Jueves, Diciembre 12, 2024

La arquitecta que piensa las ciudades sin autopistas infinitas

PAUTA – Carolina Katz explica su propuesta, que tiene como eje a los peatones. “La ciudad de Los Angeles, en EE. UU., hace más de 10 años que dejó de invertir un solo dólar en autopistas.

En el contexto de la discusión que han generado los proyectos Américo Vespucio Oriente 1 (AVO 1) y Américo Vespucio Oriente 2 (AVO 2), como también el proyecto Orbital Sur -que se pretende construir en las comunas de San Bernardo, Calera de Tango y Peñaflor-, ha surgido el debate sobre si son necesarias más autopistas en la Región Metropolitana. Y también si existen estrategias alternativas para solucionar los problemas de movilidad propios de toda ciudad.

Una reflexión -con la consiguiente investigación académica-, que hace tiempo viene realizando la arquitecta Carolina Katz, master en Ingeniería Urbana ENPC, en París, y que se ha especializado en otras maneras de organizar la movilidad de las ciudades, considerando los problemas de contaminación y, por lo tanto, de salud, de deterioro del medio ambiente y del costo alternativo del uso del suelo.

“Lo fundamental es que la manera en que diseñamos las ciudades determina la forma de nuestras vidas. Las decisiones que se toman respecto de la movilidad y del crecimiento urbano son asuntos inseparables. Hay que entender que una ciudad crece porque necesitamos movernos y cuando ponemos un sistema de transporte hacia un lado, la ciudad crece hacia esa dirección también. Y es ahí que cabe preguntarse cómo queremos vivir y, desde ahí, tomar las decisiones de movilidad y crecimiento urbano. Igual de fundamental es considerar la participación ciudadana”, dijo en entrevista con Plaza Pauta, de Radio PAUTA.

Carolina Katz lanzó varias preguntas: “¿Queremos una ciudad de autopistas, donde solo puedo ocupar el auto para moverme, o quiero una ciudad donde me puedo mover a pie, en bici y en transporte público? ¿Queremos más espacio en la calle, tener más vida de barrio y una mejor calidad de vida?”.

La arquitecta retrocedió en el tiempo para explicar el fenómeno que cambió radicalmente la movilidad de las ciudades y nuestros estilos de vida. “Todo parte cuando surge el automóvil y, en la medida de que se comienza a producir con mayor velocidad, ocupan las calles, provocan un cierto caos. Al principio los urbanistas del movimiento moderno dicen que hay que darle una solución a este problema y separan autos de peatones. Así comienzan a aparecer las autopistas y los países quieren aprovechar estas posibilidades de esta movilidad rápida no solo con autos, sino con camiones, que es lo más importante. Y se construyen autopistas a lo largo y ancho para mover las mercancías y conectar los territorios. El problema es que esas mismas autopistas provocan un éxodo de las personas que vivían en los centros urbanos hacia las afueras, al campo y surgen los suburbios. Esto acompañado de una producción de viviendas en masa y, por lo tanto, después se necesitan más autopistas para vivir aún más lejos. Así hasta el infinito con este modelo que terminamos imitando todos”.

Las consecuencias son evidentes, subrayó Katz, y se hacen más notorias y urgentes de resolver en el contexto de la crisis climática: “Aumento de los tiempos de viaje; contaminación del aire y acústica; y, muy relevante en términos de sustentabilidad, es que cuando ocupamos suelo con una cosa se la quitamos a otra. Si ocupamos el campo como ciudad, ocupamos la naturaleza. Si ocupamos la ciudad con el automóvil, o con autopistas, la dejamos de usar para caminar, para andar en bicicleta, para calles más amigables. Nadie pone un comercio al lado de una autopista en que circulan autos a 80 km/hr. El comercio se instala en una avenida que tiene una vereda ancha, que permite vitrinear, encontrarse con otra gente”, agrega la arquitecta.

Mejor calidad de vida

Una movilidad más amable con actores que quieren prescindir del automóvil suena a discurso romántico, pero Katz defiende su actualidad y urgencia. “Puede sonar romántico, pero no es algo que se nos está ocurriendo a unos cuantos hoy. Es una tendencia mundial, con una clara conciencia de que el modelo (de movilidad y de hacer ciudad) debe cambiar. Hay varios países y ciudades que ya están con planes para invertir este modelo: sacar el auto como protagonista y priorizar otros sistemas de transporte menos con contaminantes: invertir la pirámide, poner al peatón y al transporte público arriba, lo que genera un cambio de usuarios en las calles. La ciudad de Los Angeles (en Estados Unidos) hace más de 10 años que dejó de invertir un solo dólar en autopistas. Lo que están haciendo es invertir en mejorar las calles”.

Carolina Katz sumó dos ejemplos de “soluciones innovadoras para ordenar el territorio y organizar la movilidad con buenos resultados”: el tranvía para la circunvalación de París y el teleférico de Medellín”.

