Martes, Abril 23, 2024

Javier Tapia: “La idea de la reforma energética de 2016 era que la transmisión se adelante a la generación, y eso no está ocurriendo”

PAÍS CIRCULAR – La generación de electricidad con tecnologías limpias en Chile pasó hace rato de ser un “boom”, es hoy una realidad concreta al punto que se espera que a fines de este año el 40% de la capacidad total del sistema sea solar o eólica.

En enero de este año, Javier Tapia asumió como el primer director ejecutivo de la recién creada Asociación de Transmisores de Chile, que busca relevar la importancia del gremio en la descarbonización de la matriz energética del país, y en la discusión pública que se está desarrollando para cumplir sus metas. En esta entrevista, analiza los desafíos, brechas y oportunidades de un sector clave para llevar la energía limpia hasta los hogares de los chilenos, y evitar que se pierda en el camino.

La generación de electricidad con tecnologías limpias en Chile pasó hace rato de ser un “boom”, es hoy una realidad concreta al punto que se espera que a fines de este año el 40% de la capacidad total del sistema sea solar o eólica, y que represente un 30% de la generación total que se inyecte a la transmisión y distribución de energía. Lo que existe hoy no es ya un “boom” de inversiones, sino de proyectos concretos que empiezan a incorporar, y que requieren de infraestructura que lleve esa energía desde los centros de producción -principalmente en el norte- hacia la zona central del país, donde existe la mayor demanda.

¿Cuál es el riesgo? Que si no existen las líneas suficientes para trasladar esa energía, puede terminar perdiéndose ante la incapacidad de inyectarla al sistema, lo que se conoce como vertimiento de energía. Por ello el rol cada vez más importante que en el último tiempo ha tomado la transmisión en la discusión sobre la transición energética del país, lo que llevo a las empresas del sector a conformar a fines de 2020 un gremio independiente, la Asociación de Transmisores de Chile.

En esta entrevista, su director ejecutivo, Javier Tapia, analiza los escenarios, oportunidades y desafíos para el sector, así como la decisión de la industria de asociarse de forma independiente para enfrentar en conjunto este camino. Una decisión, explica, marcada por el hecho de que la transmisión está “adquiriendo una importancia muy sustancial en el contexto energético del país, especialmente con el cambio progresivo pero acelerado de la matriz energética, que se va haciendo más verde con la entrada de mucha energía renovable. Esto produjo que el tema de poder transmitir esa energía a los centros de consumo se transformara en un tema muy relevante”.

“El surgimiento de la asociación es, ante todo, -explica- encontrar estos puntos en común y posicionar la transmisión y su importancia en el debate. Lo que nos interesa principalmente, en el corto plazo, es lograr mostrar su importancia y que esta se entienda, porque es el área más desconocida en el ámbito de la energía y representa solo el 10% en la cuenta de la electricidad. No hay una conexión directa con el público pese a su importancia, y nos interesa mostrar el papel fundamental que cumple en la renovación de la matriz energética y en la descarbonización. Nuestro principal mensaje hoy es que no hay descarbonización si no viabilizamos los proyectos de transmisión, porque los grandes centros de consumo están alejados de la transmisión renovable”.

¿Qué aspectos estaban viendo que no estaban suficientemente abordados en la discusión pública respecto del rol de la transmisión en esto?

Primero, que se entienda bien de qué se trata la industria y su importancia, como señalaba. Y luego, hay cosas que tienen que ver con el desarrollo de los proyectos de transmisión, que por sus características demoran mucho más que los proyectos de generación renovable, son proyectos grandes y que demoran -en general- tres años o más en materializarse. Son además proyectos mucho más territoriales, y tenemos que mostrar los problemas que ello trae aparejado. Mientras la generación se instala en una comuna, o una comunidad determinada, en las líneas de transmisión de cientos o más de mil kilómetros hay que pasar por un gran número de territorios, relacionarse con muchas autoridades, hay temas distintos con los que tratar. Es muchísimo más grande y complejo. Entonces, un problema que tenemos que mostrar es cómo desarrollar estos proyectos de transmisión de manera rápida para que la generación renovable se pueda evacuar, y cómo ir solucionando estas trabas que derivan tanto de su extensión territorial como del hecho de tener que tratar con distintos servicios al interior del Estado, con decisiones que además son diferentes entre un organismo u otro, o entre una comuna y otra.

