Jueves, Octubre 3, 2024

Retraso en TV digital

EL MERCURIO – A pesar de que a fines de 2020 ya no podrán emitir en señal análoga, la mayor parte de los canales de televisión abierta aún muestran pocos avances en su traslado a la nueva tecnología. Solo una empresa ha alcanzado a migrar más de la mitad de sus estaciones y las demás lo han hecho en proporción mucho menor. Entre tanto, la televisión abierta, al igual que otros medios de comunicación, son cada vez más desafiados por las nuevas plataformas, en un escenario en que el público incluso comienza a abandonar el cable y a optar por medios basados en internet. Este panorama es el resultado de años de presiones y debates que retrasaron las definiciones legislativas sobre el tema: propiedad del espectro, la tecnología a utilizar y lo que se podría hacer con el espectro liberado. Paradójicamente, después de todas esas discusiones y del abundante lobby que las rodeó, la televisión digital podría terminar pasando sin pena ni gloria.
Desde un punto de vista técnico, tal vez lo más valioso que dejará este proceso sea el espectro radioeléctrico liberado. En efecto, dado que la televisión digital utiliza dicho espectro en forma más eficiente que la análoga, su señal -de mejor calidad- libera frecuencias que pueden ser reutilizadas: el denominado “dividendo digital”. La decisión política original fue destinar gran parte de ese espectro a canales locales, regionales y comunales. Si bien en su momento ello pudo estimarse razonable, hoy parece más dudoso. En efecto, si ya es dificil construir audiencias para la televisión abierta masiva, no es claro que exista suficiente público para esos nuevos canales de foco más resgtringido. Por lo demás, el desarrollo de la web ofrece hoy múltiples opciones para que quienes tienen propuestas programáticas innovadoras o que apunten a nichos específicos (ya sean territoriales, de género, etc.) puedan implementarlas con facilidad. Desde esa perspectiva, se ha planteado que sería más eficiente -para efectos de uso del espectro- aprovechar esta oportunidad para lograr que a lo largo de todo el país los chilenos dispongan de un servicio de banda ancha de alta capacidad usando las frecuencias liberadas. Es lo que han hecho o planean hacer con su “dividendo digital” la mayor parte de las naciones desarrolladas.
Tal vez si las discusiones sobre televisión digital se hubieran resuelto hace 15 años, esos canales locales que se buscaba desarrollar hubieran tenido espacio para establecerse y eventualmente consolidarse. El problema es que ello no ocurrió y hoy es más dificil sostener que ese sea el uso más eficiente del espectro. No es claro cómo resolver este problema de aprovechamiento de espectro, ya que existen derechos adquiridos que se deben respetar.
Con todo, dado que tales canales aún no han comenzado a operar y las eventuales inversiones que hayan hecho podrían eventualmente redireccionarse hacia un canal IP (de banda ancha), cabría estudiar la viabilidad y modo de destinar esas frecuencias liberadas a internet sin cables con cobertura total. Otra alternativa a estudiar sería la de relicitar ese espectro, utilizando los recursos que se obtengan para que el Estado provea internet a localidades aisladas, así como para financiar proyectos comunitarios que satisfagan las necesidades que debian atender esos programas de televisión abierta local, regional o comunal.
Es dudoso que Chile esté dando el mejor uso al espectro que se liberará.
Ver artículo
Fuente: El Mercurio, viernes 25 de enero de 2019

EL MERCURIO – A pesar de que a fines de 2020 ya no podrán emitir en señal análoga, la mayor parte de los canales de televisión abierta aún muestran pocos avances en su traslado a la nueva tecnología. Solo una empresa ha alcanzado a migrar más de la mitad de sus estaciones y las demás lo han hecho en proporción mucho menor. Entre tanto, la televisión abierta, al igual que otros medios de comunicación, son cada vez más desafiados por las nuevas plataformas, en un escenario en que el público incluso comienza a abandonar el cable y a optar por medios basados en internet. Este panorama es el resultado de años de presiones y debates que retrasaron las definiciones legislativas sobre el tema: propiedad del espectro, la tecnología a utilizar y lo que se podría hacer con el espectro liberado. Paradójicamente, después de todas esas discusiones y del abundante lobby que las rodeó, la televisión digital podría terminar pasando sin pena ni gloria.
Desde un punto de vista técnico, tal vez lo más valioso que dejará este proceso sea el espectro radioeléctrico liberado. En efecto, dado que la televisión digital utiliza dicho espectro en forma más eficiente que la análoga, su señal -de mejor calidad- libera frecuencias que pueden ser reutilizadas: el denominado “dividendo digital”. La decisión política original fue destinar gran parte de ese espectro a canales locales, regionales y comunales. Si bien en su momento ello pudo estimarse razonable, hoy parece más dudoso. En efecto, si ya es dificil construir audiencias para la televisión abierta masiva, no es claro que exista suficiente público para esos nuevos canales de foco más resgtringido. Por lo demás, el desarrollo de la web ofrece hoy múltiples opciones para que quienes tienen propuestas programáticas innovadoras o que apunten a nichos específicos (ya sean territoriales, de género, etc.) puedan implementarlas con facilidad. Desde esa perspectiva, se ha planteado que sería más eficiente -para efectos de uso del espectro- aprovechar esta oportunidad para lograr que a lo largo de todo el país los chilenos dispongan de un servicio de banda ancha de alta capacidad usando las frecuencias liberadas. Es lo que han hecho o planean hacer con su “dividendo digital” la mayor parte de las naciones desarrolladas.
Tal vez si las discusiones sobre televisión digital se hubieran resuelto hace 15 años, esos canales locales que se buscaba desarrollar hubieran tenido espacio para establecerse y eventualmente consolidarse. El problema es que ello no ocurrió y hoy es más dificil sostener que ese sea el uso más eficiente del espectro. No es claro cómo resolver este problema de aprovechamiento de espectro, ya que existen derechos adquiridos que se deben respetar.
Con todo, dado que tales canales aún no han comenzado a operar y las eventuales inversiones que hayan hecho podrían eventualmente redireccionarse hacia un canal IP (de banda ancha), cabría estudiar la viabilidad y modo de destinar esas frecuencias liberadas a internet sin cables con cobertura total. Otra alternativa a estudiar sería la de relicitar ese espectro, utilizando los recursos que se obtengan para que el Estado provea internet a localidades aisladas, así como para financiar proyectos comunitarios que satisfagan las necesidades que debian atender esos programas de televisión abierta local, regional o comunal.
Es dudoso que Chile esté dando el mejor uso al espectro que se liberará.
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Fuente: El Mercurio, viernes 25 de enero de 2019

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