Domingo, Octubre 13, 2024

La derrota del busismo, por Iván Poduje

LA TERCERA – Cuando el Presidente Lagos duplicó la red de Metro entre 2000 y 2006, surgieron fuertes críticas de un economista que luego sería ministro de Transportes de Michelle Bachelet, quien cuestionó el alto costo de la inversión calificándola de regresiva. Si bien hoy es impensable Maipú o Puente Alto sin Metro, la visión de este economista no era aislada. Lo sostenía una influyente comunidad de expertos en transporte que consideraba que por la misma plata de Metro, se podrían construir cientos de kilómetros de corredores de buses como los de Vicuña Mackenna o Pedro Aguirre Cerda.

Estos expertos “busistas” olvidaban que la red de transporte funciona como sistema, lo que implica complementar sus modos. También que Santiago tenía calles estrechas que impedían construir grandes corredores, cuyos beneficios son marginales respecto a los impactos negativos que generan en su entorno. Por lo mismo, la idea de reemplazar la función de Metro por un remedo de bajo costo como los corredores, carecía de sentido.

Pese a ello, esta comunidad sumó adeptos en el Ministerio de Hacienda, que se compró la idea de lograr objetivos similares a Metro por un cuarto de su costo. Luego la comunidad de expertos busistas se hace cargo del diseño de Transantiago vetando la inversión en Metro, lo que generó fuertes disputas con Fernando Bustamante, presidente del directorio del ferrocarril metropolitano durante el gobierno de Lagos.

Afortunadamente Bustamente logró imponer su punto, ya que luego de la desastrosa implementación de Transantiago en el primer gobierno de Bachelet, la extensión de Metro sería clave para evitar el colapso del sistema.

Pese a su fracaso la comunidad busista logró reinventarse. Ya no reniegan tanto de Metro e idolatran las bicis, pero su obsesión siguen siendo los buses: quieren más corredores invasivos y millonarios subsidios aunque la calidad del servicio sea mala y el déficit gigantesco. Además lograron ubicarse como asesores de todos los ministros de Transportes desde René Cortazar, a la izquierda y derecha del espectro político.
Por ello ha sido tan difícil implementar cambios de fondo en Transantiago, ya que las autoridades han acudido a sus autores, y es difícil que un padre reniegue de su retoño por más embarradas que se mande.
Esto comienza a cambiar en la última campaña presidencial. El Presidente Lagos propone duplicar la red de Metro y el Presidente Piñera hace lo mismo, sumando trenes y tranvías. Un tema no menor, es que su equipo haya sido liderado por Louis de Grange y Gloria Hutt, dos destacados profesionales excluidos de la comunidad busista por no compartir sus credos.

En una entrevista reciente, la ahora ministra Hutt afirmaba que la meta era pasar de un sistema basado en buses, a otro soportado en “rieles”, es decir, en Metro, trenes y tranvías. Además proponía una revisión del subsidio que se entrega a los buses para paliar su déficit.

Estas propuestas suponen una derrota enorme para el busismo, que por primera vez no logró influir en los programas presidenciales, ni ha ocupado puestos de primera línea en el Ministerio de Transportes. Pero su capacidad de resiliencia indica que es pronto para cantar victoria. Habrá que estar atentos para ver cómo sigue esta historia.

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Fuente: La Tercera,  Lunes 02 de abril de 2018

LA TERCERA – Cuando el Presidente Lagos duplicó la red de Metro entre 2000 y 2006, surgieron fuertes críticas de un economista que luego sería ministro de Transportes de Michelle Bachelet, quien cuestionó el alto costo de la inversión calificándola de regresiva. Si bien hoy es impensable Maipú o Puente Alto sin Metro, la visión de este economista no era aislada. Lo sostenía una influyente comunidad de expertos en transporte que consideraba que por la misma plata de Metro, se podrían construir cientos de kilómetros de corredores de buses como los de Vicuña Mackenna o Pedro Aguirre Cerda.

Estos expertos “busistas” olvidaban que la red de transporte funciona como sistema, lo que implica complementar sus modos. También que Santiago tenía calles estrechas que impedían construir grandes corredores, cuyos beneficios son marginales respecto a los impactos negativos que generan en su entorno. Por lo mismo, la idea de reemplazar la función de Metro por un remedo de bajo costo como los corredores, carecía de sentido.

Pese a ello, esta comunidad sumó adeptos en el Ministerio de Hacienda, que se compró la idea de lograr objetivos similares a Metro por un cuarto de su costo. Luego la comunidad de expertos busistas se hace cargo del diseño de Transantiago vetando la inversión en Metro, lo que generó fuertes disputas con Fernando Bustamante, presidente del directorio del ferrocarril metropolitano durante el gobierno de Lagos.

Afortunadamente Bustamente logró imponer su punto, ya que luego de la desastrosa implementación de Transantiago en el primer gobierno de Bachelet, la extensión de Metro sería clave para evitar el colapso del sistema.

Pese a su fracaso la comunidad busista logró reinventarse. Ya no reniegan tanto de Metro e idolatran las bicis, pero su obsesión siguen siendo los buses: quieren más corredores invasivos y millonarios subsidios aunque la calidad del servicio sea mala y el déficit gigantesco. Además lograron ubicarse como asesores de todos los ministros de Transportes desde René Cortazar, a la izquierda y derecha del espectro político.
Por ello ha sido tan difícil implementar cambios de fondo en Transantiago, ya que las autoridades han acudido a sus autores, y es difícil que un padre reniegue de su retoño por más embarradas que se mande.
Esto comienza a cambiar en la última campaña presidencial. El Presidente Lagos propone duplicar la red de Metro y el Presidente Piñera hace lo mismo, sumando trenes y tranvías. Un tema no menor, es que su equipo haya sido liderado por Louis de Grange y Gloria Hutt, dos destacados profesionales excluidos de la comunidad busista por no compartir sus credos.

En una entrevista reciente, la ahora ministra Hutt afirmaba que la meta era pasar de un sistema basado en buses, a otro soportado en “rieles”, es decir, en Metro, trenes y tranvías. Además proponía una revisión del subsidio que se entrega a los buses para paliar su déficit.

Estas propuestas suponen una derrota enorme para el busismo, que por primera vez no logró influir en los programas presidenciales, ni ha ocupado puestos de primera línea en el Ministerio de Transportes. Pero su capacidad de resiliencia indica que es pronto para cantar victoria. Habrá que estar atentos para ver cómo sigue esta historia.

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Fuente: La Tercera,  Lunes 02 de abril de 2018

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