Viernes, Marzo 29, 2024

Diálogo CPI N° 46 – Sólo 9% de los santiaguinos tienen acceso a servicios a una distancia de 15 minutos caminando

CPI – En diálogo organizado por el CPI se entregaron propuestas sobre las inversiones que se pueden realizar para que reducir las brechas urbanas que dificultan el bienestar de quienes habitan las ciudades.
Propuestas concretas y con mirada de futuro, que permitan transformar  la crisis multidimensional que está viviendo el país en una oportunidad  para reducir las brechas urbanas y lograr que sus habitantes puedan vivir en ciudades más sostenibles y amigables, se debatieron en el tercer diálogo organizado este año -en forma virtual- por el Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI).
Con más de 80 asistentes, el encuentro –“Infraestructuras ciudadanas: reflexiones para una política pública post pandemia”- tuvo como expositores a Luis Valenzuela, director del Centro de Inteligencia Territorial de la UAI; y  Francisca Astaburuaga, directora del Centro de Innovación en Ciudades de la UDD y coordinadora del Comité de Ciudad e Infraestructura del CPI. Estas presentaciones  fueron comentadas por Carolina Leitao, alcaldesa de Peñalolén, y Gabriela Elgueta, directora de la Corporación de Desarrollo de Renca.
En el debate se coincidió en que la crisis multidimensional que está viviendo el país (económica, derivadad de una crisis sanitaria,  social y ambiental) es una oportunidad para repensar nuestras  ciudades de manera de reducir las brechas que existen entre comunas y localidades  e ir haciendo los cambios que den lugar a espacios urbanos que garanticen el bienestar de las personas contribuyendo a potenciar su aporte a la economía nacional.
El concepto de la “ciudad a 15 minutos”, como el  que están impulsando grandes urbes como París y otras, surge como una propuesta  para ordenar los problemas que hoy enfrentan muchos barrios y comunas  a nivel nacional. Este modelo postula que los espacios urbanos  sean autosuficientes,  donde los servicios esenciales (comercio, salud, bancos, etc.) están a 15 minutos o menos en bicicleta o a pie.
Si se hace el  ejercicio de detectar hoy qué sucede en  Santiago, por ejemplo, la cifras son elocuentes. Sólo el 9% de los habitantes de la ciudad tienen a su alcance ese tipo de servicios a 15 minutos.
“La mirada cuidadosa alrededor del primer kilómetro desde las puertas de casas, significa poder pensar de manera muy clara en la estandarización del bienestar. Podemos pensarla como una medida, una norma, que garantiza el bienestar territorial humano”, afirmó Luis Valenzuela.

A esto, Francisca Astaburuaga agregó que el  80%  de las interacciones  urbanas suceden en la calle. Es por ello que asegurar su pavimentación, la mantención de veredas,  los servicios que se conducen a través de las calles como señalética,  iluminación, arborización, acceso a espacios públicos paraderos, transporte y  otros  debieran concentrar el principal esfuerzo.
“Una ciudad distribuida -dijo- debe funcionar  bien a nivel de calle local. Hay que poner énfasis en las infraestructuras sociales que funcionan en torno a las calles, espacios donde la gente accede a los servicios que requiere. Desde ese punto de partida se puede proponer invertir en infraestructuras que puedan brindar equidad territorial y poner foco en el fortalecimiento desde los barrios”.
Por su parte, la alcaldesa Carolina Leitao graficó que Santiago está pensada como una  serie de islas donde hay muchos municipios que no tienen las capacidades, recursos o atribuciones para desarrollar, por ejemplo, centralidades para que la población pueda desenvolverse en el mismo territorio. “En nuestra comuna no tenemos bancos;  recién se están abriendo más supermercados, o strip centers, pero además hay falta de acceso dentro de la misma comuna a determinados servicios”, comentó.
De acuerdo al  director ejecutivo del CPI, Carlos Cruz,  ahora se abre una oportunidad para proponer y ejecutar  proyectos  que se enmarquen dentro de una lógica ciudadana para nuestras áreas urbanas. En ese marco, estimó que el Fondo Covid debiera contar con  recursos para la reactivación, los que podrían destinarse de una manera distinta a las lógicas tendenciales en la administración del Presupuesto Público.
“De ser así, las obras que se pueden desarrollar con esta mirada, además de generar empleo, mejorarán la calidad de vida de las personas, mostrarían un Estado cercano a la gente y permitirían recomponer tejido social que  tan afectado se ha visto en los últimos meses”, afirmó. Añadio que “lo importante es que esas redes en las que se invierta den condiciones de máxima seguridad a los desplazamientos de  las personas”.
Entre los equipamientos urbanos que propusieron los expertos están la habilitación de centros sociales que faciliten el encuentro, orientado principalmente a las mujeres y familias, de modo de promover espacios seguros, amigables y que sean un complemento de la casa, lo que no elimina el hacinamiento, pero lo mitiga.
Una clave para materializar este tipo de iniciativas es la asociación público privada para complementar esfuerzos de inversión. Con esta orientación, Gabriela Elgueta mencionó un plan piloto que se puso e marcha en Renca para, a través de un modelo de concesiones, construir equipamiento público y privado (vivienda, comercio, espacios comunitarios) de escala barrial.
“También estamos trabajando -puntualizó- en generar infraestructura para la conformación de clusters en rubros transporte-logística, bodegaje, construcción, alimentación, entre otras”.

