Viernes, Mayo 3, 2024

“Hay que encontrar nuevas infraestructuras para hacerse cargo de la lluvia”

EL MERCURIO – Las últimas semanas, la capital se ha visto afectada por distintos sistemas frontales que han provocado colapsos en la ciudad. La última vez no solo fueron cortes de luz, sino que hubo varios sectores anegados y semáforos apagados que generaron trastornos en los desplazamientos.
De hecho, la entrevista que Rémi Ferrand, arquitecto e ingeniero académico de la Escuela de la Ciudad y Territorios de Marne-la-Vallée, de París, concedió a “El Mercurio” se retrasó 20 minutos por el tráfico de una mañana lluviosa.
Es la cuarta vez que el urbanista visita Santiago. En esta ocasión, lo hizo para firmar un convenio de doble titulación con su casa de estudios y la Facultad de Arquitectura de la U. Diego Portales. Plantea que los trastornos en la urbe se deben a una infraestructura deficiente: “Es muy común en ciudades donde los sistemas de recolección de agua no son del tamaño que deberían”.
—¿Qué otros factores influyen en las inundaciones?
“Pocas áreas verdes, que filtran el agua, y demasiado concreto. Las cubiertas o techos verdes sirven mucho porque son verdaderas piscinas que pueden absorber el agua, a pesar de que se hayan construido en edificios”.
—¿Y qué han hecho otras ciudades para enfrentar este problema?
“Hay que encontrar nuevas infraestructuras para aplicar en calles y parques, y hacerse cargo de la lluvia: construir canales, canaletas, pequeños ríos, que estarán secos la mayor parte del año, pero cuando lleguen las precipitaciones serán muy útiles. En cada nivel de la ciudad debe estar considerada el agua: calles, parques y en edificios, para que tanto peatones como vehículos se puedan mover”.
—¿Qué condiciones deben tener las calles para evitar atochamientos?
“Se debe ser muy flexible con la estrategia al hablar de movilidad. En algunas áreas se necesita un asentamiento simple, donde las bicicletas o los nuevos sistemas como los scooters eléctricos compartan el espacio, incluso con los autos. Pero en otros sectores es bueno separar los distintos métodos de transporte, y hacerlos más eficientes”.
—¿Qué tan lejos estamos de tener una buena movilidad en la capital?
“He podido venir a Santiago cuatro veces y conocí la ciudad cuando era muy diferente. Creo que ha mejorado. En 2000 había micros amarillas y la movilidad era muy distinta. Incluso hace cinco años me dio esa sensación de que cruzar algunas calles era peligroso. Los autos andaban muy rápido. Mi última impresión es que la actitud de la gente ha cambiado. También se pueden ver muchas más bicicletas que hace cinco años, pero Santiago sigue siendo una ciudad hecha para el automóvil”.
—¿Y en el caso del peatón?
“Los paseos peatonales son una buena opción, pero se debe planificar mejor y considerar qué es lo que ve el peatón mientras camina. Si irá solo por un espacio cerrado con una pared triste o verá diferentes actividades, vitrinas de tiendas o espacios que lo inviten a detenerse. Lo más importante es mejorar la calidad de las ciudades perfeccionando la planta baja de la urbe. Mientras más colorida y más actividades tenga la superficie, mejor es para que las personas prefieran caminar. La idea es darle la motivación a la gente”.
—¿Hay algún ejemplo de una buena ciudad caminable?
“Tuve la oportunidad de caminar por el Paseo Bandera, y creo que es una buena iniciativa, pero es una zona comercial y de negocios, por lo que durante las noches ese barrio está vacío. Una buena ciudad es una que se activa todo el tiempo, y si se quiere lograr eso hay que pensar en la idea de mezclar espacios. Que en un mismo barrio se pueda trabajar, comprar, hacer deportes y vivir. Ese factor es de los más importantes”.
—¿Y es una buena estrategia sacar los vehículos del centro?
“Eso funciona, pero termina reflejando la desigualdad social. Si haces que la gente deba pagar para entrar al centro en vehículo, habrá menos tráfico, pero para algunos será imposible costearlo; entonces finalmente estás filtrando tanto a autos como a personas. En Londres, donde se aplicó, ahora solo los ricos viven en el centro de la ciudad”.

