsqueda de suelo para construir, han desdibujado formas y estructuras de planificación, y ahora la ciudad es una mancha amorfa de múltiples colores y clases.

Este monstruo además engordó en los transectos que tienen infraestructura urbana, la ciudad es disectada por múltiples líneas de metro con un fuerte crecimiento en posdécada de los 90, acompañado de infraestructura vial en las vías estructurantes que les dan cobijo a los buses de transporte metropolitano, sistema integrado no ajeno a problemas de implementación y diseño, pero que ha mejorado sucesivamente su servicio en los últimos años. En estas vías estructurantes se levantaron múltiples torres con cajitas de no más de 50 m2, las que son habitadas muchas veces por arrendatarios que no pueden acceder al crédito hipotecario.

La fundación “Techo”, en su Catastro Nacional de Campamentos (Vergara Cabrera et al., 2021), muestra un aumento significativo de familias que están en una condición de vivienda en campamento o simplemente en la calle. El avance de la migración, acompañado de las crisis posestallido y pandemia, han contribuido a realidades urbanas no vistas en Santiago y muchas partes de Chile en los últimos 30 años. Precariedad que convive diariamente con las islas de riqueza presentes en la ciudad, un “cono de alta renta” marcado hacia el oriente que concentra unas residencias de clases medias altas y altos ingresos. En este mismo lugar se aforan los polos financieros y de negocios, grandes áreas verdes y un estándar urbano espejismo de una concentración de la riqueza reflejada en la forma del monstruo urbano. Realidades no muy distintas se viven en las capitales regionales, donde las clases altas mantienen un estándar urbano y localizaciones cercanas a los centros cívicos y financieros, zonas de alto valor paisajístico y servicios ecosistémicos, mientras que la población de bajos recursos comparte altos tiempos de viaje a los trabajos, carentes de infraestructura urbana como parques y plazas, y en algunos casos se instalan en zonas de riesgos socionaturales.

Las diversas dimensiones de las ciudades –económica, ambiental, demográfica y un largo etcétera– reproducen las desigualdades propias que caracterizan a las ciudades latinoamericanas y particularmente chilenas. Parafraseando a Milton Santos, Santiago crece y cambia, pero mantiene su alma profunda a pesar de las transformaciones en su contenido demográfico, económico y la diversificación de sus piedras.

Ilustración 1. Múltiples dimensiones del Gran Santiago

Fuente: Elaboración propia sobre la base de MINVU 2015, INE 2017 y ENTEL 2021.

Gobernanza y tecnología para mejorar la habitabilidad de las ciudades

La urbe la componen un conjunto de actividades generalmente asociadas al sector terciario y secundario de la economía, negocios, servicios y actividades gubernamentales. Las personas crean ciudad con sus residencias y desplazamientos, sus consumos, actividades e imaginarios que van dibujando el paisaje urbano en función de la cosmovisión propia y colectiva. El concepto de lugar solo tiene sentido si las personas lo visualizan. Los ciudadanos hablan con sus pies, las actividades que realizan, desde el hogar, trabajo, abastecimiento, educación, ocio, tienen razón en un espacio definido. La huella espacial de las personas nos configura el entorno y crea el territorio, su morfología y su sentido. Un territorio o ciudad inteligente es aquel que es capaz de utilizar la huella espacial de las personas en función del big data espacio-temporal que generan las trazas digitales (consumos, IOT, movilidad, etc.) en beneficio de los ciudadanos, organizaciones y economías. Es en ese sentido que los territorios y las industrias en Chile tienen niveles disímiles de avance respecto a cómo logramos capturar data masiva y de calidad para gestionar la ciudad.

Ilustración 2. Trazas digitales de una ciudad conectada

Fuente: Elaboración propia sobre la base de infraestructura de telecomunicaciones de ENTEL 2021.

Los gobiernos locales del sector oriente de la capital tendrían la capacidad presupuestaria para poder acoger iniciativas de analítica de datos o monitoreo por dispositivos masivos de IOT, logística de transporte, pero su impacto esta aún acotado a un sector muy reducido y desigual de la sociedad respecto al resto del país. La realidad nacional es que los gobiernos locales del resto del país muchas veces están en una situación muy precaria respecto a levantar recursos para acciones que les permitan entrar en el concepto de Smart Cities.

