Domingo, Noviembre 3, 2024

“Reúso de agua servida transformaría a Antofagasta en un gran parque”

EL MERCURIO DE ANTOFAGASTA – Israel se caracteriza -en buen parte de su territorio- por una geografía árida y un clima caluroso, con una amplia costa al Mar Mediterráneo. La escasez de agua dulce derivada de ese clima los obligó a desalar agua de mar y -cuando eso ya no fue suficiente- a reutilizar sus aguas servidas. Hoy reúsan el 86% de ese recurso.

La similitud con la realidad local es evidente, y aunque Antofagasta avanzó hacia la utilización de agua de mar desalada -cerca del 80% de la ciudad se abastece desde esa fuente-, solo el 10% de sus aguas servidas son tratadas y reutilizadas.

Para conversar sobre las opciones que ofrece esta modalidad, ayer se realizó el seminario “Reúso de aguas para una mejor ciudad”, convocado por Creo Antofagasta. La principal expositora fue Galit Sasson, experta proveniente de la empresa nacional de aguas de Israel (Mekorot), quien compartió la exitosa experiencia de su país.

¿Cómo es la experiencia israelita en materia de reutilización de agua?

– Israel posee un clima muy árido, por lo tanto era imperativo avanzar en la reutilización del agua. A comienzos de los 90 comenzamos a buscar nuevos recursos para producir este elemento y no sólo depender de lo que naturalmente nos ofrecía el clima. Concluimos que teníamos dos opciones principales: la desalación de agua de mar y el reciclado de aguas residuales.

Como somos un país costero al Mar Mediterráneo, comenzamos un proceso de desalación de agua y por otro lado comenzamos gradualmente a aumentar el reúso de aguas servidas, hasta llegar a la actualidad cuando reutilizamos el 86% de nuestras aguas residuales.

¿Ese crecimiento se dio como una política de Estado?

– Efectivamente, el proceso de reutilización de los efluentes comenzó en 1990 como una política gubernamental que fue incrementándose progresivamente y que en la última década ha tenido un crecimiento muy rápido.

¿Podría identificar tres o cuatro aspectos claves para el éxito de ese proceso?

– Primero, es necesaria una situación donde puedas sentir que estás quedándote sin el recurso, donde te encuentras con una motivación potente para buscar alternativas; lo segundo es ayuda del gobierno, porque cuando el agua servida es tratada y existe una regulación estás obligado a alcanzar una determinada calidad de ese efluente, independiente de si la vas a reutilizar o a disponer al mar.

¿Cuando habla de regulación gubernamental se refiere a cuotas obligatorias de tratamiento, estándares de calidad o políticas de fomento para la industria?

– Ambas cosas. En este caso, la calidad del agua debe ser buena, independiente si su uso es medioambiental, debe exigirse un alto estándar. Y por supuesto, que debe haber apoyo con recursos públicos, los cuales luego pueden ser devueltos, porque si envías el agua a la agricultura, éstos pagan el precio real del agua.

En Israel el agua pertenece a la gente, incluso para regar tu patio, si utilizas agua debes pagarle al gobierno, es éste el que decide dónde y en qué cantidad va el agua, y obviamente a que precio, que incluye la desalación y el tratamiento para su reutilización.

¿Qué similitudes aprecia entre la realidad israelí de comienzos de los 90 y la que enfrenta actualmente Antofagasta?

– Bueno, es más o menos obvio que ambos tenemos escasez de agua, Antofagasta necesita desalar agua, tal como nos ocurrió a nosotros, pero es un proceso caro. Pero la ciudad necesita el recurso para desarrollar agricultura o para urbanismo, tal como lo necesitábamos nosotros cuando comenzamos este proceso, si ya tienen soluciones por la vía de la desalación de agua de mar, ahora el siguiente paso es avanzar con la reutilización de sus aguas residuales.

¿Cómo deberíamos avanzar en ese proceso?

– Creo que esa debe ser una iniciativa de la compañía de agua, no del gobierno, que debe entregar la regulación sobre la calidad de efluente. Ese recurso es posible de vender a industrias como la minería a un precio muy conveniente, ese debe ser un incentivo más que atractivo.

¿Qué beneficios económicos y sociales trae consigo la reutilización del agua?

– Económicamente, te presenta una alternativa al agua desalada que requiere un alto consumo energético, el agua servida tratada es posible conseguirla a mucho menor precio. En el ámbito social, la reutilización de aguas servidas permitiría transformar a Antofagasta en un gran parque verde, generando valor medioambiental y económico. Donde existen lindos parques las propiedades se valorizan, si hay más y mejores parques la delincuencia disminuye, y permitiría una mayor recarga de los acuíferos.

