Martes, Diciembre 3, 2024

La ciudad en el centro, por Montserrat Delpino

ESTRATEGIA – Estamos a seis años de cumplir los plazos establecidos por la ONU en la Agenda 2030 para el desarrollo de comunidades más sostenibles e inclusivas. Y si bien a la fecha no hay un balance oficial, vemos que Chile muestra dispares resultados: en lo positivo, menor material particulado en el aire, junto a mejoras en el transporte público para la población. Lo negativo: peores índices de manejo de residuos, más casos de acosos en el espacio público, y más gente viviendo en barrios marginales. Sin embargo, estos indicadores no se mejoran con acciones aisladas. Para abordarlos se requieren proyectos urbanos integrales que permitan implementar ciudades sostenibles, por sobre los esfuerzos dispersos a los que responden los desafíos sectoriales. La ciudad hoy, es la entidad llamada a integrar desafíos sociales, ambientales y económicos en favor del bienestar de la población.

Según la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona -promotora del modelo de super-manzanas tan de moda en los últimos años- para que una ciudad sea sostenible debe ser medida y planificada desde cuatro ámbitos: primero, la forma urbana, apuntando a una ciudad con densidad armónica, espacio público de calidad y movilidad sostenible. Como segundo aspecto, se contempla la diversidad urbana, con énfasis en una completa red de infraestructura verde y espacios de encuentro, que potencie la diversidad tanto de flora y fauna como de personas. El tercer ámbito se refiere a la cohesión social, promoviendo la integración entre distintos grupos sociales. Y como cuarto punto, la eficiencia, apuntando a una máxima autosuficiencia en la gestión del agua, energías y materiales, incluyendo alimentos y desechos.

Sin embargo, para cumplir con estos objetivos necesitamos de una máxima eficiencia sobre todo en la gestión pública. Hemos entrado a una era donde es fundamental contar con políticos y funcionarios que se la jueguen por las ciudades, entendiendo que es sobre el diseño físico que se sustentan valiosas dinámicas sociales y ambientales.

La experiencia internacional ha demostrado que sólo un liderazgo político comprometido, acompañado de una administración pública eficaz, son capaces de implementar con efectividad proyectos de planificación y regeneración urbana inclusivos (ver los casos de Curitiba o Medellín en América Latina, o de Barcelona o Portland en el hemisferio norte). Ahora que estamos ad portas de elecciones, aboguemos por autoridades comprometidas con implementar proyectos de ciudades sostenibles, que nos garanticen espacios amenos de convivencia, y bienestar ambiental y social a través del tiempo.

Para sobrellevar los desafíos actuales, es necesario poner a la ciudad en el centro de la política pública nacional.

Montserrat Delpino
Académica Arquitectura, U. Técnica Federico Santa María
Miembro del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI)

Ver artículo

Fuente: Estrategia, Martes 25 de Junio de 2024

ESTRATEGIA – Estamos a seis años de cumplir los plazos establecidos por la ONU en la Agenda 2030 para el desarrollo de comunidades más sostenibles e inclusivas. Y si bien a la fecha no hay un balance oficial, vemos que Chile muestra dispares resultados: en lo positivo, menor material particulado en el aire, junto a mejoras en el transporte público para la población. Lo negativo: peores índices de manejo de residuos, más casos de acosos en el espacio público, y más gente viviendo en barrios marginales. Sin embargo, estos indicadores no se mejoran con acciones aisladas. Para abordarlos se requieren proyectos urbanos integrales que permitan implementar ciudades sostenibles, por sobre los esfuerzos dispersos a los que responden los desafíos sectoriales. La ciudad hoy, es la entidad llamada a integrar desafíos sociales, ambientales y económicos en favor del bienestar de la población.

Según la Agencia de Ecología Urbana de Barcelona -promotora del modelo de super-manzanas tan de moda en los últimos años- para que una ciudad sea sostenible debe ser medida y planificada desde cuatro ámbitos: primero, la forma urbana, apuntando a una ciudad con densidad armónica, espacio público de calidad y movilidad sostenible. Como segundo aspecto, se contempla la diversidad urbana, con énfasis en una completa red de infraestructura verde y espacios de encuentro, que potencie la diversidad tanto de flora y fauna como de personas. El tercer ámbito se refiere a la cohesión social, promoviendo la integración entre distintos grupos sociales. Y como cuarto punto, la eficiencia, apuntando a una máxima autosuficiencia en la gestión del agua, energías y materiales, incluyendo alimentos y desechos.

Sin embargo, para cumplir con estos objetivos necesitamos de una máxima eficiencia sobre todo en la gestión pública. Hemos entrado a una era donde es fundamental contar con políticos y funcionarios que se la jueguen por las ciudades, entendiendo que es sobre el diseño físico que se sustentan valiosas dinámicas sociales y ambientales.

La experiencia internacional ha demostrado que sólo un liderazgo político comprometido, acompañado de una administración pública eficaz, son capaces de implementar con efectividad proyectos de planificación y regeneración urbana inclusivos (ver los casos de Curitiba o Medellín en América Latina, o de Barcelona o Portland en el hemisferio norte). Ahora que estamos ad portas de elecciones, aboguemos por autoridades comprometidas con implementar proyectos de ciudades sostenibles, que nos garanticen espacios amenos de convivencia, y bienestar ambiental y social a través del tiempo.

Para sobrellevar los desafíos actuales, es necesario poner a la ciudad en el centro de la política pública nacional.

Montserrat Delpino
Académica Arquitectura, U. Técnica Federico Santa María
Miembro del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI)

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Fuente: Estrategia, Martes 25 de Junio de 2024

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