Viernes, Abril 19, 2024

Junta de vigilancia del río Biobío: hoy se firman estatutos para hacer uso sustentable del recurso

LA TRIBUNA – El desafío es aplicar el instrumento “sobre toda la cuenca, de punta a cabo, incluyendo a sus afluentes. Entonces, eso es tremendamente importante que, en el futuro, nos permitirá hacer una gestión integrada de los recursos hídricos”, explicó Juan Vallejos, uno de los promotores de la instancia.

El resultado de dos años de trabajos, gestiones y reuniones de todo nivel que ni siquiera la pandemia del coronavirus pudo frenar, se materializarán en la jornada de este miércoles cuando se dé inicio formal a la junta de vigilancia del río Biobío y sus afluentes.

Se trata de un hito relevante porque, por primera vez, los principales usuarios de este recurso hídrico se convocan de manera voluntaria para dar forma a esta herramienta establecida en el Código de Aguas, cuyo fin es velar por un uso sustentable de las aguas a lo largo de toda la cuenca.

La idea es conciliar de manera armónica los distintos intereses sobre el recurso, como el de generación de las centrales hidroeléctricas; los de riego, de las organizaciones de canalistas; los de provisión de agua potable en las empresas sanitarias, de sus requerimientos para procesos en las empresas y fábricas, entre otras.

La importancia del hecho se refleja en que cuatro secretarios regionales ministeriales del Biobío (Justicia, Obras Públicas, Agricultura y Energía) estarán en la ceremonia de suscripción de la escritura pública de constitución de la Junta de Vigilancia, la cual se llevará a cabo en las instalaciones del Club de Golf.

También estarán el gobernador Ignacio Fica; del director general de Aguas, Andrés Esparza, además de representantes de la Comisión Nacional de Riego (CNR). Hasta ayer en la tarde, se esperaba la confirmación de la presencia del intendente Sergio Giacaman.

Uno de los promotores de la junta de vigilancia fue Juan Vallejos Carle, administrador de la Asociación Canal Biobío Norte. Explicó la idea original ya había sido planteada a fines de los años 80 y principio de los 90 cuando se realizaron los primeros estudios sobre la cuenca del río Biobío, como los llevados a cabo por el Centro Eula de la Universidad de Concepción.

Sin embargo, la iniciativa tomó fuerza en los últimos años y aunque no hubo una condición de crisis por sequía que desencadenara la conformación de la instancia, sí se tomó en cuenta la preocupación causada por los proyectos de carreteras hídricas que apuntaban a “sacar aguas del Biobío hacia el norte”.

A su juicio, “estamos en un desamparo de que proyectos de ese tipo o de cualquier otro lleguen a sacar agua de la cuenca con los perjuicios para los usuarios y el medio ambiente. Hoy no hay una entidad que convoque a los usuarios de la cuenca”.

Ahora, añadió, el desafío es aplicar la junta de vigilancia “sobre toda la cuenca, de punta a cabo, incluyendo a sus afluentes. Entonces, eso es tremendamente importante que, en el futuro, nos permitirá hacer una gestión integrada de los recursos hídricos”.

Hasta el momento, a la constitución de la junta de vigilancia concurrirán el 82% de los titulares de derechos consuntivos y el 58% de los derechos no consuntivos dentro del área de jurisdicción. Sin embargo, en cuanto el número de titulares, aún no se consigue reunir a la mitad de éstos para la idea es integrarlos.

“Tenemos un quórum muy alto en volumen de derechos de agua pero aún no falta mucho avanzar en la cantidad de titulares de derechos de agua”, reconoció.

DGA

Al respecto, Andrés Esparza, director regional de Aguas, destacó que las juntas de vigilancia son un mecanismo considerado en la legislación respectiva y que, además, es impulsado por ese organismo de Estado.

A su juicio, la formación de dicha instancia otorga “certeza jurídica a quienes tienen derechos y la regulación de la gestión de acuerdo a sus derechos para un recurso eficiente del recurso”.

Para la autoridad, se trata de una posibilidad cierta en que “los usuarios pueden ponerse de acuerdo entre todos en la gestión sostenible del agua, siendo un interlocutor válido en todos los conflictos que puedan generarse en la cuenca”.

RÍO BIOBÍO

  • El río Biobío tiene 380 kilómetros de extensión, desde su nacimiento en las lagunas Galletué e Icalma (Región de la Araucanía) hasta su desembocadura en el Océano Pacífico frente a Concepción.
  • Fue la frontera natural entre la corona española y la nación mapuche, la cual se mantuvo durante buena parte de la colonia, la independencia y parte de la primera época republicana.
  • Recién en 1860 se produjo la incursión del Ejército en la ribera sur de ese cuerpo fluvial, como parte del proceso de anexión de tierras de tierras por parte del Estado chileno.
  • El río Biobío y sus afluentes forman la tercera hoya hidrográfica más importante del país, después de la del Loa y el Baker.
  • A lo largo de su recorrido, en la actualidad es fuente de generación eléctrica con varias represas y centrales de paso, permite el riego de miles de hectáreas, además de la provisión de agua potable para las ciudades y para los procesos productivos de las grandes fábricas e industrias.