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Fuente: El Mercurio de Antofagasta, Viernes 16 de noviembre de 2018

EL MERCURIO DE ANTOFAGASTA – Israel se caracteriza -en buen parte de su territorio- por una geografía árida y un clima caluroso, con una amplia costa al Mar Mediterráneo. La escasez de agua dulce derivada de ese clima los obligó a desalar agua de mar y -cuando eso ya no fue suficiente- a reutilizar sus aguas servidas. Hoy reúsan el 86% de ese recurso.

La similitud con la realidad local es evidente, y aunque Antofagasta avanzó hacia la utilización de agua de mar desalada -cerca del 80% de la ciudad se abastece desde esa fuente-, solo el 10% de sus aguas servidas son tratadas y reutilizadas.

Para conversar sobre las opciones que ofrece esta modalidad, ayer se realizó el seminario “Reúso de aguas para una mejor ciudad”, convocado por Creo Antofagasta. La principal expositora fue Galit Sasson, experta proveniente de la empresa nacional de aguas de Israel (Mekorot), quien compartió la exitosa experiencia de su país.

¿Cómo es la experiencia israelita en materia de reutilización de agua?

– Israel posee un clima muy árido, por lo tanto era imperativo avanzar en la reutilización del agua. A comienzos de los 90 comenzamos a buscar nuevos recursos para producir este elemento y no sólo depender de lo que naturalmente nos ofrecía el clima. Concluimos que teníamos dos opciones principales: la desalación de agua de mar y el reciclado de aguas residuales.

Como somos un país costero al Mar Mediterráneo, comenzamos un proceso de desalación de agua y por otro lado comenzamos gradualmente a aumentar el reúso de aguas servidas, hasta llegar a la actualidad cuando reutilizamos el 86% de nuestras aguas residuales.

¿Ese crecimiento se dio como una política de Estado?

– Efectivamente, el proceso de reutilización de los efluentes comenzó en 1990 como una política gubernamental que fue incrementándose progresivamente y que en la última década ha tenido un crecimiento muy rápido.

¿Podría identificar tres o cuatro aspectos claves para el éxito de ese proceso?

– Primero, es necesaria una situación donde puedas sentir que estás quedándote sin el recurso, donde te encuentras con una motivación potente para buscar alternativas; lo segundo es ayuda del gobierno, porque cuando el agua servida es tratada y existe una regulación estás obligado a alcanzar una determinada calidad de ese efluente, independiente de si la vas a reutilizar o a disponer al mar.

¿Cuando habla de regulación gubernamental se refiere a cuotas obligatorias de tratamiento, estándares de calidad o políticas de fomento para la industria?

– Ambas cosas. En este caso, la calidad del agua debe ser buena, independiente si su uso es medioambiental, debe exigirse un alto estándar. Y por supuesto, que debe haber apoyo con recursos públicos, los cuales luego pueden ser devueltos, porque si envías el agua a la agricultura, éstos pagan el precio real del agua.

En Israel el agua pertenece a la gente, incluso para regar tu patio, si utilizas agua debes pagarle al gobierno, es éste el que decide dónde y en qué cantidad va el agua, y obviamente a que precio, que incluye la desalación y el tratamiento para su reutilización.

¿Qué similitudes aprecia entre la realidad israelí de comienzos de los 90 y la que enfrenta actualmente Antofagasta?

– Bueno, es más o menos obvio que ambos tenemos escasez de agua, Antofagasta necesita desalar agua, tal como nos ocurrió a nosotros, pero es un proceso caro. Pero la ciudad necesita el recurso para desarrollar agricultura o para urbanismo, tal como lo necesitábamos nosotros cuando comenzamos este proceso, si ya tienen soluciones por la vía de la desalación de agua de mar, ahora el siguiente paso es avanzar con la reutilización de sus aguas residuales.

¿Cómo deberíamos avanzar en ese proceso?

– Creo que esa debe ser una iniciativa de la compañía de agua, no del gobierno, que debe entregar la regulación sobre la calidad de efluente. Ese recurso es posible de vender a industrias como la minería a un precio muy conveniente, ese debe ser un incentivo más que atractivo.

¿Qué beneficios económicos y sociales trae consigo la reutilización del agua?

– Económicamente, te presenta una alternativa al agua desalada que requiere un alto consumo energético, el agua servida tratada es posible conseguirla a mucho menor precio. En el ámbito social, la reutilización de aguas servidas permitiría transformar a Antofagasta en un gran parque verde, generando valor medioambiental y económico. Donde existen lindos parques las propiedades se valorizan, si hay más y mejores parques la delincuencia disminuye, y permitiría una mayor recarga de los acuíferos.

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Fuente: El Mercurio de Antofagasta, Viernes 16 de noviembre de 2018

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