En ese sentido, el Coordinador Eléctrico llamó a licitación la línea de transmisión Kimal-Lo Aguirre y decide hacerlo sin estudio de franjas, que era uno de los escenarios de solución a este tipo de problemas territoriales, y queda a cargo de la empresa resolver los problemas con las comunidades, las autoridades locales, la tramitación ambiental, los permisos, etc… ¿Cómo evalúan esa decisión?

Ya es una decisión tomada el que el estudio de franja quedara fuera de esa licitación. Hoy el estudio de franja cubre dos líneas, y está bien atrasado. Hay una primera idea, que es tratar de apurar ese estudio, sacarlo con lo que haya e independiente de que el gobierno haya decidido sacar de ahí la línea Kimal-Lo Aguirre, este debiera salir y hay un atraso importante en esto, que solucionaría bastantes problemas. Hay otro tema bien parecido, se habló alguna vez de polos de desarrollo en la primera planificación de largo plazo, y eso tampoco ocurrió, nunca hubo un desarrollo de estos polos pese a que existen ejemplos bien concretos. Cerca de Maitencillo hay una subestación eléctrica -Parina- que está planificada para 2024-2025, y hay tantos pedidos de conexión alrededor, de generadores renovables, que se formó un polo naturalmente y ya quedaron chicas la subestación y la línea que sale de ahí. Entonces empieza a crearse una suerte de círculo vicioso, en que los proyectos no entran porque no tienen punto de conexión, y no se puede agrandar la subestación porque no hay proyectos listos. Hay algo ahí que no se está planificando correctamente, y tenemos una buena oportunidad hoy de retomar este tema de los polos de desarrollo porque terminan ocurriendo naturalmente. La idea de la reforma de 2016 era que la transmisión se adelante a la generación, y eso no está ocurriendo.

Algunos actores de la industria plantean que estamos atrasados 5 o 10 años en la infraestructura de transmisión. En un escenario en que las comunidades son más reticentes a este tipo de proyectos, con nuevos actores como los gobernadores regionales electos, lo que puede ocurrir es que los proyectos se retrasen, terminen en multas para las empresas y en escenarios de conflicto. ¿Qué debiera ocurrir para que esto se haga bien?

Hay varias cosas distintas involucradas en esto. Primero está la gestión del territorio y de las comunidades. Ahí creo que el aprendizaje, y el “desde” para todos los sectores que actúan en los territorios -minería, transmisión, agua, etc.-, es la importancia del diálogo temprano y adelantarse a estos conflictos. En especial en la industria de la transmisión, las compañías llevan harto tiempo aprendiendo de esta participación temprana, de las lógicas locales, por experiencias como las que ya han ocurrido. Creo que hoy en comunidades el desafío no está ahí, sino en otras dos cosas distintas.

¿En cuáles?

Primero, en mostrar la dinámica del proyecto, de como es el negocio eléctrico, que tiene una etapa intensiva en contratación de mano de obra local durante la fase de construcción, pero que luego en el momento de la operación no hay mucha interacción con la comunidad. Estamos trabajando en iniciativas para explicar esta dinámica, pero al mismo tiempo que de todas maneras podemos hacer un trabajo territorial con las comunidades que vaya más allá de entregar simplemente financiamiento local. Y la otra es de metodología, básicamente ver cómo hacemos la participación de un proyecto para que efectivamente lleguemos a la mayor cantidad de personas, qué funciona para ello, y cómo llegamos no solamente a una cantidad amplia de personas sino que efectivamente a quien tenemos que llegar. En estas cosas es donde queremos trabajar como asociación, de manera público-privada.

¿Y en términos de tramitación de los proyectos, lo que planteabas con las diferencias de criterios entre los distintos servicios y municipios, por ejemplo?