Enfatizó que hacer conversar al sector privado que realiza actividades en la comuna con sus habitantes, es fundamental para recuperar los encadenamientos y así vincular el desarrollo de las grandes empresas a la calidad de vida de las personas con las cuales ellos se relacionan en el territorio. Mencionó como ejemplo la experiencia en Renca donde se han generado mesas de trabajo -entre industrias, vecinos y fundaciones- que están definiendo inversiones en infraestructura que tengan sentido.
Agua potable e infraestructura digital
Un desafío de la máxima urgencia  para las ciudades es solucionar el acceso al agua potable. Si bien en Chile se ha avanzado mucho en este tema, aún existen 800 mil personas que no están conectadas a la red ni cuentan con alcantarillado. Este acceso, relevó Luis Valenzuela, es condición relevante para  una vida digna en la ciudad.
Algo similar ocurre con la infraestructura digital. La crisis sanitaria y la necesidad de tele trabajo y clases virtuales, ha revelado la enorme brecha de acceso en el país. “Es absolutamente necesario fortalecer la red digital en las ciudades y democratizar su acceso”, señala Valenzuela, e insiste que es muy importante el diseño de políticas públicas para este efecto, de modo de impedir que las brechas de amplíen.
“La meta que debiéramos fijarnos como país es que las intervenciones urbanas que se planifiiquen, transformen la ciudad, permitan cambiar el indicador de bienestar y no sólo acceder a infraestructura, sino que esta se combine con infraestructura de escala comunal”, sostuvo Carlos Cruz al cerrar el debate.
A continuación ponemos a su disposición las presentaciones de la jornada:

  • Francisca Astaburuaga. “Infraestructuras Ciudadanas. Reflexiones para una Política Pública Post Pandemia” Ver presentación
  • Luis Valenzuela “15 minutos” Ver presentación
  • Gabriela Elgueta “Gobernanza territorial para la colaboración público-privada: oportunidad para la desigualdad” Ver presentación

CUADERNO DEL CPI

INFRAESTRUCTURAS CIUDADANAS: Reflexiones para una Política Pública Post-pandemiaVer Cuaderno

 
Fuente: CPI, Jueves 18 de Junio de 2020

CPI – En diálogo organizado por el CPI se entregaron propuestas sobre las inversiones que se pueden realizar para que reducir las brechas urbanas que dificultan el bienestar de quienes habitan las ciudades.
Propuestas concretas y con mirada de futuro, que permitan transformar  la crisis multidimensional que está viviendo el país en una oportunidad  para reducir las brechas urbanas y lograr que sus habitantes puedan vivir en ciudades más sostenibles y amigables, se debatieron en el tercer diálogo organizado este año -en forma virtual- por el Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI).
Con más de 80 asistentes, el encuentro –“Infraestructuras ciudadanas: reflexiones para una política pública post pandemia”- tuvo como expositores a Luis Valenzuela, director del Centro de Inteligencia Territorial de la UAI; y  Francisca Astaburuaga, directora del Centro de Innovación en Ciudades de la UDD y coordinadora del Comité de Ciudad e Infraestructura del CPI. Estas presentaciones  fueron comentadas por Carolina Leitao, alcaldesa de Peñalolén, y Gabriela Elgueta, directora de la Corporación de Desarrollo de Renca.
En el debate se coincidió en que la crisis multidimensional que está viviendo el país (económica, derivadad de una crisis sanitaria,  social y ambiental) es una oportunidad para repensar nuestras  ciudades de manera de reducir las brechas que existen entre comunas y localidades  e ir haciendo los cambios que den lugar a espacios urbanos que garanticen el bienestar de las personas contribuyendo a potenciar su aporte a la economía nacional.
El concepto de la “ciudad a 15 minutos”, como el  que están impulsando grandes urbes como París y otras, surge como una propuesta  para ordenar los problemas que hoy enfrentan muchos barrios y comunas  a nivel nacional. Este modelo postula que los espacios urbanos  sean autosuficientes,  donde los servicios esenciales (comercio, salud, bancos, etc.) están a 15 minutos o menos en bicicleta o a pie.
Si se hace el  ejercicio de detectar hoy qué sucede en  Santiago, por ejemplo, la cifras son elocuentes. Sólo el 9% de los habitantes de la ciudad tienen a su alcance ese tipo de servicios a 15 minutos.
“La mirada cuidadosa alrededor del primer kilómetro desde las puertas de casas, significa poder pensar de manera muy clara en la estandarización del bienestar. Podemos pensarla como una medida, una norma, que garantiza el bienestar territorial humano”, afirmó Luis Valenzuela.

