Martes, Octubre 8, 2024

Retraso en Agua Negra

EL MERCURIO – El túnel de Agua Negra, de 14 km, conectará los puertos de la Región de Coquimbo con la Provincia de San Juan, en Argentina. Sería también una alternativa para la carga de Argentina a la Región de Valparaíso cuando el paso Los Libertadores se encuentre cortado por tormentas o avalanchas. Se trata de un proyecto que desde hace mucho viene siendo impulsado tanto por la Región de Coquimbo como por San Juan. Por lo mismo, la noticia de que sufriría un nuevo retraso causó desaliento a ambos lados de la cordillera. Ello, luego de que el Ministerio de Obras Públicas informara haber detectado que la falla geológica de San Lorenzo corre paralela al trazado del túnel, lo que dificulta el proyecto. A ello se suman problemas con aguas subterráneas.
Aunque estos obstáculos no impiden el desarrollo de la obra, sí aumentan sus costos, los que se estima subirían de US$ 1.500 millones a más de $4.000 millones. Por lo mismo, el MOP es reticente a continuar con el proyecto sin reestudiarlo, pues con los nuevos costos podría no ser socialmente rentable. Por su parte, las autoridades regionales de ambos países señalan haber ya destinado recursos a estudios. De hecho, los sanjuaninos indican que invirtieron US$ 43 millones en consultores internacionales, los que no habrían detectado ningún inconveniente, por lo que procedería continuar con una iniciativa que tiene su financiamiento aprobado por el BID. También en Chile las autoridades regionales están decepcionadas, pero confían más en el MOP y en la experiencia de un país minero.
Invertir montos importantes en estudios, como los US$ 43 millones referidos, y luego no llevar a cabo el proyecto, no significa que estos recursos se hayan malgastado. Por el contrario, si un estudio impide que se construya una iniciativa que terminaría costando varias veces lo proyectado, se trata de uno de los usos más rentables que se les puede dar a los recursos fiscales.
Los túneles son tal vez el tipo de proyectos con mayor riesgo de costos de la ingeniería civil. Varios casos recientes lo demuestran. En El Teniente, por ejemplo, el riesgo de explosiones de roca del proyecto Nivel Nueva Mina elevó los costos de US$ 1.500 millones a US$ 5.000 millones. En la central La Higuera, de HydroPower, colapsó el túnel de entrada a la planta, lo que la paralizó por un período de casi dos años. La central Los Cóndores, de Enel, enfrentó roca más dura en la construcción de túneles de lo que señalaban los estudios, y el costo se elevó desde US$ 180 millones a US$ 957 millones. Por último, AES Gener estimó el costo de su proyecto de Alto Maipo en US$ 700 millones en 2007, y actualmente esa estimación supera los US$ 3 mil millones.
Tales antecedentes explican y justifican la prudencia del MOP respecto de Agua Negra. El problema es que cuando estos proyectos comienzan —especialmente si involucran a dos Estados vecinos— resulta difícil detenerlos, aun cuando la multiplicación de sus costos ponga en duda su rentabilidad social. Es por ello que destinar recursos a estudios resulta tan vital. Por razones políticas, los gobiernos suelen resistirse, pese a que lo aconsejable en proyectos de infraestructura complejos es dedicar al menos el 5-10% del presupuesto a ese fin, de modo de reducir los riesgos de imponderables posteriores.
Ver artículo
Fuente: El Mercurio, Miércoles 08 de Mayo de 2019

EL MERCURIO – El túnel de Agua Negra, de 14 km, conectará los puertos de la Región de Coquimbo con la Provincia de San Juan, en Argentina. Sería también una alternativa para la carga de Argentina a la Región de Valparaíso cuando el paso Los Libertadores se encuentre cortado por tormentas o avalanchas. Se trata de un proyecto que desde hace mucho viene siendo impulsado tanto por la Región de Coquimbo como por San Juan. Por lo mismo, la noticia de que sufriría un nuevo retraso causó desaliento a ambos lados de la cordillera. Ello, luego de que el Ministerio de Obras Públicas informara haber detectado que la falla geológica de San Lorenzo corre paralela al trazado del túnel, lo que dificulta el proyecto. A ello se suman problemas con aguas subterráneas.
Aunque estos obstáculos no impiden el desarrollo de la obra, sí aumentan sus costos, los que se estima subirían de US$ 1.500 millones a más de $4.000 millones. Por lo mismo, el MOP es reticente a continuar con el proyecto sin reestudiarlo, pues con los nuevos costos podría no ser socialmente rentable. Por su parte, las autoridades regionales de ambos países señalan haber ya destinado recursos a estudios. De hecho, los sanjuaninos indican que invirtieron US$ 43 millones en consultores internacionales, los que no habrían detectado ningún inconveniente, por lo que procedería continuar con una iniciativa que tiene su financiamiento aprobado por el BID. También en Chile las autoridades regionales están decepcionadas, pero confían más en el MOP y en la experiencia de un país minero.
Invertir montos importantes en estudios, como los US$ 43 millones referidos, y luego no llevar a cabo el proyecto, no significa que estos recursos se hayan malgastado. Por el contrario, si un estudio impide que se construya una iniciativa que terminaría costando varias veces lo proyectado, se trata de uno de los usos más rentables que se les puede dar a los recursos fiscales.
Los túneles son tal vez el tipo de proyectos con mayor riesgo de costos de la ingeniería civil. Varios casos recientes lo demuestran. En El Teniente, por ejemplo, el riesgo de explosiones de roca del proyecto Nivel Nueva Mina elevó los costos de US$ 1.500 millones a US$ 5.000 millones. En la central La Higuera, de HydroPower, colapsó el túnel de entrada a la planta, lo que la paralizó por un período de casi dos años. La central Los Cóndores, de Enel, enfrentó roca más dura en la construcción de túneles de lo que señalaban los estudios, y el costo se elevó desde US$ 180 millones a US$ 957 millones. Por último, AES Gener estimó el costo de su proyecto de Alto Maipo en US$ 700 millones en 2007, y actualmente esa estimación supera los US$ 3 mil millones.
Tales antecedentes explican y justifican la prudencia del MOP respecto de Agua Negra. El problema es que cuando estos proyectos comienzan —especialmente si involucran a dos Estados vecinos— resulta difícil detenerlos, aun cuando la multiplicación de sus costos ponga en duda su rentabilidad social. Es por ello que destinar recursos a estudios resulta tan vital. Por razones políticas, los gobiernos suelen resistirse, pese a que lo aconsejable en proyectos de infraestructura complejos es dedicar al menos el 5-10% del presupuesto a ese fin, de modo de reducir los riesgos de imponderables posteriores.
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Fuente: El Mercurio, Miércoles 08 de Mayo de 2019

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