Miércoles, Abril 24, 2024

Personas de quintiles más bajos gastan más de un 30% de sus ingresos en transporte público

EL MERCURIO – La desigualdad económica se puede visualizar en esferas como la salud, la educación y, también, en el transporte. En esta última área, las diferencias entre quienes perciben menores o mayores remuneraciones quedan patentes en cómo se movilizan por las ciudades.
Un estudio elaborado por investigadores del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (Cedeus) de la U. Católica revela que las personas que se encuentran en los dos quintiles socioeconómicos más bajos gastan cerca del 30% de sus ingresos en el transporte público.
Además, analizando todos los medios de transporte combinados, quienes están en el segmento más bajo de ingresos económicos utilizan 4,7 veces más del porcentaje de sus ganancias mensuales en movilizarse que quienes están en el quintil más alto.
Ignacio Tiznado, investigador a cargo del análisis, explica que se estudió “cómo se distribuyen costos y beneficios derivados del transporte y si existen grupos de población que son sistemáticamente afectados”.
Las diferencias
La investigación analizó los recursos consumidos y los gastos generados por los grupos socioeconómicos mediante seis elementos: un diagnóstico de movilidad por cada sección; la contaminación provocada por cada grupo; la energía consumida; la cantidad de accidentes causados, la inversión en infraestructura por cada sector, y los recursos que se gastan en transportarse.
La metodología se aplicó al caso del Gran Santiago, compuesto por 34 comunas de la Región Metropolitana y que lidera el ranking de segregación urbana.
Según Tiznado, “si comparamos el quintil de mayor ingreso versus el de menor ingreso, el primero genera 6,7 veces más contaminación, consume siete veces más energía y gasta una proporción significativamente menor de sus ingresos en movilizarse”.
El estudio también señala que solo el 3% de las inversiones públicas apuntan a los modos no motorizados, y que el quintil más alto es beneficiario con 2,5 veces más inversión en infraestructura de transporte que el más pobre. Asimismo, la inversión en infraestructura caminable es mínima, al llegar a solo el 2,78% del total.
Juan Carlos Muñoz, director del Cedeus e investigador del estudio, agrega que “los grupos de más alto ingreso consumen más recursos del sistema, tanto de espacio vial, energía, y también causan más -por su forma de viajar y sus opciones- externalidades o costos a la población global”.
Medidas
Para el ministro (s) de Transportes, José Luis Domínguez, la clave en lograr mayor equidad está en fortalecer el transporte público, como lo es la expansión del metro y la implementación de “más corredores para buses, vías exclusivas y paraderos de buen estándar”.
En el caso de las regiones, se impulsan cambios mediante el plan Tercer Milenio, “con el arribo de flotas eléctricas y de alto estándar, que se suman a los subsidios que año a año destinamos al transporte público regional”.
Muñoz apunta que hoy “estamos en una oportunidad para balancear la cancha y poder destinar recursos a los modos que se necesitan favorecer”.
En esa línea, Hernán Silva, experto en transporte y miembro de la Red Ciudad Futura, propone que “la participación del transporte público debe ser alta, porque es bueno para la sustentabilidad ambiental. Si se toma eso como objetivo, se debe disminuir la actuación de los automóviles”.
Ver artículo
Fuente: El Mercurio, domingo 17 de febrero de 2019

EL MERCURIO – La desigualdad económica se puede visualizar en esferas como la salud, la educación y, también, en el transporte. En esta última área, las diferencias entre quienes perciben menores o mayores remuneraciones quedan patentes en cómo se movilizan por las ciudades.
Un estudio elaborado por investigadores del Centro de Desarrollo Urbano Sustentable (Cedeus) de la U. Católica revela que las personas que se encuentran en los dos quintiles socioeconómicos más bajos gastan cerca del 30% de sus ingresos en el transporte público.
Además, analizando todos los medios de transporte combinados, quienes están en el segmento más bajo de ingresos económicos utilizan 4,7 veces más del porcentaje de sus ganancias mensuales en movilizarse que quienes están en el quintil más alto.
Ignacio Tiznado, investigador a cargo del análisis, explica que se estudió “cómo se distribuyen costos y beneficios derivados del transporte y si existen grupos de población que son sistemáticamente afectados”.
Las diferencias
La investigación analizó los recursos consumidos y los gastos generados por los grupos socioeconómicos mediante seis elementos: un diagnóstico de movilidad por cada sección; la contaminación provocada por cada grupo; la energía consumida; la cantidad de accidentes causados, la inversión en infraestructura por cada sector, y los recursos que se gastan en transportarse.
La metodología se aplicó al caso del Gran Santiago, compuesto por 34 comunas de la Región Metropolitana y que lidera el ranking de segregación urbana.
Según Tiznado, “si comparamos el quintil de mayor ingreso versus el de menor ingreso, el primero genera 6,7 veces más contaminación, consume siete veces más energía y gasta una proporción significativamente menor de sus ingresos en movilizarse”.
El estudio también señala que solo el 3% de las inversiones públicas apuntan a los modos no motorizados, y que el quintil más alto es beneficiario con 2,5 veces más inversión en infraestructura de transporte que el más pobre. Asimismo, la inversión en infraestructura caminable es mínima, al llegar a solo el 2,78% del total.
Juan Carlos Muñoz, director del Cedeus e investigador del estudio, agrega que “los grupos de más alto ingreso consumen más recursos del sistema, tanto de espacio vial, energía, y también causan más -por su forma de viajar y sus opciones- externalidades o costos a la población global”.
Medidas
Para el ministro (s) de Transportes, José Luis Domínguez, la clave en lograr mayor equidad está en fortalecer el transporte público, como lo es la expansión del metro y la implementación de “más corredores para buses, vías exclusivas y paraderos de buen estándar”.
En el caso de las regiones, se impulsan cambios mediante el plan Tercer Milenio, “con el arribo de flotas eléctricas y de alto estándar, que se suman a los subsidios que año a año destinamos al transporte público regional”.
Muñoz apunta que hoy “estamos en una oportunidad para balancear la cancha y poder destinar recursos a los modos que se necesitan favorecer”.
En esa línea, Hernán Silva, experto en transporte y miembro de la Red Ciudad Futura, propone que “la participación del transporte público debe ser alta, porque es bueno para la sustentabilidad ambiental. Si se toma eso como objetivo, se debe disminuir la actuación de los automóviles”.
Ver artículo
Fuente: El Mercurio, domingo 17 de febrero de 2019

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