Sábado, Octubre 12, 2024

Una efectiva descarbonización

EL MERCURIO – Chile se ha comprometido con una política de descarbonización exigente. Mientras otros países, como China e India, siguen construyendo plantas a carbón (aunque China es también por lejos el país que ha invertido más en energías renovables), nosotros hemos prometido cerrarlas al 2040; en algunos casos, mucho antes de que se cumpla su vida útil. Al mismo tiempo, la inversión en energías renovables no convencionales ha crecido rápidamente: a fines de septiembre había 8 GW instalados, pero hay otros 4,2 GW en construcción, por lo que a fines del próximo año deberíamos disponer de algo más de 12 GW de capacidad de esta energía, a la que se deben agregar casi 7 GW de energía hidráulica. En un año de lluvias normales, es posible que el país pueda operar durante gran parte del día sin quemar combustibles fósiles.

Nos ayuda en esta transición el contar con condiciones excepcionales para las energías renovables. En el norte, la irradiación solar es extrema y en el extremo sur se dan condiciones óptimas para la energía eólica. Incluso sin inversiones en la Patagonia, los factores de planta (el porcentaje promedio de la capacidad que genera una planta) son muy elevados: más de 35% promedio para plantas eólicas y 30% para solares.

La demanda de generación eléctrica aumentará rápidamente con las políticas contra el cambio climático. La electricidad y los combustibles sintéticos, como el hidrógeno verde (producido con electricidad renovable), sustituirán los combustibles fósiles en el transporte, la industria, el comercio y los hogares. Pero estos acelerados cambios son siempre riesgosos para la estabilidad del sistema, y en muchos países desarrollados reaparecen temores de déficits energéticos. La megasequía ha tenido el mismo efecto en Chile. Por ello el sector de generación ha solicitado la creación de un comité de emergencia para hacer frente al déficit de energía y evitar el racionamiento eléctrico el próximo año.

Ante la falta de lluvias, el país dispone de unidades diésel en cantidad suficiente como para resolver el déficit hidroeléctrico causado por la megasequía. La dificultad consiste en que estas plantas no disponen de contratos ni de la logística de combustible que aseguren que podrán generar durante el tiempo necesario. En lo que ha demostrado ser un error del regulador, las unidades diésel reciben un pago por potencia, pero solo se les exige disponer de combustible para operar por algunas horas. Esto hizo muy rentable instalar estas centrales, que solo pueden responder ante fallas de corto plazo, pero no ante un déficit como el que nos agobia.

La solicitud de la Asociación de Generadores es que el Gobierno intervenga para coordinar esfuerzos frente a esta emergencia. Se debe mejorar la logística de transporte de combustible a las centrales, establecer líneas transitorias de transmisión eléctrica y otras medidas que aseguren que no se produzca racionamiento. Además, tendrá que dilatarse la salida de algunas centrales a carbón. Estas medidas son un retroceso temporal, pero preferibles a un racionamiento que podría volver impopulares las energías renovables.

Esta crisis debería enseñar algunas lecciones. Se deben promover cambios regulatorios que incentiven inversiones que faciliten la conversión a un sistema basado primordialmente en generación renovable. Se requiere incentivar los atributos de seguridad de inversiones que combinan generación con almacenamiento (por ejemplo, plantas fotovoltaicas combinadas con baterías) por sobre aquellas que solo ofrecen generación por algunas horas del día. Es necesario aumentar la capacidad de transmisión, de manera que la energía que se genere en una parte del país no enfrente restricciones para ser enviada a otras regiones. Estas y muchas otras medidas de más largo plazo son tareas de un próximo gobierno, pero la actual contingencia hace necesario coordinar esfuerzos entre los equipos técnicos de esta administración y los de la siguiente para evitar el temido racionamiento de electricidad.

Fuente: El Mercurio, Viernes 26 de Noviembre de 2021

EL MERCURIO – Chile se ha comprometido con una política de descarbonización exigente. Mientras otros países, como China e India, siguen construyendo plantas a carbón (aunque China es también por lejos el país que ha invertido más en energías renovables), nosotros hemos prometido cerrarlas al 2040; en algunos casos, mucho antes de que se cumpla su vida útil. Al mismo tiempo, la inversión en energías renovables no convencionales ha crecido rápidamente: a fines de septiembre había 8 GW instalados, pero hay otros 4,2 GW en construcción, por lo que a fines del próximo año deberíamos disponer de algo más de 12 GW de capacidad de esta energía, a la que se deben agregar casi 7 GW de energía hidráulica. En un año de lluvias normales, es posible que el país pueda operar durante gran parte del día sin quemar combustibles fósiles.

Nos ayuda en esta transición el contar con condiciones excepcionales para las energías renovables. En el norte, la irradiación solar es extrema y en el extremo sur se dan condiciones óptimas para la energía eólica. Incluso sin inversiones en la Patagonia, los factores de planta (el porcentaje promedio de la capacidad que genera una planta) son muy elevados: más de 35% promedio para plantas eólicas y 30% para solares.

La demanda de generación eléctrica aumentará rápidamente con las políticas contra el cambio climático. La electricidad y los combustibles sintéticos, como el hidrógeno verde (producido con electricidad renovable), sustituirán los combustibles fósiles en el transporte, la industria, el comercio y los hogares. Pero estos acelerados cambios son siempre riesgosos para la estabilidad del sistema, y en muchos países desarrollados reaparecen temores de déficits energéticos. La megasequía ha tenido el mismo efecto en Chile. Por ello el sector de generación ha solicitado la creación de un comité de emergencia para hacer frente al déficit de energía y evitar el racionamiento eléctrico el próximo año.

Ante la falta de lluvias, el país dispone de unidades diésel en cantidad suficiente como para resolver el déficit hidroeléctrico causado por la megasequía. La dificultad consiste en que estas plantas no disponen de contratos ni de la logística de combustible que aseguren que podrán generar durante el tiempo necesario. En lo que ha demostrado ser un error del regulador, las unidades diésel reciben un pago por potencia, pero solo se les exige disponer de combustible para operar por algunas horas. Esto hizo muy rentable instalar estas centrales, que solo pueden responder ante fallas de corto plazo, pero no ante un déficit como el que nos agobia.

La solicitud de la Asociación de Generadores es que el Gobierno intervenga para coordinar esfuerzos frente a esta emergencia. Se debe mejorar la logística de transporte de combustible a las centrales, establecer líneas transitorias de transmisión eléctrica y otras medidas que aseguren que no se produzca racionamiento. Además, tendrá que dilatarse la salida de algunas centrales a carbón. Estas medidas son un retroceso temporal, pero preferibles a un racionamiento que podría volver impopulares las energías renovables.

Esta crisis debería enseñar algunas lecciones. Se deben promover cambios regulatorios que incentiven inversiones que faciliten la conversión a un sistema basado primordialmente en generación renovable. Se requiere incentivar los atributos de seguridad de inversiones que combinan generación con almacenamiento (por ejemplo, plantas fotovoltaicas combinadas con baterías) por sobre aquellas que solo ofrecen generación por algunas horas del día. Es necesario aumentar la capacidad de transmisión, de manera que la energía que se genere en una parte del país no enfrente restricciones para ser enviada a otras regiones. Estas y muchas otras medidas de más largo plazo son tareas de un próximo gobierno, pero la actual contingencia hace necesario coordinar esfuerzos entre los equipos técnicos de esta administración y los de la siguiente para evitar el temido racionamiento de electricidad.

Fuente: El Mercurio, Viernes 26 de Noviembre de 2021

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