Mientras en Vitacura el presupuesto por habitante puede estar en torno US$1.200, en Conchalí sobrepasa con suerte los US$200 , y el promedio está en los US$ 383. Con tal nivel de desigualdad en la ciudad es muy difícil pretender que los municipios puedan liderar acciones en dirección a gestionar el territorio de forma inteligente. Además hay que sumar el efecto eficiencia, los gobiernos locales en Chile tienen un promedio de 61% de ineficiencia en el gasto municipal, vale decir, que podrían realizar las mismas acciones con un 61% menos de presupuesto (Pacheco et al., 2021). En este escenario de gobernanza es muy complicado realizar acciones que lleven a los gobiernos locales por sí mismos a implementar acciones de inteligencia territorial y gestión pública basada en datos en tiempos real.

Ilustración 3. Gasto per cápita municipal del Gran Santiago

Fuente: Elaboración propia sobre la base de Observatorio Fiscal 2020.

Una luz de esperanza es la instalación de los gobiernos regionales y los procesos de descentralización que se están llevando a cabo en el país, que pasan de desconcentrar presupuestos en representantes del poder central a descentralizar estas decisiones en nuevas autoridades escogidas por cada región.

Un gobierno regional inteligente debe considerar el control, gestión y gobernanza de la infraestructura crítica de las ciudades en near real time, elementos que componen una gestión eficaz e integrada que debería considerar al menos los siguientes elementos:

  1. Agua potable, quizás el más relevante, el estado de la red, la presión del agua y las fugas son esenciales para mantener la eficiencia operacional y sanitaria de la ciudad.
  2. En segundo lugar, la energía; abastecimiento de electricidad y combustibles deben estar en tiempo real para tomar acciones rápidas y certeras en cortes de suministros.
  3. La flota y logística urbana, la ciudad es un ser vivo, por lo que come, se alimenta y genera residuos; el estado de los centros logísticos, las autopistas urbanas, los residuos domiciliarios deben estar en línea, para detectar cualquier problemática asociada al abastecimiento de bienes y servicios para la población o problemáticas sanitarias.
  4. Dentro de las nuevas atribuciones de los gobernadores regionales estará la coordinación del transporte que, entre otras cosas, permitirá que cada región tenga un mayor nivel de autonomía respecto a la ejecución presupuestaria para la inversión en estos ámbitos. El Gore debe tener en línea no solo el transporte público, sino también el transporte interregional.
  5. Conexión directa con las policías, la dotación y contingente en tiempo real es esencial para responder a situaciones de seguridad.
  6. Conexión directa con la capacidad hospitalaria, camas disponibles, dotación de médicos, control de flota de ambulancias.
  7. Monitoreo de la población flotante en tiempo real, flujos origen-destino y localización de sectores de alta convocatoria.
  8. Todo lo anterior con dispositivos inteligentes conectados a la red, que estén permanentemente entregando información 24/7, lo más cercana al tiempo real.
  9. Un gran data lake, con indicadores e insights ajustados a la realidad de cada territorio, centralizado en el gobierno regional pero a la vez, y compartido, con los gobiernos locales, de acceso público, para lo cual se debe dar garantías legales de que los datos a utilizar resguardan la privacidad, anonimización y agrupamiento de las personas, con el fin de que sea imposible identificar, pero a la vez útil para tomar decisiones.
  10. Conexión directa con las autoridades locales para la ejecución de acciones sobre la ciudad.

Todo lo anterior, considerando una amplia gama de dispositivos conectados entregando información en near real time.

En síntesis, hablemos de ciudades habitables con gobiernos locales y regionales fuertes y autónomos, planificación y creación de ciudad vivibles, donde la tecnología puede ayudar a ello. Después de eso…. conversemos de Smart Cities.

Ver artículo

Fuente: El Mostrador, Miércoles 27 de Abril de 2022

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