Viernes, Marzo 29, 2024

La larga espera de los pobres o la historia de los hospitales infames, por Pablo Cox, Yuri Carvajal y Víctor Muñoz

EL MOSTRADOR – Finalmente ocurrió, un sector del Hospital Carlos Van Buren se cayó literalmente a pedazos. Se vino abajo el techo donde funcionan las cocinas, donde se debe producir la alimentación para los pacientes. La comida para más de 400 personas (variable según el número de camas disponibles). Usted se imagina lo que es la logística de tener que alimentar a toda esta gente trayendo la comida desde otro lugar. Esto era esperable en un edificio que habría sido construido en 1930, al que se le habían hecho arreglos (la parte que se cayó). La ciudadanía viene hace años pidiendo un nuevo Hospital Van Buren, como también la ampliación y arreglos de diferentes Centros de Salud Familiar (Cesfam), siendo otro reflejo del abandono estructural de Valparaíso.

Hacer un hospital público en Chile significa mendigar las simpatías de los concejales, consejeros, diputados, senadores, ministros y subsecretarios, jefes de gabinete y jefes de división, departamentos, unidades y subunidades. Luego viene una larga caminata de cifras, mamotréticos archivos en Word y Excel, con nombres rimbombantes, pero llenos de fórmulas comunes y pequeñas lecciones de gerencia pública. Movimiento de carpetas y correos electrónicos, para que finalmente se estampe un RS (Recomendado Sin Observación). Dando recién inicio a la posibilidad del financiamiento.

Por su parte, directores de hospitales y directores de servicios de salud, dado que no incluyen en sus compromisos de gestión ni sus convenios de Alta Dirección Pública la resolución de la crisis de infraestructura a su cargo, no se arriesgan a emprender una empresa con alta probabilidad de fracaso.

En tiempos en que se volverá a enfrentar la pertinencia de la complementariedad público-privada vs. la acción estatal, especialmente en lo que se refiere a construcción y/o administración hospitalaria vía concesiones, no hace mal preguntarse cómo lo hicieron en el pasado. Se nos deslumbra con esta novedad del PPP (Public-Private Partnership), siendo la evidencia de la superioridad de uno sobre el otro discutible (por ejemplo, Ferreira y Marques, Socio Economic Planning Sciences 2021, Liebe y Pollock 2009, Centre for International Public Policy, entre otros), incluso algunos establecen que la iniciativa del financiamiento privado en el Reino Unido ha sido un fracaso, el costo de un hospital financiado privadamente es 70% mayor que uno financiado públicamente, según un informe del Comité del Tesoro de House of Commons (ver editorial del British Medical Journal del 25 de enero de 2018).

Juan Antonio Ríos estableció en 1944 la Sociedad Constructora de Establecimientos Hospitalarios, mediante la ley 7874. Esto va más allá de una asociación público-privada o PPP –para estar a tono con la academia–, era una sociedad anónima. Tenía tres series de acciones, la F que suscribe el Fisco, la B de la Junta Central de Beneficencia y Asistencia Social, y la serie P que puede comprar cualquier ciudadano. El objetivo de esta sociedad era la construcción y transformación de edificios destinados a establecimientos hospitalarios. Sorprenden las funciones que debe desarrollar; solo por mencionar algunas, elaborar normas para el diseño arquitectónico y reactualizarlas; elaborar los anteproyectos y los proyectos arquitectónicos, de ingeniería, instalaciones y especialidades, pudiendo externalizar algunas tareas; elaborar las bases técnicas y especificaciones, etc., etc. Se genera una experiencia, especialización, conocimiento profundo de los procesos y dónde se producirán sus fallas, evitando así que se repitan en los siguientes proyectos.

Al leer el reglamento, sorprende la concentración de decisiones en el Presidente de la República. Sin embargo, la sociedad logró vivir en gobiernos radicales, nacionalistas, democratacristianos, del Partido Nacional y UP. Solo a Pinochet esta institución le pareció inadecuada y el 25 de mayo de 1982 la disolvió mediante la Ley 18126, inaugurando la larga espera de los pobres por un hospital. En la revista de arquitectura del colegio de la orden, número 26, de 1980, hay disponible un pequeño resumen de la obra de la sociedad. Es casi su obituario. Pero en él se pueden ver los proyectos para construir hospitales que aún hoy están operativos: Juan Noé (Arica), Coquimbo, San Juan de Dios (Combarbalá), Van Buren (Valparaíso), Arauco, Puerto Cisnes, Cochrane.

