Domingo, Octubre 6, 2024

Sexto informe climático

EL MERCURIO – Es necesario crecer para invertir en energías limpias, así como para cambiar las tecnologías productivas, el transporte y las viviendas.

Su VI Informe ha entregado el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC). Este describe la evidencia científica del fenómeno, sus orígenes y su trayectoria futura en distintos escenarios. El documento recopila los resultados de una enorme cantidad de estudios producidos por investigadores en temas relacionados con el clima. Estos analizan los cambios en las temperaturas atmosféricas, el efecto en el nivel y temperatura de los océanos, las lluvias, huracanes, vientos y glaciares. Las noticias son malas, pero solo confirman y refuerzan algo que se sabía con alta certeza ya desde el tercer o cuarto informe: el clima planetario está cambiando y calentándose. El documento es enfático en señalar que las causas son antropogénicas (debido al ser humano).

En todos los escenarios, incluso en aquellos en que se eliminan las emisiones de CO{-2} y otros gases de efecto invernadero al 2050, hay un aumento similar de las temperaturas en el corto plazo (hasta 2040). Es solo la evolución posterior la que se modera. Sin embargo, algunos efectos pueden durar siglos e incluso milenios: el informe indica que, con gran seguridad, el nivel del mar seguirá subiendo por miles de años, aunque cada vez más lentamente en los escenarios en que las emisiones netas cesan a partir de 2050.

La solidez de las conclusiones, que representan el consenso casi unánime de los científicos, puede verificarse a simple vista en la reducción de los glaciares, la observación de temperaturas extremas (como los 45 °C en un pueblo en Canadá) o el aumento en la frecuencia de huracanes y de extremos climáticos, como inundaciones en algunas zonas y sequías en otras. Todas ellas son el resultado de un sistema climático en desequilibrio.

Nuestro país ha sido relativamente responsable en sus políticas, con una promesa de eliminar la generación a carbón a 2040 y grandes inversiones en energías renovables. Falta ser más ambiciosos en el transporte y tal vez en la industria, pero es probable que si Chile sigue la trayectoria prometida y se preservan y aumentan los bosques, podrá llegar a un neto cero en 2050. Sin embargo, hay muchas naciones que están lejos de esto y siguen perseverando en energías basadas en combustibles fósiles, como ocurre en casi todo el resto de América Latina.

En el mundo, Europa es el continente más responsable, pero las protestas por los impuestos al carbón en Francia (comparables con los intentos de parlamentarios chilenos por reducir el impuesto a la gasolina) muestran el costo político de corto plazo de estas medidas. En Estados Unidos, una parte importante de la población no cree en el cambio climático (usualmente, los mismos que se oponen a la vacunación contra el covid). También se responsabiliza al crecimiento de China, que es efectivamente el mayor emisor mundial. Este país, sin embargo, señala que es el mayor inversionista en energía solar y que su consumo por persona es menor que el de EE.UU. y otras naciones desarrolladas, principales contribuyentes históricos a las emisiones.

¿Significa en definitiva todo esto que, frente a la emergencia climática, el mundo debe renunciar al crecimiento económico? La respuesta debería ser negativa no solo porque condena a miles de millones de personas a una vida miserable, sino porque el mundo seguiría usando las tecnologías que generan emisiones de gases de efecto invernadero. Es necesario crecer para invertir en energías limpias, cambiando las tecnologías productivas y el transporte, renovando las viviendas para reducir el consumo y favoreciendo el reciclaje en la industria. Se debe mantener la idea de los beneficios del crecimiento económico, pero ahora considerando uno enfocado en reducir el impacto del hombre sobre la naturaleza.

Fuente: El Mercurio, Jueves 12 de Agosto de 2021

EL MERCURIO – Es necesario crecer para invertir en energías limpias, así como para cambiar las tecnologías productivas, el transporte y las viviendas.

Su VI Informe ha entregado el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC). Este describe la evidencia científica del fenómeno, sus orígenes y su trayectoria futura en distintos escenarios. El documento recopila los resultados de una enorme cantidad de estudios producidos por investigadores en temas relacionados con el clima. Estos analizan los cambios en las temperaturas atmosféricas, el efecto en el nivel y temperatura de los océanos, las lluvias, huracanes, vientos y glaciares. Las noticias son malas, pero solo confirman y refuerzan algo que se sabía con alta certeza ya desde el tercer o cuarto informe: el clima planetario está cambiando y calentándose. El documento es enfático en señalar que las causas son antropogénicas (debido al ser humano).

En todos los escenarios, incluso en aquellos en que se eliminan las emisiones de CO{-2} y otros gases de efecto invernadero al 2050, hay un aumento similar de las temperaturas en el corto plazo (hasta 2040). Es solo la evolución posterior la que se modera. Sin embargo, algunos efectos pueden durar siglos e incluso milenios: el informe indica que, con gran seguridad, el nivel del mar seguirá subiendo por miles de años, aunque cada vez más lentamente en los escenarios en que las emisiones netas cesan a partir de 2050.

La solidez de las conclusiones, que representan el consenso casi unánime de los científicos, puede verificarse a simple vista en la reducción de los glaciares, la observación de temperaturas extremas (como los 45 °C en un pueblo en Canadá) o el aumento en la frecuencia de huracanes y de extremos climáticos, como inundaciones en algunas zonas y sequías en otras. Todas ellas son el resultado de un sistema climático en desequilibrio.

Nuestro país ha sido relativamente responsable en sus políticas, con una promesa de eliminar la generación a carbón a 2040 y grandes inversiones en energías renovables. Falta ser más ambiciosos en el transporte y tal vez en la industria, pero es probable que si Chile sigue la trayectoria prometida y se preservan y aumentan los bosques, podrá llegar a un neto cero en 2050. Sin embargo, hay muchas naciones que están lejos de esto y siguen perseverando en energías basadas en combustibles fósiles, como ocurre en casi todo el resto de América Latina.

En el mundo, Europa es el continente más responsable, pero las protestas por los impuestos al carbón en Francia (comparables con los intentos de parlamentarios chilenos por reducir el impuesto a la gasolina) muestran el costo político de corto plazo de estas medidas. En Estados Unidos, una parte importante de la población no cree en el cambio climático (usualmente, los mismos que se oponen a la vacunación contra el covid). También se responsabiliza al crecimiento de China, que es efectivamente el mayor emisor mundial. Este país, sin embargo, señala que es el mayor inversionista en energía solar y que su consumo por persona es menor que el de EE.UU. y otras naciones desarrolladas, principales contribuyentes históricos a las emisiones.

¿Significa en definitiva todo esto que, frente a la emergencia climática, el mundo debe renunciar al crecimiento económico? La respuesta debería ser negativa no solo porque condena a miles de millones de personas a una vida miserable, sino porque el mundo seguiría usando las tecnologías que generan emisiones de gases de efecto invernadero. Es necesario crecer para invertir en energías limpias, cambiando las tecnologías productivas y el transporte, renovando las viviendas para reducir el consumo y favoreciendo el reciclaje en la industria. Se debe mantener la idea de los beneficios del crecimiento económico, pero ahora considerando uno enfocado en reducir el impacto del hombre sobre la naturaleza.

Fuente: El Mercurio, Jueves 12 de Agosto de 2021

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