También estamos trabajando de manera público-privada en el trabajo de los servicios, tenemos problemas como disparidad de criterios, a veces poco entendimiento entre ambas partes -del sector público de cómo se trabaja en las empresas, y de las compañías respecto de lo que se requiere desde el sector público- y se necesita más diálogo, y en eso estamos trabajando de manera bien proactiva con los ministerios de Energía, del Medio Ambiente, el SEA. Estamos comenzando a hacer un trabajo con ellos y la idea es extenderlo a los demás servicios sectoriales para que los proyectos de transmisión avancen más rápido.

Pero hay un tema de fondo respecto de la tramitación de estos proyectos, y de lo que finalmente los retrasa; El trabajo de socializar el proyecto con las comunidades, de los aspectos técnicos y ambientales, etc., ¿le corresponde finalmente al Estado o a las empresas? Que es la idea detrás de los estudios de franja.

Esa es una definición legal, hay modelos de infraestructura como el del MOP donde la resolución de calificación ambiental la ve el ministerio, es el Estado el que se hace cargo de ese proceso y finalmente el privado ejecuta la obra. Pero el sector eléctrico nunca ha sido distinto a lo que hay actualmente, aunque hemos ido caminando hacia allá y la última reforma iba en esa dirección. Esa discusión se dio en esa reforma de 2016, y la definición fue que efectivamente el Estado tiene que estar mucho más involucrado para avanzar en el cambio de paradigma y que la transmisión se adelante a la generación, y no que vaya detrás como era el modelo antiguo. Cuando cambiamos el modelo de generación, el sistema de tarificación y un montón de cosas en transmisión, y establecimos un nivel muyo más intrusivo de normas estatales, ya se tomó la decisión de que el Estado tenía que hacer muchas más cosas. El tema de cuánto de eso se ha implementado, estamos a cinco años de la reforma y lo que se está necesitando implementar de mejor manera es cómo se va a realizar este tipo de estudios, y ahí es donde se puede caer en ciertos resquemores respecto de por qué un proyecto entra al estudio de franjas y otro no, por qué necesitamos apurar ciertos procesos por sobre otros, o por qué algunas obras se hacen y otras no. Quizás efectivamente está faltando un poco de dirección centralizada en los proyectos, y ahí el temor es que esa línea pueda llevar aparejados los mismos problemas que han tenido experiencias pasadas como la línea Cardones-Polpaico.

Cuando se habla de la necesidad de incrementar la capacidad de transmisión, ¿cuáles son los temas claves que ven ustedes como urgentes de resolver?

Hay cosas prácticas que para nosotros son bien importantes. Uno es el de permisos, que es transversal al sector de transmisión, y para generación también. Y esto no significa saltárselos, sino que vemos disparidad de criterios dentro de un mismo servicio, o entre servicios que ven cosas relativamente similares y creemos que falta un poco más de interacción entre ellos. Hay muchos servicios que para nosotros son claves y necesitamos hacer un trabajo más interrelacionado, y quizás falta una visión más global y no visiones parcializadas que a veces van pasito a pasito poniendo algunos ripios a los proyectos. Y lo otro, en lo que -como señalé- ya estamos trabajando, es cómo anticipamos la participación ciudadana.

¿Y en términos legales, de reformas normativas?

Para nosotros hay una modificación legal que es importante y es un tema que ha surgido cada cierto rato, que tiene relación con las inversiones que pueden hacer las empresas transmisoras en el sector generación, lo que se llama el Artículo 7º de la ley y que tiene una discriminación: le permite a un generador tener líneas de transmisión hasta un cierto porcentaje, pero no le permite al transmisor ser dueño de activos de generación. Es importante para nuestros socios, porque podría haber ahí buenas oportunidades y es algo que hoy no se justifica mucho, especialmente si se aprueba la portabilidad y se genera una nueva dinámica de mercado.