En el Museo Nacional de Medicina de la Universidad de Chile existe un ejemplar de la Memoria de 1976. Allí nos enteramos que, con 94 funcionarios, la sociedad logró construir en 5 años un total de 319.897 metros cuadrados, para incorporar 5.674 camas, con golpe de Estado en 1973 incluido. Las obras en ejecución en ese momento (septiembre 1975 – abril 1976) suman 39 establecimientos. Los Hospitales con inversión son los siguientes: Arica, Copiapó, Coquimbo, Illapel, Combarbalá, San Antonio, La Ligua, San Felipe, Limache, Talca, Quirihue, Valdivia, Paillaco, Puerto Aysén, Puerto Cisnes, Punta Arenas, Paula Jaraquemada, Félix Bulnes, Sótero del Río, San Juan de Dios, Josefina Martínez, Arauco, Coyhaique, FACH.

Deslumbrados por nuestra extraordinaria modernidad, enredamos los procesos y toma de decisiones con complejos y sofisticados documentos, que sesudos técnicos elaboran con proyecciones y supuestos. Es tal la demora entre el término del estudio preinversional (EPH), diseño y construcción, que al momento de inaugurar el hospital esta información está desactualizada. No consideraremos el largo proceso de licitación para la ejecución del proyecto y posterior recepción, esperando que en el proceso de construcción la empresa no quiebre y no haya sobreprecios. Tampoco mencionaremos las filtraciones de agua o incluso de aguas lluvias en estos modernos hospitales recién recepcionados.

En Valparaíso contamos con una foto del ministro de Salud durante el Gobierno del Presidente Patricio Aylwin, el Dr. Jorge Jiménez de La Jara, inaugurando la maqueta del nuevo Hospital Carlos Van Buren. A la fecha aún no se construye el nuevo Van Buren, peor aún, recién se terminó el EPH el año 2020. El ministro Jiménez dejó el Ministerio de Salud en 1992. Valparaíso todavía espera con ardiente paciencia, que se hace más ardiente que paciencia.

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Fuente: El Mostrador, Jueves 20 de Enero de 2022

EL MOSTRADOR – Finalmente ocurrió, un sector del Hospital Carlos Van Buren se cayó literalmente a pedazos. Se vino abajo el techo donde funcionan las cocinas, donde se debe producir la alimentación para los pacientes. La comida para más de 400 personas (variable según el número de camas disponibles). Usted se imagina lo que es la logística de tener que alimentar a toda esta gente trayendo la comida desde otro lugar. Esto era esperable en un edificio que habría sido construido en 1930, al que se le habían hecho arreglos (la parte que se cayó). La ciudadanía viene hace años pidiendo un nuevo Hospital Van Buren, como también la ampliación y arreglos de diferentes Centros de Salud Familiar (Cesfam), siendo otro reflejo del abandono estructural de Valparaíso.

Hacer un hospital público en Chile significa mendigar las simpatías de los concejales, consejeros, diputados, senadores, ministros y subsecretarios, jefes de gabinete y jefes de división, departamentos, unidades y subunidades. Luego viene una larga caminata de cifras, mamotréticos archivos en Word y Excel, con nombres rimbombantes, pero llenos de fórmulas comunes y pequeñas lecciones de gerencia pública. Movimiento de carpetas y correos electrónicos, para que finalmente se estampe un RS (Recomendado Sin Observación). Dando recién inicio a la posibilidad del financiamiento.

Por su parte, directores de hospitales y directores de servicios de salud, dado que no incluyen en sus compromisos de gestión ni sus convenios de Alta Dirección Pública la resolución de la crisis de infraestructura a su cargo, no se arriesgan a emprender una empresa con alta probabilidad de fracaso.

En tiempos en que se volverá a enfrentar la pertinencia de la complementariedad público-privada vs. la acción estatal, especialmente en lo que se refiere a construcción y/o administración hospitalaria vía concesiones, no hace mal preguntarse cómo lo hicieron en el pasado. Se nos deslumbra con esta novedad del PPP (Public-Private Partnership), siendo la evidencia de la superioridad de uno sobre el otro discutible (por ejemplo, Ferreira y Marques, Socio Economic Planning Sciences 2021, Liebe y Pollock 2009, Centre for International Public Policy, entre otros), incluso algunos establecen que la iniciativa del financiamiento privado en el Reino Unido ha sido un fracaso, el costo de un hospital financiado privadamente es 70% mayor que uno financiado públicamente, según un informe del Comité del Tesoro de House of Commons (ver editorial del British Medical Journal del 25 de enero de 2018).

