Miércoles, Abril 24, 2024

Problemas de la planificación urbana

EL MERCURIO – En entrevista reciente, el especialista en planificación urbana y regional Marcial Echenique, ex decano de Arquitectura en la Universidad de Cambridge, se refiere a los problemas que enfrenta Santiago, especialmente aquellos referidos a la falta de coordinación en las políticas públicas. Aunque varias de sus opiniones contradicen supuestos consensos respecto del desarrollo de la ciudad, su experiencia y prestigio lo avalan, de modo tal que sus propuestas merecen ser analizadas.

El urbanista objeta la obsesión que parece haber en Chile respecto del parque automotor. Al respecto, hace notar que, con su actual nivel de ingresos, el país debería tener el doble de automóviles por habitante. Propone, por lo tanto, aumentar el número de autopistas urbanas concesionadas, lo cual puede ser perfectamente sustentable financieramente. El problema de esa fórmula, sin embargo, es que no resolvería la congestión; de hecho, seguirían produciéndose enormes atascos en las salidas y entradas de las autopistas, pues todo el flujo de vehículos debería en algún momento desembocar en nuestras ya congestionadas avenidas y calles. Así, aunque tal vez sea apropiado construir algunas carreteras urbanas adicionales, no serán la solución del problema. Por lo mismo, no cabe descartar la controvertida fórmula de la tarificación vial —que el especialista también apoya— como modo de desincentivar el uso del automóvil en ciertos horarios y zonas de la ciudad. Echenique, en cambio, cuestiona la apuesta por la bicicleta, pues solo el 2% de los kilómetros que se viajan en Santiago se realizan por este medio. Con todo, omite el que, si bien su participación en los viajes totales es de un 6 a 7%, se concentra en las distancias cortas. Y dado que parte de la congestión se debe a este tipo de recorridos, impulsar la bicicleta (por ejemplo, como medio de acercamiento al metro) sí podría ser una contribución.

El ex decano trasluce poca confianza en los medios masivos de transporte. Pese a que la mala experiencia del Transantiago avala tal escepticismo, lo cierto es que en ciudades densas las ventajas del transporte masivo por metro son importantes. Así ocurre, por ejemplo, en las zonas centrales de París, Madrid o Londres. La densidad de Santiago es probablemente mayor que la de esas ciudades y un modelo similar comienza a dibujarse en la capital, con las 9 líneas que tendrá en los próximos años. Por cierto, muchos viajes en la periferia se desarrollarán en automóvil, pero en el resto el metro será probablemente dominante.

El urbanista critica con agudeza la descoordinación entre planes reguladores comunales y regionales, y propone una visión más holística de los problemas urbanos. Para ello sugiere darle mayor importancia al rol del intendente, por sobre las atribuciones de los alcaldes. Su crítica es sin duda certera, pero no resulta tan claro cómo avanzar en esa materia. Hoy, los alcaldes representan una expresión democrática de nivel local arraigada; si bien en el futuro los intendentes serán elegidos, no tendrán la misma cercanía con sus votantes, por lo que no parece fácil quitarles atribuciones a unos para traspasárselas a los otros.

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Fuente: El Mercurio, Lunes 20 de agosto de 2018

EL MERCURIO – En entrevista reciente, el especialista en planificación urbana y regional Marcial Echenique, ex decano de Arquitectura en la Universidad de Cambridge, se refiere a los problemas que enfrenta Santiago, especialmente aquellos referidos a la falta de coordinación en las políticas públicas. Aunque varias de sus opiniones contradicen supuestos consensos respecto del desarrollo de la ciudad, su experiencia y prestigio lo avalan, de modo tal que sus propuestas merecen ser analizadas.

El urbanista objeta la obsesión que parece haber en Chile respecto del parque automotor. Al respecto, hace notar que, con su actual nivel de ingresos, el país debería tener el doble de automóviles por habitante. Propone, por lo tanto, aumentar el número de autopistas urbanas concesionadas, lo cual puede ser perfectamente sustentable financieramente. El problema de esa fórmula, sin embargo, es que no resolvería la congestión; de hecho, seguirían produciéndose enormes atascos en las salidas y entradas de las autopistas, pues todo el flujo de vehículos debería en algún momento desembocar en nuestras ya congestionadas avenidas y calles. Así, aunque tal vez sea apropiado construir algunas carreteras urbanas adicionales, no serán la solución del problema. Por lo mismo, no cabe descartar la controvertida fórmula de la tarificación vial —que el especialista también apoya— como modo de desincentivar el uso del automóvil en ciertos horarios y zonas de la ciudad. Echenique, en cambio, cuestiona la apuesta por la bicicleta, pues solo el 2% de los kilómetros que se viajan en Santiago se realizan por este medio. Con todo, omite el que, si bien su participación en los viajes totales es de un 6 a 7%, se concentra en las distancias cortas. Y dado que parte de la congestión se debe a este tipo de recorridos, impulsar la bicicleta (por ejemplo, como medio de acercamiento al metro) sí podría ser una contribución.

El ex decano trasluce poca confianza en los medios masivos de transporte. Pese a que la mala experiencia del Transantiago avala tal escepticismo, lo cierto es que en ciudades densas las ventajas del transporte masivo por metro son importantes. Así ocurre, por ejemplo, en las zonas centrales de París, Madrid o Londres. La densidad de Santiago es probablemente mayor que la de esas ciudades y un modelo similar comienza a dibujarse en la capital, con las 9 líneas que tendrá en los próximos años. Por cierto, muchos viajes en la periferia se desarrollarán en automóvil, pero en el resto el metro será probablemente dominante.

El urbanista critica con agudeza la descoordinación entre planes reguladores comunales y regionales, y propone una visión más holística de los problemas urbanos. Para ello sugiere darle mayor importancia al rol del intendente, por sobre las atribuciones de los alcaldes. Su crítica es sin duda certera, pero no resulta tan claro cómo avanzar en esa materia. Hoy, los alcaldes representan una expresión democrática de nivel local arraigada; si bien en el futuro los intendentes serán elegidos, no tendrán la misma cercanía con sus votantes, por lo que no parece fácil quitarles atribuciones a unos para traspasárselas a los otros.

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Fuente: El Mercurio, Lunes 20 de agosto de 2018

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