Jueves, Diciembre 12, 2024

El uso de agua desalada en Chile más allá de la minería y el consumo humano

BNAMERICAS – Veintiocho plantas desalinizadoras operaban en Chile a fines del año pasado atendiendo principalmente a mineras y clientes de empresas de aguas.

El sector minero está impulsando la demanda de este tipo de proyectos, cuyo enorme apetito por energía eléctrica puede satisfacerse con parques eólicos o solares. Otras fuentes de demanda de desalinización industrial serán a futuro las plantas de hidrógeno verde y un proyecto de almacenamiento por bombeo propuesto por la generadora Colbún.

En términos de desalinizadoras orientadas a producir agua para consumo humano, el Ministerio de Obras Públicas, luego de un cambio legislativo en 2023, planea convocar una licitación por un proyecto en la Región de Coquimbo, en la zona centro sur de Chile, con capacidad para producir 1.200l/s. El adjudicatario deberá financiar, construir y operar la infraestructura.

El país, duramente afectado por una sequía durante la última década, también tiene margen para expandir el uso de la desalinización a otros segmentos de la economía, como la agricultura, dice Aurelio de Diego, socio del bufete chileno Grupo Evans, con quien BNamericas conversó al respecto.

BNamericas: ¿Qué tendencias hay en desalinización en Chile?

De Diego: Los proyectos de desalinización que se están viendo son los que pueden tener flujos de ingreso en el largo plazo asegurados. Básicamente, se da en dos tipos de casos: minería y concesiones sanitarias de agua potable.

En minería, son principalmente tipos de proyectos independientes capaces de entregar condiciones de consumo y pago que permitan financiar un proyecto de desalinización de gran escala.

En las concesiones sanitarias, estos proyectos se desarrollan por la necesidad de disponer del agua para abastecer a la población y, al haber una concesión, se logran las condiciones de plazo y precio que permiten proyectos de desalinización, pero en este caso se trata de proyectos de pequeña o mediana escala.

Esta necesidad de alto capital y obtención de financiamiento en el largo plazo deja afuera a segmentos de industrias como la agricultura y a requerimientos industriales de consumos medios o bajos en cuanto a volumen.

BNamericas: ¿Cuál es el papel que Grupo Evans desempeña en el ámbito de la desalinización? ¿Hay demanda de servicios puntuales?

De Diego: Nuestro rol principal está asociado a la gestión territorial integral que permita el emplazamiento y obtención de permisos de los proyectos de desalinización. Me refiero a aspectos legales, ambientales y sociales del territorio.

Nuestra participación se inicia en etapas tempranas en el apoyo a decisiones estratégicas para el emplazamiento, en la etapa de licenciamiento, desarrollo y luego el acompañamiento para lograr la construcción.

BNamericas: La comisión de recursos hídricos del Senado estudia un proyecto de ley sobre desalación. ¿Cómo incidiría en el desarrollo de proyectos en el sector?

De Diego: Sobre las aguas del mar no es posible otorgar a los particulares derechos de aprovechamiento de aguas por cuanto están excluidas de las disposiciones del Código de Aguas, por lo que tampoco se pueden imponer servidumbres de acueducto forzosas sobre ellas, lo que acarrea una gran dificultad para el desarrollo de este tipo de proyectos, sobre todo en la zona central de Chile.

El proyecto de ley —en su estado actual de tramitación legislativa— establece que los titulares de proyectos de proyectos de desalinización requerirán la obtención de una concesión, otorgada por la Dirección General de Aguas (artículo 2º).

Así, la concesión de desalación comprendería la extracción del agua de mar para su desalinización; se otorga la facultad para solicitar servidumbres necesarias para la conducción del agua por bienes privados o fiscales; se considera el uso del borde costero y el uso de otros bienes públicos necesarios para el ejercicio de la concesión; el plazo máximo de concesión sería de 30 años; se considera una cantidad máxima de extracción; el titular podrá ejercer las obras necesarias, propias de la concesión; la concesión podrá ser modificada, revocada y transferida y se regulan causales expresas de revocación y terminación de esta.

Lamentablemente, este proyecto de ley se encuentra aún en una etapa muy inicial de discusión y no existe fecha cierta de promulgación como ley. Tampoco aborda la creación de condiciones que faciliten la incorporación de segmentos como la agricultura y usuarios industriales de pequeña y mediana escala.

BNamericas: El ministro de Economía mencionó hace poco que se planea reformar el sistema de concesiones marítimas, citado como un cuello de botella para los proyectos de desalación. ¿Cómo se puede mejorar el sistema actual?

De Diego: Es fundamental mejorar dos aspectos, por un lado, dar flexibilidad a las concesiones que se solicitan para luego hacer ajustes de los proyectos y, en segundo lugar, definir plazos claros y razonables para los procesos.

BNamericas: ¿Qué regulaciones de desalación del extranjero se podrían aplicar al sistema chileno?