“La cantidad de pavimento es una buena forma de evaluar la calidad de los proyectos urbanos. Su permeabilidad o absorción permitirá que el agua vaya hacia la tierra o que fluya por el concreto o pavimento”.
“En Santiago, el metro siempre está lleno y en las mañanas es muy difícil tomarlo. Los lugares de trabajo y donde vive la gente están muy separados, entonces las personas tienen que moverse mucho”.
Tuve la oportunidad de caminar por el Paseo Bandera, y creo que es una buena iniciativa, pero es una zona comercial y de negocios, por lo que durante las noches ese barrio está vacío”.
Rémi Ferrand

Fuente: El Mercurio, Domingo 16 de Junio de 2019

EL MERCURIO – Las últimas semanas, la capital se ha visto afectada por distintos sistemas frontales que han provocado colapsos en la ciudad. La última vez no solo fueron cortes de luz, sino que hubo varios sectores anegados y semáforos apagados que generaron trastornos en los desplazamientos.
De hecho, la entrevista que Rémi Ferrand, arquitecto e ingeniero académico de la Escuela de la Ciudad y Territorios de Marne-la-Vallée, de París, concedió a “El Mercurio” se retrasó 20 minutos por el tráfico de una mañana lluviosa.
Es la cuarta vez que el urbanista visita Santiago. En esta ocasión, lo hizo para firmar un convenio de doble titulación con su casa de estudios y la Facultad de Arquitectura de la U. Diego Portales. Plantea que los trastornos en la urbe se deben a una infraestructura deficiente: “Es muy común en ciudades donde los sistemas de recolección de agua no son del tamaño que deberían”.
—¿Qué otros factores influyen en las inundaciones?
“Pocas áreas verdes, que filtran el agua, y demasiado concreto. Las cubiertas o techos verdes sirven mucho porque son verdaderas piscinas que pueden absorber el agua, a pesar de que se hayan construido en edificios”.
—¿Y qué han hecho otras ciudades para enfrentar este problema?
“Hay que encontrar nuevas infraestructuras para aplicar en calles y parques, y hacerse cargo de la lluvia: construir canales, canaletas, pequeños ríos, que estarán secos la mayor parte del año, pero cuando lleguen las precipitaciones serán muy útiles. En cada nivel de la ciudad debe estar considerada el agua: calles, parques y en edificios, para que tanto peatones como vehículos se puedan mover”.
—¿Qué condiciones deben tener las calles para evitar atochamientos?
“Se debe ser muy flexible con la estrategia al hablar de movilidad. En algunas áreas se necesita un asentamiento simple, donde las bicicletas o los nuevos sistemas como los scooters eléctricos compartan el espacio, incluso con los autos. Pero en otros sectores es bueno separar los distintos métodos de transporte, y hacerlos más eficientes”.
—¿Qué tan lejos estamos de tener una buena movilidad en la capital?
“He podido venir a Santiago cuatro veces y conocí la ciudad cuando era muy diferente. Creo que ha mejorado. En 2000 había micros amarillas y la movilidad era muy distinta. Incluso hace cinco años me dio esa sensación de que cruzar algunas calles era peligroso. Los autos andaban muy rápido. Mi última impresión es que la actitud de la gente ha cambiado. También se pueden ver muchas más bicicletas que hace cinco años, pero Santiago sigue siendo una ciudad hecha para el automóvil”.
—¿Y en el caso del peatón?
“Los paseos peatonales son una buena opción, pero se debe planificar mejor y considerar qué es lo que ve el peatón mientras camina. Si irá solo por un espacio cerrado con una pared triste o verá diferentes actividades, vitrinas de tiendas o espacios que lo inviten a detenerse. Lo más importante es mejorar la calidad de las ciudades perfeccionando la planta baja de la urbe. Mientras más colorida y más actividades tenga la superficie, mejor es para que las personas prefieran caminar. La idea es darle la motivación a la gente”.
—¿Hay algún ejemplo de una buena ciudad caminable?
“Tuve la oportunidad de caminar por el Paseo Bandera, y creo que es una buena iniciativa, pero es una zona comercial y de negocios, por lo que durante las noches ese barrio está vacío. Una buena ciudad es una que se activa todo el tiempo, y si se quiere lograr eso hay que pensar en la idea de mezclar espacios. Que en un mismo barrio se pueda trabajar, comprar, hacer deportes y vivir. Ese factor es de los más importantes”.
—¿Y es una buena estrategia sacar los vehículos del centro?
“Eso funciona, pero termina reflejando la desigualdad social. Si haces que la gente deba pagar para entrar al centro en vehículo, habrá menos tráfico, pero para algunos será imposible costearlo; entonces finalmente estás filtrando tanto a autos como a personas. En Londres, donde se aplicó, ahora solo los ricos viven en el centro de la ciudad”.

“La cantidad de pavimento es una buena forma de evaluar la calidad de los proyectos urbanos. Su permeabilidad o absorción permitirá que el agua vaya hacia la tierra o que fluya por el concreto o pavimento”.
“En Santiago, el metro siempre está lleno y en las mañanas es muy difícil tomarlo. Los lugares de trabajo y donde vive la gente están muy separados, entonces las personas tienen que moverse mucho”.
Tuve la oportunidad de caminar por el Paseo Bandera, y creo que es una buena iniciativa, pero es una zona comercial y de negocios, por lo que durante las noches ese barrio está vacío”.
Rémi Ferrand

Fuente: El Mercurio, Domingo 16 de Junio de 2019

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