A esto, Francisca Astaburuaga agregó que el  80%  de las interacciones  urbanas suceden en la calle. Es por ello que asegurar su pavimentación, la mantención de veredas,  los servicios que se conducen a través de las calles como señalética,  iluminación, arborización, acceso a espacios públicos paraderos, transporte y  otros  debieran concentrar el principal esfuerzo.
“Una ciudad distribuida -dijo- debe funcionar  bien a nivel de calle local. Hay que poner énfasis en las infraestructuras sociales que funcionan en torno a las calles, espacios donde la gente accede a los servicios que requiere. Desde ese punto de partida se puede proponer invertir en infraestructuras que puedan brindar equidad territorial y poner foco en el fortalecimiento desde los barrios”.
Por su parte, la alcaldesa Carolina Leitao graficó que Santiago está pensada como una  serie de islas donde hay muchos municipios que no tienen las capacidades, recursos o atribuciones para desarrollar, por ejemplo, centralidades para que la población pueda desenvolverse en el mismo territorio. “En nuestra comuna no tenemos bancos;  recién se están abriendo más supermercados, o strip centers, pero además hay falta de acceso dentro de la misma comuna a determinados servicios”, comentó.
De acuerdo al  director ejecutivo del CPI, Carlos Cruz,  ahora se abre una oportunidad para proponer y ejecutar  proyectos  que se enmarquen dentro de una lógica ciudadana para nuestras áreas urbanas. En ese marco, estimó que el Fondo Covid debiera contar con  recursos para la reactivación, los que podrían destinarse de una manera distinta a las lógicas tendenciales en la administración del Presupuesto Público.
“De ser así, las obras que se pueden desarrollar con esta mirada, además de generar empleo, mejorarán la calidad de vida de las personas, mostrarían un Estado cercano a la gente y permitirían recomponer tejido social que  tan afectado se ha visto en los últimos meses”, afirmó. Añadio que “lo importante es que esas redes en las que se invierta den condiciones de máxima seguridad a los desplazamientos de  las personas”.
Entre los equipamientos urbanos que propusieron los expertos están la habilitación de centros sociales que faciliten el encuentro, orientado principalmente a las mujeres y familias, de modo de promover espacios seguros, amigables y que sean un complemento de la casa, lo que no elimina el hacinamiento, pero lo mitiga.
Una clave para materializar este tipo de iniciativas es la asociación público privada para complementar esfuerzos de inversión. Con esta orientación, Gabriela Elgueta mencionó un plan piloto que se puso e marcha en Renca para, a través de un modelo de concesiones, construir equipamiento público y privado (vivienda, comercio, espacios comunitarios) de escala barrial.
“También estamos trabajando -puntualizó- en generar infraestructura para la conformación de clusters en rubros transporte-logística, bodegaje, construcción, alimentación, entre otras”.

Enfatizó que hacer conversar al sector privado que realiza actividades en la comuna con sus habitantes, es fundamental para recuperar los encadenamientos y así vincular el desarrollo de las grandes empresas a la calidad de vida de las personas con las cuales ellos se relacionan en el territorio. Mencionó como ejemplo la experiencia en Renca donde se han generado mesas de trabajo -entre industrias, vecinos y fundaciones- que están definiendo inversiones en infraestructura que tengan sentido.
Agua potable e infraestructura digital
Un desafío de la máxima urgencia  para las ciudades es solucionar el acceso al agua potable. Si bien en Chile se ha avanzado mucho en este tema, aún existen 800 mil personas que no están conectadas a la red ni cuentan con alcantarillado. Este acceso, relevó Luis Valenzuela, es condición relevante para  una vida digna en la ciudad.
Algo similar ocurre con la infraestructura digital. La crisis sanitaria y la necesidad de tele trabajo y clases virtuales, ha revelado la enorme brecha de acceso en el país. “Es absolutamente necesario fortalecer la red digital en las ciudades y democratizar su acceso”, señala Valenzuela, e insiste que es muy importante el diseño de políticas públicas para este efecto, de modo de impedir que las brechas de amplíen.
“La meta que debiéramos fijarnos como país es que las intervenciones urbanas que se planifiiquen, transformen la ciudad, permitan cambiar el indicador de bienestar y no sólo acceder a infraestructura, sino que esta se combine con infraestructura de escala comunal”, sostuvo Carlos Cruz al cerrar el debate.
A continuación ponemos a su disposición las presentaciones de la jornada:

  • Francisca Astaburuaga. “Infraestructuras Ciudadanas. Reflexiones para una Política Pública Post Pandemia” Ver presentación
  • Luis Valenzuela “15 minutos” Ver presentación
  • Gabriela Elgueta “Gobernanza territorial para la colaboración público-privada: oportunidad para la desigualdad” Ver presentación

CUADERNO DEL CPI

INFRAESTRUCTURAS CIUDADANAS: Reflexiones para una Política Pública Post-pandemiaVer Cuaderno

 
Fuente: CPI, Jueves 18 de Junio de 2020

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