Viernes, Marzo 29, 2024

Prometedores avances en electromovilidad

DIARIO FINANCIERO – Una de las pocas cosas en que parece haber consenso universal -y políticamente transversal- es la necesidad de encontrar formas de bajar las emisiones de carbono en todas las actividades y sectores de la economía. El énfasis en la descarbonización de la matriz energética, por ejemplo, más allá de atendibles consideraciones sobre mecanismos y plazos, es una muestra de ello; los esfuerzos de personas y empresas por reducir por diversos métodos la huella de carbono que genera tanto la producción como el consumo de ciertos bienes es otra.

La industria es incipiente, desde luego, y enfrenta desafíos para su masificación, pero todo apunta hacia una alentadora tendencia en ascenso.

Sin duda el interés por dar impulso a la electromovilidad es un área especialmente prometedora en este sentido, dado que el transporte -público y privado- es uno de los sectores que más contaminan. Un artículo de DF Lab publicado en nuestra edición de ayer recogió varias experiencias valiosas de empresas embarcadas en esfuerzos por promover el uso de vehículos eléctricos, los que por cierto complementan y refuerzan la Estrategia Nacional de Electromovilidad que se impulsa desde el Estado, y que busca que al 2035 la totalidad de las ventas de nuevos vehículos sean cero emisiones.

La meta es ambiciosa, pero la variedad de ejemplos recogidos en nuestro artículo es alentadora. El aumento en las ventas de vehículos eléctricos de trabajo, sobre todo furgones, es una señal de avance, pero también para la movilización de personas. Hay empresas que los utilizan crecientemente en sus redes de distribución de “última milla”; otras como taxis para transportar pasajeros; y también las que comercializan los indispensables sistemas de carga eléctrica.

La industria es incipiente, desde luego, y enfrenta desafíos para su masificación -la inflación y los vientos de recesión económica mundial no ayudan, por cierto-, pero todo apunta hacia una tendencia en ascenso. Y que los privados, y no el Estado, estén a la vanguardia en la materia es tal vez la base más prometedora para que sea una tendencia económica y socialmente sustentable.

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Fuente: Diario Financiero, Viernes 15 de Julio de 2022

DIARIO FINANCIERO – Una de las pocas cosas en que parece haber consenso universal -y políticamente transversal- es la necesidad de encontrar formas de bajar las emisiones de carbono en todas las actividades y sectores de la economía. El énfasis en la descarbonización de la matriz energética, por ejemplo, más allá de atendibles consideraciones sobre mecanismos y plazos, es una muestra de ello; los esfuerzos de personas y empresas por reducir por diversos métodos la huella de carbono que genera tanto la producción como el consumo de ciertos bienes es otra.

La industria es incipiente, desde luego, y enfrenta desafíos para su masificación, pero todo apunta hacia una alentadora tendencia en ascenso.

Sin duda el interés por dar impulso a la electromovilidad es un área especialmente prometedora en este sentido, dado que el transporte -público y privado- es uno de los sectores que más contaminan. Un artículo de DF Lab publicado en nuestra edición de ayer recogió varias experiencias valiosas de empresas embarcadas en esfuerzos por promover el uso de vehículos eléctricos, los que por cierto complementan y refuerzan la Estrategia Nacional de Electromovilidad que se impulsa desde el Estado, y que busca que al 2035 la totalidad de las ventas de nuevos vehículos sean cero emisiones.

La meta es ambiciosa, pero la variedad de ejemplos recogidos en nuestro artículo es alentadora. El aumento en las ventas de vehículos eléctricos de trabajo, sobre todo furgones, es una señal de avance, pero también para la movilización de personas. Hay empresas que los utilizan crecientemente en sus redes de distribución de “última milla”; otras como taxis para transportar pasajeros; y también las que comercializan los indispensables sistemas de carga eléctrica.

La industria es incipiente, desde luego, y enfrenta desafíos para su masificación -la inflación y los vientos de recesión económica mundial no ayudan, por cierto-, pero todo apunta hacia una tendencia en ascenso. Y que los privados, y no el Estado, estén a la vanguardia en la materia es tal vez la base más prometedora para que sea una tendencia económica y socialmente sustentable.

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Fuente: Diario Financiero, Viernes 15 de Julio de 2022

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