Lunes, Mayo 13, 2024

“Fundación Chile: Las alertas vinieron desde el año 2000, pero no fueron atendidas”

EL MERCURIO – La Fundación Chile es uno de los organismos que más se dedica al tema del agua en Chile. Tanto así, que tiene un departamento dedicado totalmente a analizar los Escenarios Hídricos 2030.
En ese contexto, en un informe de 2016, titulado “Transición Hídrica. El futuro del agua en Chile”, la entidad había advertido de la crisis que vendría.
“En materia hídrica, Chile proyecta pasar de un estrés hídrico medio en 2010 a un estrés extremadamente alto en 2040, es una de las naciones con mayor probabilidad de enfrentar una disminución en el suministro de agua debido a los efectos combinados del alza de las temperaturas en regiones críticas y los cambios en los patrones de precipitación”, decía el informe, que detalla, además, que Chile será el país latinoamericano con la peor situación en esta materia.
“Todo indica que a futuro el agua será una limitante cada vez más relevante para el desarrollo de nuestro país, que las acciones serán insuficientes para enfrentar el problema que se vivirá, que existirá un deterioro y pérdida relevante de biodiversidad y ecosistemas hídricos como ríos, riberas, acuíferos, humedales y bofedales, y que el agua de consumo humano se encarecerá. Actualmente, ya hay múltiples signos y síntomas de los anterior”, se advertía.
Cuentan en la Fundación que buena parte de esas advertencias cayeron en oídos sordos, pues se enfrentaron a una generalizada ola negacionista.
Por esto, la visión de la Fundación respecto de las medidas tomadas antes y en la actualidad es muy crítica.
Ulrike Broschek, subgerenta de Sustentabilidad y líder de Escenarios Hídricos 2030 de Fundación Chile, explica a “El Mercurio” que el modelo de gestión chileno “ya llegó a un techo”, pues “no es capaz de prever la situación de hoy, ni generar soluciones concretas”.
Critica, además, hoy solo se habla de obras, como embalses y, potencialmente, una carretera hídrica. “Pero eso toma de 25 a 35 años”, explica.
“La falta de agua este año, que ha derivado en decretos de emergencia agrícola. es la ‘punta del iceberg’. Las alertas vinieron desde el año 2000, pero no fueron atendidas. A la falta de lluvia que disminuye la disponibilidad de aguas superficiales (ríos, lagunas altoandinas, lagos, salares, humedales, turberas, etc.) debemos sumar el continuo deterioro que podría llevar a la desaparición de los acuíferos y glaciares, que son nuestras principales reservas milenarias de agua. Lo anterior generará efectos y pérdidas sociales, económicas y ambientales aun mayores que no han sido cuantificadas. Bajo este escenario ni siquiera podremos sostener el desarrollo actual”.
Para evitar esto, Fundación Chile propone un cambio del modelo de gestión basado en 4 ejes: gestión e institucionalidad, conservación de los ecosistemas, eficiencia y uso estratégico del recurso y migración e incorporación de nuevas fuentes de agua.
Dentro de ese marco, se presentaron 200 propuestas específicas que luego se entregaron a los diversos actores del sector hídrico. Pero hubo un nuevo problema. Debido a la carencia de una institucionalidad clara, nadie se podía hacer cargo del proyecto.
Por eso, desde la Fundación explicitan que la medida más urgente a tomar en este momento es conformar una estructura que se encargue del tema, para que se tomen las decisiones políticas.
Fuente: El Mercurio, Domingo 25 de Agosto de 2019

EL MERCURIO – La Fundación Chile es uno de los organismos que más se dedica al tema del agua en Chile. Tanto así, que tiene un departamento dedicado totalmente a analizar los Escenarios Hídricos 2030.
En ese contexto, en un informe de 2016, titulado “Transición Hídrica. El futuro del agua en Chile”, la entidad había advertido de la crisis que vendría.
“En materia hídrica, Chile proyecta pasar de un estrés hídrico medio en 2010 a un estrés extremadamente alto en 2040, es una de las naciones con mayor probabilidad de enfrentar una disminución en el suministro de agua debido a los efectos combinados del alza de las temperaturas en regiones críticas y los cambios en los patrones de precipitación”, decía el informe, que detalla, además, que Chile será el país latinoamericano con la peor situación en esta materia.
“Todo indica que a futuro el agua será una limitante cada vez más relevante para el desarrollo de nuestro país, que las acciones serán insuficientes para enfrentar el problema que se vivirá, que existirá un deterioro y pérdida relevante de biodiversidad y ecosistemas hídricos como ríos, riberas, acuíferos, humedales y bofedales, y que el agua de consumo humano se encarecerá. Actualmente, ya hay múltiples signos y síntomas de los anterior”, se advertía.
Cuentan en la Fundación que buena parte de esas advertencias cayeron en oídos sordos, pues se enfrentaron a una generalizada ola negacionista.
Por esto, la visión de la Fundación respecto de las medidas tomadas antes y en la actualidad es muy crítica.
Ulrike Broschek, subgerenta de Sustentabilidad y líder de Escenarios Hídricos 2030 de Fundación Chile, explica a “El Mercurio” que el modelo de gestión chileno “ya llegó a un techo”, pues “no es capaz de prever la situación de hoy, ni generar soluciones concretas”.
Critica, además, hoy solo se habla de obras, como embalses y, potencialmente, una carretera hídrica. “Pero eso toma de 25 a 35 años”, explica.
“La falta de agua este año, que ha derivado en decretos de emergencia agrícola. es la ‘punta del iceberg’. Las alertas vinieron desde el año 2000, pero no fueron atendidas. A la falta de lluvia que disminuye la disponibilidad de aguas superficiales (ríos, lagunas altoandinas, lagos, salares, humedales, turberas, etc.) debemos sumar el continuo deterioro que podría llevar a la desaparición de los acuíferos y glaciares, que son nuestras principales reservas milenarias de agua. Lo anterior generará efectos y pérdidas sociales, económicas y ambientales aun mayores que no han sido cuantificadas. Bajo este escenario ni siquiera podremos sostener el desarrollo actual”.
Para evitar esto, Fundación Chile propone un cambio del modelo de gestión basado en 4 ejes: gestión e institucionalidad, conservación de los ecosistemas, eficiencia y uso estratégico del recurso y migración e incorporación de nuevas fuentes de agua.
Dentro de ese marco, se presentaron 200 propuestas específicas que luego se entregaron a los diversos actores del sector hídrico. Pero hubo un nuevo problema. Debido a la carencia de una institucionalidad clara, nadie se podía hacer cargo del proyecto.
Por eso, desde la Fundación explicitan que la medida más urgente a tomar en este momento es conformar una estructura que se encargue del tema, para que se tomen las decisiones políticas.
Fuente: El Mercurio, Domingo 25 de Agosto de 2019

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