De Diego: Más que revisar regulaciones externas, miremos nuestra realidad particular. Tenemos una industria como la minería que requiere grandes cantidades de agua y ya hay prácticamente un consenso en que la nueva gran minería debe desarrollarse sobre la base de agua desalada.

También tenemos una escasez creciente de agua para la agricultura en la zona centro-norte de Chile.

A lo anterior debemos agregar aspectos como nuestra geografía. En fin, tenemos que mirar nuestro caso particular y adaptar la regulación para que la desalación sea un real aporte a nuestro desarrollo sustentable.

Es importante destacar que el proyecto de ley en discusión considera una Estrategia Nacional de Desalinización que tendrá por objetivo la determinación de las orientaciones y prioridades para el uso del agua de mar y la instalación de plantas con dicho objeto. El órgano encargado de elaborar esta estrategia es la Dirección General de Aguas.

Tendrá preferencia la instalación de plantas desaladoras cuya finalidad consista especialmente en el consumo humano y doméstico y el saneamiento.

BNamericas: Dado que la demanda de agua desalinizada crecería, ¿veremos innovaciones tecnológicas para poder satisfacer la demanda y minimizar el impacto ambiental a la vez?

De Diego: Más que innovaciones tecnológicas relevantes, seguiremos viendo condiciones favorables claves de la desalinización que van a permitir que continúe el crecimiento de esta industria.

Uno de los principales aspectos es el actual desarrollo de la energía renovable que ha permitido disponer de energía limpia a precios altamente competitivos debido a que el uso de agua desalada requiere alto consumo de energía.

Para minimizar el impacto ambiental, como país tenemos tareas pendientes. Trabajar en el ordenamiento territorial es clave, como también lo es crear las condiciones para la incorporación de otros sectores al uso de agua desalinizada.

En el ordenamiento territorial, debiéramos trabajar en definir dónde es posible emplazar las plantas de desalinización. Se debe definir dónde se puede y dónde no. O ser más claros en las condiciones ambientales y sociales que se deben considerar para ello.

Y en lo referente a incluir a otros sectores, podemos usar como ejemplo la agricultura. El consumo individual de los agricultores no les permite impulsar ningún tipo de proyecto. Por eso se requiere que realmente exista un esfuerzo conjunto público-privado para que esto sea posible.

Lo último traería una serie de beneficios, ya que en la zona norte se podría impulsar una industria sustentable en el uso de la tierra y de los recursos naturales que, además, daría mucho trabajo.

Ver artículo

Fuente: Bnamericas, Martes 25 de Junio de 2024

BNAMERICAS – Veintiocho plantas desalinizadoras operaban en Chile a fines del año pasado atendiendo principalmente a mineras y clientes de empresas de aguas.

El sector minero está impulsando la demanda de este tipo de proyectos, cuyo enorme apetito por energía eléctrica puede satisfacerse con parques eólicos o solares. Otras fuentes de demanda de desalinización industrial serán a futuro las plantas de hidrógeno verde y un proyecto de almacenamiento por bombeo propuesto por la generadora Colbún.

En términos de desalinizadoras orientadas a producir agua para consumo humano, el Ministerio de Obras Públicas, luego de un cambio legislativo en 2023, planea convocar una licitación por un proyecto en la Región de Coquimbo, en la zona centro sur de Chile, con capacidad para producir 1.200l/s. El adjudicatario deberá financiar, construir y operar la infraestructura.

El país, duramente afectado por una sequía durante la última década, también tiene margen para expandir el uso de la desalinización a otros segmentos de la economía, como la agricultura, dice Aurelio de Diego, socio del bufete chileno Grupo Evans, con quien BNamericas conversó al respecto.

BNamericas: ¿Qué tendencias hay en desalinización en Chile?

De Diego: Los proyectos de desalinización que se están viendo son los que pueden tener flujos de ingreso en el largo plazo asegurados. Básicamente, se da en dos tipos de casos: minería y concesiones sanitarias de agua potable.

En minería, son principalmente tipos de proyectos independientes capaces de entregar condiciones de consumo y pago que permitan financiar un proyecto de desalinización de gran escala.

En las concesiones sanitarias, estos proyectos se desarrollan por la necesidad de disponer del agua para abastecer a la población y, al haber una concesión, se logran las condiciones de plazo y precio que permiten proyectos de desalinización, pero en este caso se trata de proyectos de pequeña o mediana escala.

Esta necesidad de alto capital y obtención de financiamiento en el largo plazo deja afuera a segmentos de industrias como la agricultura y a requerimientos industriales de consumos medios o bajos en cuanto a volumen.

BNamericas: ¿Cuál es el papel que Grupo Evans desempeña en el ámbito de la desalinización? ¿Hay demanda de servicios puntuales?

De Diego: Nuestro rol principal está asociado a la gestión territorial integral que permita el emplazamiento y obtención de permisos de los proyectos de desalinización. Me refiero a aspectos legales, ambientales y sociales del territorio.