Ver artículo

Fuente: Pauta, Lunes 06 de Septiembre de 2021

PAUTA – Carolina Katz explica su propuesta, que tiene como eje a los peatones. “La ciudad de Los Angeles, en EE. UU., hace más de 10 años que dejó de invertir un solo dólar en autopistas.

En el contexto de la discusión que han generado los proyectos Américo Vespucio Oriente 1 (AVO 1) y Américo Vespucio Oriente 2 (AVO 2), como también el proyecto Orbital Sur -que se pretende construir en las comunas de San Bernardo, Calera de Tango y Peñaflor-, ha surgido el debate sobre si son necesarias más autopistas en la Región Metropolitana. Y también si existen estrategias alternativas para solucionar los problemas de movilidad propios de toda ciudad.

Una reflexión -con la consiguiente investigación académica-, que hace tiempo viene realizando la arquitecta Carolina Katz, master en Ingeniería Urbana ENPC, en París, y que se ha especializado en otras maneras de organizar la movilidad de las ciudades, considerando los problemas de contaminación y, por lo tanto, de salud, de deterioro del medio ambiente y del costo alternativo del uso del suelo.

“Lo fundamental es que la manera en que diseñamos las ciudades determina la forma de nuestras vidas. Las decisiones que se toman respecto de la movilidad y del crecimiento urbano son asuntos inseparables. Hay que entender que una ciudad crece porque necesitamos movernos y cuando ponemos un sistema de transporte hacia un lado, la ciudad crece hacia esa dirección también. Y es ahí que cabe preguntarse cómo queremos vivir y, desde ahí, tomar las decisiones de movilidad y crecimiento urbano. Igual de fundamental es considerar la participación ciudadana”, dijo en entrevista con Plaza Pauta, de Radio PAUTA.

Carolina Katz lanzó varias preguntas: “¿Queremos una ciudad de autopistas, donde solo puedo ocupar el auto para moverme, o quiero una ciudad donde me puedo mover a pie, en bici y en transporte público? ¿Queremos más espacio en la calle, tener más vida de barrio y una mejor calidad de vida?”.

La arquitecta retrocedió en el tiempo para explicar el fenómeno que cambió radicalmente la movilidad de las ciudades y nuestros estilos de vida. “Todo parte cuando surge el automóvil y, en la medida de que se comienza a producir con mayor velocidad, ocupan las calles, provocan un cierto caos. Al principio los urbanistas del movimiento moderno dicen que hay que darle una solución a este problema y separan autos de peatones. Así comienzan a aparecer las autopistas y los países quieren aprovechar estas posibilidades de esta movilidad rápida no solo con autos, sino con camiones, que es lo más importante. Y se construyen autopistas a lo largo y ancho para mover las mercancías y conectar los territorios. El problema es que esas mismas autopistas provocan un éxodo de las personas que vivían en los centros urbanos hacia las afueras, al campo y surgen los suburbios. Esto acompañado de una producción de viviendas en masa y, por lo tanto, después se necesitan más autopistas para vivir aún más lejos. Así hasta el infinito con este modelo que terminamos imitando todos”.

Las consecuencias son evidentes, subrayó Katz, y se hacen más notorias y urgentes de resolver en el contexto de la crisis climática: “Aumento de los tiempos de viaje; contaminación del aire y acústica; y, muy relevante en términos de sustentabilidad, es que cuando ocupamos suelo con una cosa se la quitamos a otra. Si ocupamos el campo como ciudad, ocupamos la naturaleza. Si ocupamos la ciudad con el automóvil, o con autopistas, la dejamos de usar para caminar, para andar en bicicleta, para calles más amigables. Nadie pone un comercio al lado de una autopista en que circulan autos a 80 km/hr. El comercio se instala en una avenida que tiene una vereda ancha, que permite vitrinear, encontrarse con otra gente”, agrega la arquitecta.

Mejor calidad de vida

Una movilidad más amable con actores que quieren prescindir del automóvil suena a discurso romántico, pero Katz defiende su actualidad y urgencia. “Puede sonar romántico, pero no es algo que se nos está ocurriendo a unos cuantos hoy. Es una tendencia mundial, con una clara conciencia de que el modelo (de movilidad y de hacer ciudad) debe cambiar. Hay varios países y ciudades que ya están con planes para invertir este modelo: sacar el auto como protagonista y priorizar otros sistemas de transporte menos con contaminantes: invertir la pirámide, poner al peatón y al transporte público arriba, lo que genera un cambio de usuarios en las calles. La ciudad de Los Angeles (en Estados Unidos) hace más de 10 años que dejó de invertir un solo dólar en autopistas. Lo que están haciendo es invertir en mejorar las calles”.

Carolina Katz sumó dos ejemplos de “soluciones innovadoras para ordenar el territorio y organizar la movilidad con buenos resultados”: el tranvía para la circunvalación de París y el teleférico de Medellín”.

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Fuente: Pauta, Lunes 06 de Septiembre de 2021

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