Juan Antonio Ríos estableció en 1944 la Sociedad Constructora de Establecimientos Hospitalarios, mediante la ley 7874. Esto va más allá de una asociación público-privada o PPP –para estar a tono con la academia–, era una sociedad anónima. Tenía tres series de acciones, la F que suscribe el Fisco, la B de la Junta Central de Beneficencia y Asistencia Social, y la serie P que puede comprar cualquier ciudadano. El objetivo de esta sociedad era la construcción y transformación de edificios destinados a establecimientos hospitalarios. Sorprenden las funciones que debe desarrollar; solo por mencionar algunas, elaborar normas para el diseño arquitectónico y reactualizarlas; elaborar los anteproyectos y los proyectos arquitectónicos, de ingeniería, instalaciones y especialidades, pudiendo externalizar algunas tareas; elaborar las bases técnicas y especificaciones, etc., etc. Se genera una experiencia, especialización, conocimiento profundo de los procesos y dónde se producirán sus fallas, evitando así que se repitan en los siguientes proyectos.

Al leer el reglamento, sorprende la concentración de decisiones en el Presidente de la República. Sin embargo, la sociedad logró vivir en gobiernos radicales, nacionalistas, democratacristianos, del Partido Nacional y UP. Solo a Pinochet esta institución le pareció inadecuada y el 25 de mayo de 1982 la disolvió mediante la Ley 18126, inaugurando la larga espera de los pobres por un hospital. En la revista de arquitectura del colegio de la orden, número 26, de 1980, hay disponible un pequeño resumen de la obra de la sociedad. Es casi su obituario. Pero en él se pueden ver los proyectos para construir hospitales que aún hoy están operativos: Juan Noé (Arica), Coquimbo, San Juan de Dios (Combarbalá), Van Buren (Valparaíso), Arauco, Puerto Cisnes, Cochrane.

En el Museo Nacional de Medicina de la Universidad de Chile existe un ejemplar de la Memoria de 1976. Allí nos enteramos que, con 94 funcionarios, la sociedad logró construir en 5 años un total de 319.897 metros cuadrados, para incorporar 5.674 camas, con golpe de Estado en 1973 incluido. Las obras en ejecución en ese momento (septiembre 1975 – abril 1976) suman 39 establecimientos. Los Hospitales con inversión son los siguientes: Arica, Copiapó, Coquimbo, Illapel, Combarbalá, San Antonio, La Ligua, San Felipe, Limache, Talca, Quirihue, Valdivia, Paillaco, Puerto Aysén, Puerto Cisnes, Punta Arenas, Paula Jaraquemada, Félix Bulnes, Sótero del Río, San Juan de Dios, Josefina Martínez, Arauco, Coyhaique, FACH.

Deslumbrados por nuestra extraordinaria modernidad, enredamos los procesos y toma de decisiones con complejos y sofisticados documentos, que sesudos técnicos elaboran con proyecciones y supuestos. Es tal la demora entre el término del estudio preinversional (EPH), diseño y construcción, que al momento de inaugurar el hospital esta información está desactualizada. No consideraremos el largo proceso de licitación para la ejecución del proyecto y posterior recepción, esperando que en el proceso de construcción la empresa no quiebre y no haya sobreprecios. Tampoco mencionaremos las filtraciones de agua o incluso de aguas lluvias en estos modernos hospitales recién recepcionados.

En Valparaíso contamos con una foto del ministro de Salud durante el Gobierno del Presidente Patricio Aylwin, el Dr. Jorge Jiménez de La Jara, inaugurando la maqueta del nuevo Hospital Carlos Van Buren. A la fecha aún no se construye el nuevo Van Buren, peor aún, recién se terminó el EPH el año 2020. El ministro Jiménez dejó el Ministerio de Salud en 1992. Valparaíso todavía espera con ardiente paciencia, que se hace más ardiente que paciencia.

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Fuente: El Mostrador, Jueves 20 de Enero de 2022

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