Martes, Diciembre 3, 2024

Nuevo ciclo de la infraestructura, por Hernán de Solminihac

PULSO – En un contexto de deuda pública cada vez más severo, de incertidumbre por las próximas elecciones presidenciales y de difícil avance de la convención constituyente, los proyectos de infraestructura cobran cada vez más relevancia para enfrentar los desafíos de empleo, crecimiento y desarrollo del país.

La infraestructura permite conectar a las personas y sus familias, entregar servicios como luz, agua, gas, Internet y facilitar el funcionamiento de las diferentes actividades productivas. No disponer de la infraestructura necesaria para el correcto funcionamiento de un país, es hipotecar el futuro de las próximas generaciones.

La reapertura económica está reactivando las obras y los grandes proyectos y, con ello, el empleo y la actividad que generan. Sin embargo, es necesario avanzar un paso más y aportar con mejores soluciones, para lograr mayor productividad y competitividad para el beneficio del país.

Obviamente, es fundamental identificar y estimar correctamente los beneficios y costos asociados al desarrollo de cada proyecto, por la magnitud y complejidad que las grandes obras de infraestructura representan. También es necesario, hoy más que nunca, incorporar la opinión de las comunidades en etapas clave del ciclo de vida de la infraestructura y una mirada sustentable de largo plazo.

El impacto de no gestionar correctamente el desarrollo de este tipo de proyectos, en términos de financiamiento, costo, tiempo y alcance, por mencionar algunos factores, afecta negativamente al cumplimiento del objetivo buscado con este tipo de proyectos, impactando a su vez en la productividad y el bienestar de los beneficiarios directos e indirectos de las obras de infraestructura.

Para el caso de la infraestructura pública nacional, en un contexto de alto endeudamiento público, surgen nuevamente como posibles alternativas las asociaciones público y privadas, que a través de financiamiento privado para obras o servicios puntuales, permitan al Estado destinar recursos –que son siempre limitados– a otras áreas prioritarias como salud o inclusión social.

Adelantarse a los desafíos que hoy plantea este nuevo ciclo de los proyectos de infraestructura, es crucial para tener una recuperación estable a largo plazo. La búsqueda de soluciones colaborativas para el desarrollo del país, requiere del aporte de cada uno.

* El autor es Director de Clapes UC, Profesor Titular de Ingeniería UC.

Fuente: Pulso, Lunes 4 de Octubre de 2021

PULSO – En un contexto de deuda pública cada vez más severo, de incertidumbre por las próximas elecciones presidenciales y de difícil avance de la convención constituyente, los proyectos de infraestructura cobran cada vez más relevancia para enfrentar los desafíos de empleo, crecimiento y desarrollo del país.

La infraestructura permite conectar a las personas y sus familias, entregar servicios como luz, agua, gas, Internet y facilitar el funcionamiento de las diferentes actividades productivas. No disponer de la infraestructura necesaria para el correcto funcionamiento de un país, es hipotecar el futuro de las próximas generaciones.

La reapertura económica está reactivando las obras y los grandes proyectos y, con ello, el empleo y la actividad que generan. Sin embargo, es necesario avanzar un paso más y aportar con mejores soluciones, para lograr mayor productividad y competitividad para el beneficio del país.

Obviamente, es fundamental identificar y estimar correctamente los beneficios y costos asociados al desarrollo de cada proyecto, por la magnitud y complejidad que las grandes obras de infraestructura representan. También es necesario, hoy más que nunca, incorporar la opinión de las comunidades en etapas clave del ciclo de vida de la infraestructura y una mirada sustentable de largo plazo.

El impacto de no gestionar correctamente el desarrollo de este tipo de proyectos, en términos de financiamiento, costo, tiempo y alcance, por mencionar algunos factores, afecta negativamente al cumplimiento del objetivo buscado con este tipo de proyectos, impactando a su vez en la productividad y el bienestar de los beneficiarios directos e indirectos de las obras de infraestructura.

Para el caso de la infraestructura pública nacional, en un contexto de alto endeudamiento público, surgen nuevamente como posibles alternativas las asociaciones público y privadas, que a través de financiamiento privado para obras o servicios puntuales, permitan al Estado destinar recursos –que son siempre limitados– a otras áreas prioritarias como salud o inclusión social.

Adelantarse a los desafíos que hoy plantea este nuevo ciclo de los proyectos de infraestructura, es crucial para tener una recuperación estable a largo plazo. La búsqueda de soluciones colaborativas para el desarrollo del país, requiere del aporte de cada uno.

* El autor es Director de Clapes UC, Profesor Titular de Ingeniería UC.

Fuente: Pulso, Lunes 4 de Octubre de 2021

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