Nuestra participación se inicia en etapas tempranas en el apoyo a decisiones estratégicas para el emplazamiento, en la etapa de licenciamiento, desarrollo y luego el acompañamiento para lograr la construcción.

BNamericas: La comisión de recursos hídricos del Senado estudia un proyecto de ley sobre desalación. ¿Cómo incidiría en el desarrollo de proyectos en el sector?

De Diego: Sobre las aguas del mar no es posible otorgar a los particulares derechos de aprovechamiento de aguas por cuanto están excluidas de las disposiciones del Código de Aguas, por lo que tampoco se pueden imponer servidumbres de acueducto forzosas sobre ellas, lo que acarrea una gran dificultad para el desarrollo de este tipo de proyectos, sobre todo en la zona central de Chile.

El proyecto de ley —en su estado actual de tramitación legislativa— establece que los titulares de proyectos de proyectos de desalinización requerirán la obtención de una concesión, otorgada por la Dirección General de Aguas (artículo 2º).

Así, la concesión de desalación comprendería la extracción del agua de mar para su desalinización; se otorga la facultad para solicitar servidumbres necesarias para la conducción del agua por bienes privados o fiscales; se considera el uso del borde costero y el uso de otros bienes públicos necesarios para el ejercicio de la concesión; el plazo máximo de concesión sería de 30 años; se considera una cantidad máxima de extracción; el titular podrá ejercer las obras necesarias, propias de la concesión; la concesión podrá ser modificada, revocada y transferida y se regulan causales expresas de revocación y terminación de esta.

Lamentablemente, este proyecto de ley se encuentra aún en una etapa muy inicial de discusión y no existe fecha cierta de promulgación como ley. Tampoco aborda la creación de condiciones que faciliten la incorporación de segmentos como la agricultura y usuarios industriales de pequeña y mediana escala.

BNamericas: El ministro de Economía mencionó hace poco que se planea reformar el sistema de concesiones marítimas, citado como un cuello de botella para los proyectos de desalación. ¿Cómo se puede mejorar el sistema actual?

De Diego: Es fundamental mejorar dos aspectos, por un lado, dar flexibilidad a las concesiones que se solicitan para luego hacer ajustes de los proyectos y, en segundo lugar, definir plazos claros y razonables para los procesos.

BNamericas: ¿Qué regulaciones de desalación del extranjero se podrían aplicar al sistema chileno?

De Diego: Más que revisar regulaciones externas, miremos nuestra realidad particular. Tenemos una industria como la minería que requiere grandes cantidades de agua y ya hay prácticamente un consenso en que la nueva gran minería debe desarrollarse sobre la base de agua desalada.

También tenemos una escasez creciente de agua para la agricultura en la zona centro-norte de Chile.

A lo anterior debemos agregar aspectos como nuestra geografía. En fin, tenemos que mirar nuestro caso particular y adaptar la regulación para que la desalación sea un real aporte a nuestro desarrollo sustentable.

Es importante destacar que el proyecto de ley en discusión considera una Estrategia Nacional de Desalinización que tendrá por objetivo la determinación de las orientaciones y prioridades para el uso del agua de mar y la instalación de plantas con dicho objeto. El órgano encargado de elaborar esta estrategia es la Dirección General de Aguas.

Tendrá preferencia la instalación de plantas desaladoras cuya finalidad consista especialmente en el consumo humano y doméstico y el saneamiento.

BNamericas: Dado que la demanda de agua desalinizada crecería, ¿veremos innovaciones tecnológicas para poder satisfacer la demanda y minimizar el impacto ambiental a la vez?

De Diego: Más que innovaciones tecnológicas relevantes, seguiremos viendo condiciones favorables claves de la desalinización que van a permitir que continúe el crecimiento de esta industria.

Uno de los principales aspectos es el actual desarrollo de la energía renovable que ha permitido disponer de energía limpia a precios altamente competitivos debido a que el uso de agua desalada requiere alto consumo de energía.

Para minimizar el impacto ambiental, como país tenemos tareas pendientes. Trabajar en el ordenamiento territorial es clave, como también lo es crear las condiciones para la incorporación de otros sectores al uso de agua desalinizada.

En el ordenamiento territorial, debiéramos trabajar en definir dónde es posible emplazar las plantas de desalinización. Se debe definir dónde se puede y dónde no. O ser más claros en las condiciones ambientales y sociales que se deben considerar para ello.

Y en lo referente a incluir a otros sectores, podemos usar como ejemplo la agricultura. El consumo individual de los agricultores no les permite impulsar ningún tipo de proyecto. Por eso se requiere que realmente exista un esfuerzo conjunto público-privado para que esto sea posible.

Lo último traería una serie de beneficios, ya que en la zona norte se podría impulsar una industria sustentable en el uso de la tierra y de los recursos naturales que, además, daría mucho trabajo.

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Fuente: Bnamericas, Martes 25 de Junio de 2024

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