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Fuente: La Tribuna, Miércoles 30 de Septiembre de 2020

LA TRIBUNA – El desafío es aplicar el instrumento “sobre toda la cuenca, de punta a cabo, incluyendo a sus afluentes. Entonces, eso es tremendamente importante que, en el futuro, nos permitirá hacer una gestión integrada de los recursos hídricos”, explicó Juan Vallejos, uno de los promotores de la instancia.

El resultado de dos años de trabajos, gestiones y reuniones de todo nivel que ni siquiera la pandemia del coronavirus pudo frenar, se materializarán en la jornada de este miércoles cuando se dé inicio formal a la junta de vigilancia del río Biobío y sus afluentes.

Se trata de un hito relevante porque, por primera vez, los principales usuarios de este recurso hídrico se convocan de manera voluntaria para dar forma a esta herramienta establecida en el Código de Aguas, cuyo fin es velar por un uso sustentable de las aguas a lo largo de toda la cuenca.

La idea es conciliar de manera armónica los distintos intereses sobre el recurso, como el de generación de las centrales hidroeléctricas; los de riego, de las organizaciones de canalistas; los de provisión de agua potable en las empresas sanitarias, de sus requerimientos para procesos en las empresas y fábricas, entre otras.

La importancia del hecho se refleja en que cuatro secretarios regionales ministeriales del Biobío (Justicia, Obras Públicas, Agricultura y Energía) estarán en la ceremonia de suscripción de la escritura pública de constitución de la Junta de Vigilancia, la cual se llevará a cabo en las instalaciones del Club de Golf.

También estarán el gobernador Ignacio Fica; del director general de Aguas, Andrés Esparza, además de representantes de la Comisión Nacional de Riego (CNR). Hasta ayer en la tarde, se esperaba la confirmación de la presencia del intendente Sergio Giacaman.

Uno de los promotores de la junta de vigilancia fue Juan Vallejos Carle, administrador de la Asociación Canal Biobío Norte. Explicó la idea original ya había sido planteada a fines de los años 80 y principio de los 90 cuando se realizaron los primeros estudios sobre la cuenca del río Biobío, como los llevados a cabo por el Centro Eula de la Universidad de Concepción.

Sin embargo, la iniciativa tomó fuerza en los últimos años y aunque no hubo una condición de crisis por sequía que desencadenara la conformación de la instancia, sí se tomó en cuenta la preocupación causada por los proyectos de carreteras hídricas que apuntaban a “sacar aguas del Biobío hacia el norte”.

A su juicio, “estamos en un desamparo de que proyectos de ese tipo o de cualquier otro lleguen a sacar agua de la cuenca con los perjuicios para los usuarios y el medio ambiente. Hoy no hay una entidad que convoque a los usuarios de la cuenca”.

Ahora, añadió, el desafío es aplicar la junta de vigilancia “sobre toda la cuenca, de punta a cabo, incluyendo a sus afluentes. Entonces, eso es tremendamente importante que, en el futuro, nos permitirá hacer una gestión integrada de los recursos hídricos”.

Hasta el momento, a la constitución de la junta de vigilancia concurrirán el 82% de los titulares de derechos consuntivos y el 58% de los derechos no consuntivos dentro del área de jurisdicción. Sin embargo, en cuanto el número de titulares, aún no se consigue reunir a la mitad de éstos para la idea es integrarlos.

“Tenemos un quórum muy alto en volumen de derechos de agua pero aún no falta mucho avanzar en la cantidad de titulares de derechos de agua”, reconoció.

DGA

Al respecto, Andrés Esparza, director regional de Aguas, destacó que las juntas de vigilancia son un mecanismo considerado en la legislación respectiva y que, además, es impulsado por ese organismo de Estado.

A su juicio, la formación de dicha instancia otorga “certeza jurídica a quienes tienen derechos y la regulación de la gestión de acuerdo a sus derechos para un recurso eficiente del recurso”.

Para la autoridad, se trata de una posibilidad cierta en que “los usuarios pueden ponerse de acuerdo entre todos en la gestión sostenible del agua, siendo un interlocutor válido en todos los conflictos que puedan generarse en la cuenca”.

RÍO BIOBÍO

  • El río Biobío tiene 380 kilómetros de extensión, desde su nacimiento en las lagunas Galletué e Icalma (Región de la Araucanía) hasta su desembocadura en el Océano Pacífico frente a Concepción.
  • Fue la frontera natural entre la corona española y la nación mapuche, la cual se mantuvo durante buena parte de la colonia, la independencia y parte de la primera época republicana.
  • Recién en 1860 se produjo la incursión del Ejército en la ribera sur de ese cuerpo fluvial, como parte del proceso de anexión de tierras de tierras por parte del Estado chileno.
  • El río Biobío y sus afluentes forman la tercera hoya hidrográfica más importante del país, después de la del Loa y el Baker.
  • A lo largo de su recorrido, en la actualidad es fuente de generación eléctrica con varias represas y centrales de paso, permite el riego de miles de hectáreas, además de la provisión de agua potable para las ciudades y para los procesos productivos de las grandes fábricas e industrias.

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Fuente: La Tribuna, Miércoles 30 de Septiembre de 2020

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