DIARIO FINANCIERO – Los consorcios implementarán 24 proyectos de desarrollo tecnológico “con fines productivos, vinculados a los diferentes sectores económicos representativos de las macrozonas donde se ejecutan, o bien de carácter nacional”.
El impacto del cambio climático se ha reflejado significativamente en la sequía. Para enfrentar este escenario, el Gobierno conformó entre 2019 y 2020 tres consorcios hídricos en la macrozona centro norte del país, y en la macrozona centro sur, para que aporten soluciones desde la innovación y la tecnología.
El vicepresidente ejecutivo de Corfo, Pablo Terrazas, comenta que los tres consorcios, Capta, liderado por la Universidad de Chile, Quitai Anko, por la Universidad de La Serena y COTH20, por la Universidad de Concepción, recibieron un cofinanciamiento de $ 3 mil millones, a los que se sumaron $ 4 mil millones de aportes propios.
Los consorcios implementarán 24 proyectos de desarrollo tecnológico “con fines productivos, vinculados a los diferentes sectores económicos representativos de las macrozonas donde se ejecutan, o bien de carácter nacional”, dice Terrazas.
Entre ellos, destacan tres que buscan enfrentar la crisis hídrica nacional con diferentes soluciones.
1. Banco de información de recursos hídricos
La plataforma BIRH es un proyecto que está trabajando el consorcio COTH20 -que abarca O´Higgins, Maule, Ñuble y la RM- y que busca unificar en un sólo lugar toda la información referente al recurso hídrico a nivel nacional.
El coordinador del consorcio, Octavio Lagos, explica que “no existe una plataforma que unifique la información asociada a los recursos hídricos. Está distribuida en diferentes organizaciones públicas, como la Dirección General de Aguas (DGA) y privadas, como la Federación de Productores de Fruta (Fedefruta)”.
El proyecto se basó en una iniciativa que se realizó para la región de O’higgins, pero esperan cubrir todo el país con información relacionada a caudales, derechos de aprovechamiento o agrometeorológica sobre temperaturas, lluvias, entre otras.
Adelanta que en las próximas etapas se incluirá ciencia de datos y machine learning para generar información a partir de los datos recabados. Se espera que a fines de año exista una versión inicial de la plataforma, a la que se irá integrando más información en forma paulatina.
Recarga artificial de acuíferos
Hace unos seis meses se está desarrollando en la cuenca del río Choapa, en Coquimbo, un proyecto que busca hacer de las napas subterráneas una opción de abastecimiento para tiempos de escasez. El proyecto es parte del portafolio del consorcio Quitai Anko -que contempla las regiones de Atacama, Coquimbo y Valparaíso- y está dirigido por el académico de la Universidad de La Serena, Pablo Álvarez.
El proyecto busca ser una alternativa al almacenamiento de agua en embalses. “Los temas ambientales y sociales hacen que a veces esta solución sea muy lenta e invasiva para miembros de la comunidad. Ahí nace la pregunta de si hay otro lugar donde guardar agua”, plantea Álvarez.
Explica que las aguas se pueden almacenar en el subsuelo, es decir, desde 10 metros hasta más de 100 metros de profundidad, en un espacio poroso. La idea sería, “guardar agua con mucho menos impacto y generar resiliencia en las cuencas para que puedan abastecer cuando el agua flaquea superficialmente”.
Ahora están estudiando la cuenca, para determinar estratégicamente los puntos de recarga. Esperan tener listo el diseño e instalado el sistema de recarga a fin de año.
Plataforma para riesgos y pérdidas de agua potable
La plataforma Ripra, del consorcio Capta -que opera en las regiones de Atacama, Valparaíso y Metropolitana- busca contrarrestar las amenazas y riesgos en la distribución de agua potable -con tecnología y estudio en terreno- para entregar a las empresas distribuidoras de agua, métricas adecuadas para la toma de decisiones.
“Un 33% del agua que se produce se pierde, y de ese 33%, un 75% son pérdidas por el estado de las tuberías. Nuestra idea es enfocarnos en ese tipo de pérdidas”, dice Yolanda Alberto, investigadora del consorcio, encargada del proyecto.
La plataforma evalúa factores como las posibles amenazas, identificación de fugas y optimización de presiones. Para ello se utilizan desde instrumentos tecnológicos, como sensores, hasta software predictivos. Estos se integran y a partir de métricas se puede evaluar como funciona y cómo podría funcionar ante escenarios de desastres.
“Iniciamos el proceso en agosto del año pasado, ahora estamos trabajando con datos públicos de las redes, por ejemplo, con Aguas Andinas, Esval, Aguas San Pedro y Aguas Nuevas en el norte. La idea es cubrir todo el país para que este modelo sea aplicable en cualquier empresa sanitaria”, explica Alberto.
Fuente: Diario Financiero, Martes 27 de abril de 2021