Jueves, Diciembre 12, 2024

Crisis ambiental en el Amazonas

LA TERCERA – Los efectos de los incendios que afectan a la selva amazónica y que ya se extienden por más de 25 días han sobrepasado las fronteras de los países involucrados, convirtiéndose en un problema de magnitud global. La emergencia, por ejemplo, fue uno de los temas centrales de la reciente cumbre del G7 realizada en la ciudad francesa de Biarritz y motivó la creación de un fondo de US$ 20 millones para ir en ayuda de los países afectados -que sería coordinado por Chile-, ante lo cual cabe esperar que las disputas personales no lo pongan en riesgo.
Incluso el secretario general de Naciones Unidas alertó sobre la situación, asegurando que la Amazonia “es un patrimonio mundial imprescindible para el bienestar de todos”. Las razones de ello son claras. Ante la actual crisis climática que enfrenta el planeta, la preservación de la selva amazónica es prioritaria por el rol que cumple como regulador del calentamiento global, al absorber grandes cantidades de CO2 y liberar oxígeno a la atmósfera. No por nada es considerado el pulmón verde del planeta.
La región que se extiende por nueve países, ocupa más de siete millones de kilómetros cuadrados, concentra un tercio de los bosques húmedos del planeta y es un santuario de biodiversidad. Solo en los últimos 20 años se han descubierto en ella más de dos mil nuevas especies de flora y fauna. El 63% de este territorio se encuentra en Brasil, el cual es además el país más afectado por la actual emergencia causada por los incendios, con poco más de un millón de hectáreas comprometidas. Según cifras del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE), encargado de vigilar el territorio brasileño, entre el 1 de enero y el 18 de agosto pasado se habían detectado 71.417 focos, el 52% de ellos en la Amazonia, lo que representa un 83% más que los registrados a igual periodo de 2018. El acelerado proceso de deforestación ilegal -a fin de ganar más terreno para las actividades agrícolas y ganaderas-, es una de las causas principales de la actual emergencia y, según las organizaciones ambientalistas, esta situación se ha agravado en los últimos meses producto de la política ambiental más laxa aplicada por el actual gobierno de Brasil.
Pero más allá de lo anterior -y del derecho que tiene cada uno de los países amazónicos para ejercer su soberanía sobre esos territorios-, es un hecho que la preservación de la selva tropical es una necesidad que requiere del compromiso y cooperación de toda la comunidad internacional, y la actual emergencia suscitada por los incendios no ha hecho más que dejarlo en evidencia. No avanzar en una política adecuada de defensa de ese territorio podría tener devastadores efectos ambientales para todo el planeta, porque según los expertos al actual ritmo de deforestación, en menos de 50 años la Amazonia perdería sus actuales facultades reguladoras del calentamiento global.
Sin embargo, ese proceso no puede llevarse a cabo al margen de los países amazónicos e imponiendo decisiones desde otras latitudes, sino que exige su participación y colaboración. En ese sentido, es un paso positivo la convocatoria a un encuentro regional de los países amazónicos anunciada ayer por los presidentes de Perú y Colombia para coordinar las acciones de defensa de ese territorio. Solo así se podrá llegar a soluciones efectivas y de largo plazo.
Fuente: La Tercera, Miércoles 28 de Agosto de 2019

LA TERCERA – Los efectos de los incendios que afectan a la selva amazónica y que ya se extienden por más de 25 días han sobrepasado las fronteras de los países involucrados, convirtiéndose en un problema de magnitud global. La emergencia, por ejemplo, fue uno de los temas centrales de la reciente cumbre del G7 realizada en la ciudad francesa de Biarritz y motivó la creación de un fondo de US$ 20 millones para ir en ayuda de los países afectados -que sería coordinado por Chile-, ante lo cual cabe esperar que las disputas personales no lo pongan en riesgo.
Incluso el secretario general de Naciones Unidas alertó sobre la situación, asegurando que la Amazonia “es un patrimonio mundial imprescindible para el bienestar de todos”. Las razones de ello son claras. Ante la actual crisis climática que enfrenta el planeta, la preservación de la selva amazónica es prioritaria por el rol que cumple como regulador del calentamiento global, al absorber grandes cantidades de CO2 y liberar oxígeno a la atmósfera. No por nada es considerado el pulmón verde del planeta.
La región que se extiende por nueve países, ocupa más de siete millones de kilómetros cuadrados, concentra un tercio de los bosques húmedos del planeta y es un santuario de biodiversidad. Solo en los últimos 20 años se han descubierto en ella más de dos mil nuevas especies de flora y fauna. El 63% de este territorio se encuentra en Brasil, el cual es además el país más afectado por la actual emergencia causada por los incendios, con poco más de un millón de hectáreas comprometidas. Según cifras del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales de Brasil (INPE), encargado de vigilar el territorio brasileño, entre el 1 de enero y el 18 de agosto pasado se habían detectado 71.417 focos, el 52% de ellos en la Amazonia, lo que representa un 83% más que los registrados a igual periodo de 2018. El acelerado proceso de deforestación ilegal -a fin de ganar más terreno para las actividades agrícolas y ganaderas-, es una de las causas principales de la actual emergencia y, según las organizaciones ambientalistas, esta situación se ha agravado en los últimos meses producto de la política ambiental más laxa aplicada por el actual gobierno de Brasil.
Pero más allá de lo anterior -y del derecho que tiene cada uno de los países amazónicos para ejercer su soberanía sobre esos territorios-, es un hecho que la preservación de la selva tropical es una necesidad que requiere del compromiso y cooperación de toda la comunidad internacional, y la actual emergencia suscitada por los incendios no ha hecho más que dejarlo en evidencia. No avanzar en una política adecuada de defensa de ese territorio podría tener devastadores efectos ambientales para todo el planeta, porque según los expertos al actual ritmo de deforestación, en menos de 50 años la Amazonia perdería sus actuales facultades reguladoras del calentamiento global.
Sin embargo, ese proceso no puede llevarse a cabo al margen de los países amazónicos e imponiendo decisiones desde otras latitudes, sino que exige su participación y colaboración. En ese sentido, es un paso positivo la convocatoria a un encuentro regional de los países amazónicos anunciada ayer por los presidentes de Perú y Colombia para coordinar las acciones de defensa de ese territorio. Solo así se podrá llegar a soluciones efectivas y de largo plazo.
Fuente: La Tercera, Miércoles 28 de Agosto de 2019

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