Viernes, Abril 19, 2024

¿Cómo serán las ciudades después de la pandemia?, por Rodrigo Guendelman

LA TERCERA – “La sociedad primitiva se llamaba ciudad, y era un lugar que muchos habríamos dado la vida por defender, porque nos gustaba justamente eso: perdernos entre desconocidos, como al hombre de la multitud de Poe. Eso -esa idea de ciudad- es lo que ha quedado en suspenso”, dice el escritor Alan Pauls en una columna publicada el 21 de marzo en este mismo diario.

“Coronavirus pone a prueba la forma en que se expanden y planifican las ciudades”, se titula un artículo, también de La Tercera, de hace algunas semanas. “Hemos descubierto que se requiere un mejor diseño, ciudades más saludables”, me explicaba el urbanista Luis Eduardo Bresciani en el programa Santiago Adicto de Radio Duna, hace menos de un mes. “Adiós, Megápolis desigual”, escribía la arquitecta Pía Montealegre en su columna de la revista Vivienda y Decoración, el mismo medio donde su colega Sebastián Gray anotaba que “es posible que esta crisis sanitaria sea también la crisis de ciudades que crecieron sin orden, sin propósito, en extensiones y densidades absurdas en ciertos casos, sin los equilibrios y complementos imprescindibles entre una minúscula vivienda, el espacio comunitario y el espacio público”.

Es un hecho. La discusión acerca de la ciudad, especialmente acerca de la metrópolis, de la gran urbe, de la densidad y de la cantidad de habitantes por metro cuadrado, está en pleno desarrollo. ¿Se terminó “El triunfo de las ciudades”? Ese es el título del libro de Edward Glaeser que lo hizo mundialmente famoso y cuyo texto muchos suscribíamos sin la más mínima duda. “Residir en una gran ciudad es estar permanentemente expuesto a una avalancha de ideas, gentes y experiencias extraordinarias”, dice Glaeser. Y agrega que “la ciudad, nuestra mejor creación, nos hace más inteligentes, más ecológicos, más ricos, más sanos y más felices”. ¿Dirá hoy lo mismo? Tal vez deba precisar la parte que dice “más sanos”.

Qué interesante sería ver una conferencia de Glaeser post pandemia. Si tuviera que apostar, creo que debiera seguir la línea de pensamiento de Richard Florida, otro gigante de los temas de ciudad, escritor muy reputado y charlista que llena salas. Lo que he leído de Florida es, hasta ahora, la visión que más sentido me ha hecho. En un artículo titulado “Cómo pueden las ciudades reabrir después de la pandemia del COVID-19”, este experto en geografía y regeneración urbana dice que ninguna pandemia o desastre natural ha mutado nuestra necesidad de vivir y trabajar en espacios urbanos. Ni la gripe española de 1918, ni la epidemia de cólera en el Londres de 1850, ni la peste negra del siglo 14. Y eso se debe a que la concentración de gente y la actividad económica son demasiado fuertes como motor de la innovación y el crecimiento económico.

Fuente: La Tercera, Sábado 24 de Abril de 2020

LA TERCERA – “La sociedad primitiva se llamaba ciudad, y era un lugar que muchos habríamos dado la vida por defender, porque nos gustaba justamente eso: perdernos entre desconocidos, como al hombre de la multitud de Poe. Eso -esa idea de ciudad- es lo que ha quedado en suspenso”, dice el escritor Alan Pauls en una columna publicada el 21 de marzo en este mismo diario.

“Coronavirus pone a prueba la forma en que se expanden y planifican las ciudades”, se titula un artículo, también de La Tercera, de hace algunas semanas. “Hemos descubierto que se requiere un mejor diseño, ciudades más saludables”, me explicaba el urbanista Luis Eduardo Bresciani en el programa Santiago Adicto de Radio Duna, hace menos de un mes. “Adiós, Megápolis desigual”, escribía la arquitecta Pía Montealegre en su columna de la revista Vivienda y Decoración, el mismo medio donde su colega Sebastián Gray anotaba que “es posible que esta crisis sanitaria sea también la crisis de ciudades que crecieron sin orden, sin propósito, en extensiones y densidades absurdas en ciertos casos, sin los equilibrios y complementos imprescindibles entre una minúscula vivienda, el espacio comunitario y el espacio público”.

Es un hecho. La discusión acerca de la ciudad, especialmente acerca de la metrópolis, de la gran urbe, de la densidad y de la cantidad de habitantes por metro cuadrado, está en pleno desarrollo. ¿Se terminó “El triunfo de las ciudades”? Ese es el título del libro de Edward Glaeser que lo hizo mundialmente famoso y cuyo texto muchos suscribíamos sin la más mínima duda. “Residir en una gran ciudad es estar permanentemente expuesto a una avalancha de ideas, gentes y experiencias extraordinarias”, dice Glaeser. Y agrega que “la ciudad, nuestra mejor creación, nos hace más inteligentes, más ecológicos, más ricos, más sanos y más felices”. ¿Dirá hoy lo mismo? Tal vez deba precisar la parte que dice “más sanos”.

Qué interesante sería ver una conferencia de Glaeser post pandemia. Si tuviera que apostar, creo que debiera seguir la línea de pensamiento de Richard Florida, otro gigante de los temas de ciudad, escritor muy reputado y charlista que llena salas. Lo que he leído de Florida es, hasta ahora, la visión que más sentido me ha hecho. En un artículo titulado “Cómo pueden las ciudades reabrir después de la pandemia del COVID-19”, este experto en geografía y regeneración urbana dice que ninguna pandemia o desastre natural ha mutado nuestra necesidad de vivir y trabajar en espacios urbanos. Ni la gripe española de 1918, ni la epidemia de cólera en el Londres de 1850, ni la peste negra del siglo 14. Y eso se debe a que la concentración de gente y la actividad económica son demasiado fuertes como motor de la innovación y el crecimiento económico.

Fuente: La Tercera, Sábado 24 de Abril de 2020

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