Martes, Diciembre 3, 2024

El uso y empleo responsable del agua

DIARIO CONCEPCIÓN – El agua es la continuidad de la vida y el sustento de todos los ecosistemas; por lo tanto, hacer un uso adecuado de ella debe ser una responsabilidad común.

Nuestra verde región es engañosa, en el sentido de la abundancia de recursos hídricos, tanto así que ha pensado el llevar la que nos sobra para llevarla al norte del país, como si no existieran territorios de la Región del Bío Bío con duras sequías estacionales, o el alto riesgo de incendios catastróficos en la temporada estival por esa causa.

Aparte de ese factor, sólo uno de muchos otros, el agua es la continuidad de la vida y el sustento de todos los ecosistemas, y de la supervivencia del ser humano; por lo tanto, hacer un uso adecuado de ella debe ser una responsabilidad común. El año 2010, la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución que reconoce el agua potable como “un derecho humano básico” e insta a que se le garantice a los casi 900 millones de personas que carecen de ella, también se declara que el acceso a servicios sanitarios básicos es un derecho, ya que la contaminación del agua con es una de las principales causas de mortalidad en los países más pobres.

El agua apta para uso humano es una parte muy pequeña del total y su escasez no se debe sólo a las condiciones naturales de determinadas regiones, sino que tiene mucho que ver con el aumento de la población, el despilfarro y la contaminación. La situación es preocupante y muchos expertos consideran la cuestión del agua como el desafío más importante que debe afrontar la humanidad en el presente siglo.

Según datos de la Unesco, en su Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo, la distribución mundial del uso del agua es, sobre todo, para la agricultura (70%), industria (22%) y uso doméstico (8%). La recomendación de la Unesco es de un consumo diario de no más de 100 litros de agua por persona. La OMS y la Unicef proponen un mínimo de 20 litros diarios para las necesidades más básicas. En Chile, según un estudio realizado en 337 localidades del país, se encontraron diferencias notorias en el uso de agua potable, aunque el promedio nacional varía entre los 137 y 167 litros por persona al día, variable según clima y recursos.

En el urgente tema de la producción de energía, se ha evaluado, desde las más diferentes ópticas, el uso del agua con estos propósitos, discusión que ya ha tenido lesionados, entre la protección ambiental y la amenaza a la industria por los costos en alza, si este problema no encuentra pronta solución. Es evidente que el escenario de la discusión que continúa estará repleto de ruidos, explicables por la misma condición de irremplazable de un recurso finito e indispensable.

El tema es de tal impacto que se suele postergar las decisiones que corresponde adoptar, optando por prolongadas y no siempre transparentes negociaciones, o la publicación de extensos y exhaustivos informes, como el libro denominado “Conflictos por el Agua en Chile: Urgen Cambios Legales y Constitucionales en las Políticas de Agua”, con el objetivo de evidenciar las consecuencias sociales del modelo vigente de asignación de agua, descritas como lesivo, al no contemplar a cabalidad problemas ambientales o de equidad de la distribución, entre una larga serie de incordios que han de resolverse necesariamente.

El tema volverá a estar en las prioridades cuando la falta de agua se manifieste con más fuerza, pero, mientras tanto, cada uno de nosotros está llamado a hacer de ella un uso responsable.

Ver artículo

Fuente: Diario Concepción, miércoles 12 de diciembre de 2018

DIARIO CONCEPCIÓN – El agua es la continuidad de la vida y el sustento de todos los ecosistemas; por lo tanto, hacer un uso adecuado de ella debe ser una responsabilidad común.

Nuestra verde región es engañosa, en el sentido de la abundancia de recursos hídricos, tanto así que ha pensado el llevar la que nos sobra para llevarla al norte del país, como si no existieran territorios de la Región del Bío Bío con duras sequías estacionales, o el alto riesgo de incendios catastróficos en la temporada estival por esa causa.

Aparte de ese factor, sólo uno de muchos otros, el agua es la continuidad de la vida y el sustento de todos los ecosistemas, y de la supervivencia del ser humano; por lo tanto, hacer un uso adecuado de ella debe ser una responsabilidad común. El año 2010, la Asamblea General de la ONU adoptó una resolución que reconoce el agua potable como “un derecho humano básico” e insta a que se le garantice a los casi 900 millones de personas que carecen de ella, también se declara que el acceso a servicios sanitarios básicos es un derecho, ya que la contaminación del agua con es una de las principales causas de mortalidad en los países más pobres.

El agua apta para uso humano es una parte muy pequeña del total y su escasez no se debe sólo a las condiciones naturales de determinadas regiones, sino que tiene mucho que ver con el aumento de la población, el despilfarro y la contaminación. La situación es preocupante y muchos expertos consideran la cuestión del agua como el desafío más importante que debe afrontar la humanidad en el presente siglo.

Según datos de la Unesco, en su Informe de las Naciones Unidas sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos en el Mundo, la distribución mundial del uso del agua es, sobre todo, para la agricultura (70%), industria (22%) y uso doméstico (8%). La recomendación de la Unesco es de un consumo diario de no más de 100 litros de agua por persona. La OMS y la Unicef proponen un mínimo de 20 litros diarios para las necesidades más básicas. En Chile, según un estudio realizado en 337 localidades del país, se encontraron diferencias notorias en el uso de agua potable, aunque el promedio nacional varía entre los 137 y 167 litros por persona al día, variable según clima y recursos.

En el urgente tema de la producción de energía, se ha evaluado, desde las más diferentes ópticas, el uso del agua con estos propósitos, discusión que ya ha tenido lesionados, entre la protección ambiental y la amenaza a la industria por los costos en alza, si este problema no encuentra pronta solución. Es evidente que el escenario de la discusión que continúa estará repleto de ruidos, explicables por la misma condición de irremplazable de un recurso finito e indispensable.

El tema es de tal impacto que se suele postergar las decisiones que corresponde adoptar, optando por prolongadas y no siempre transparentes negociaciones, o la publicación de extensos y exhaustivos informes, como el libro denominado “Conflictos por el Agua en Chile: Urgen Cambios Legales y Constitucionales en las Políticas de Agua”, con el objetivo de evidenciar las consecuencias sociales del modelo vigente de asignación de agua, descritas como lesivo, al no contemplar a cabalidad problemas ambientales o de equidad de la distribución, entre una larga serie de incordios que han de resolverse necesariamente.

El tema volverá a estar en las prioridades cuando la falta de agua se manifieste con más fuerza, pero, mientras tanto, cada uno de nosotros está llamado a hacer de ella un uso responsable.

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Fuente: Diario Concepción, miércoles 12 de diciembre de 2018

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