Hoy tenemos un escenario donde la generación se multiplicó por 10, entran ahora varios proyectos al sistema. ¿Cuál es el escenario de transmisión frente a este fenómeno, considerando que Cardones-Polpaico entró en operación y copó su capacidad, y se espera que con Kimal-Lo Aguirre ocurra lo mismo?

Tenemos algunos cálculos internos, todavía no tenemos una cifra concreta para entregar, pero en síntesis concuerdan con esa conclusión: la capacidad está quedando corta respecto de lo que se requiere. Eso es indudable, y va en la línea de que la transmisión no se está adelantando, hay algo que está pasando con la planificación y con las obras que no se está adelantando. Hay obras que salen del plan de expansión y no está tan claro por qué, o por qué entran otras. Vemos con preocupación que esto esté ocurriendo, y creemos que ahí hay un espacio para poder desarrollar proyectos importantes. La idea es que en algún momento todo Chile esté conectado en segmentos de 500 kV, y hay varios segmentos que no están y eso requiere de ampliaciones importantes en líneas actuales también. Pero indudablemente lo que va a pasar es que el sistema va a quedar corto a pesar de las líneas que estamos programando. Y eso va a depender también del resultado de las licitaciones, y de las condiciones que existan para la inversión en esas nuevas obras.

Se espera que para 2024 haya 30 mil MW eólicos y solares, y están aumentando las tasas de vertimiento. Estamos permanentemente justos, ¿falta un mejor diseño estratégico a largo plazo, cuáles son los nudos?

No hay un nudo específico, tenemos una serie de obras -tanto ampliaciones como obras nuevas- que se van requiriendo en el sistema, y muchas veces no es claro por qué terminan saliendo de la planificación. Y lo otro que ocurre es que muchas veces esa planificación está muy basada en valorizaciones económicas, y el aspecto de calidad de servicio o de seguridad recibe menos importancia. Puede haber una obra que no da económicamente pero es súper importante para efectos de seguridad y de servicio, y que termina no haciéndose. Quizás un punto importante es hacer un rebalance respecto de como se está haciendo la planificación, y eso requiere de pensar en estas tres variables.

Pero el número de proyectos de generación se conoce, lo que se proyecta e incluso las fechas de entrada en operación. ¿No falta ahí una mirada de más largo plazo en planificar a tiempo la transmisión?

Creo que la mirada, el diseño, en las autoridades está bien concebido; existe una planificación de largo plazo -aunque es necesario retomar algunos temas como los polos de desarrollo, por ejemplo-, y luego existen los estudios de planificación de corto plazo que también se van haciendo. Como diseño general de cómo se debiera pensar el sistema, eso está bien concebido. El problema lo tenemos cuando vamos a la sintonía fina, en la priorización a corto plazo y el balance entre lo económico y la calidad de servicio. Hay obras atractivas para los transmisores, que se proponen y luego quedan fuera, y falta ahí un poco de mejor explicación en esas decisiones para poder también proponer obras. Es complejo para el planificador tomar estas definiciones porque dependen de una serie de factores, pero es bueno también mostrar estos factores que las determinan.

En un proceso de descarbonización en curso, con el avance de la electromovilidad, la electrificación de las ciudades y los servicios, va a existir una mayor demanda de energía, y de energía limpia. ¿Cuánto se requiere de infraestructura de transmisión para da respuesta a este fenómeno, para los próximos 10 o 20 años?

Estamos trabajando en ese cálculo, como asociación una de nuestras líneas de acción es la descarbonización, donde precisamente estamos comenzando a crear una suerte de white paper donde vamos a tener nuestra posición en esto, y todo ese tipo de cálculos. No tenemos un número cierto por ahora, pero sí lo estamos trabajando porque eso es lo que necesitamos. Pero los proyectos de transmisión son de largo plazo, por más que los apuremos van a tardar a lo menos tres años, hay que tener un criterio realista en esto y creo que las autoridades han sido súper responsables y lo han declarado de esa forma. Pero es importante recalcarlo, vamos a seguir trabajando en esto, pero antes de una fecha determinada por los plazos de obras no se llega.

En los escenarios que hemos conversado, ¿en qué se va a enfocar el trabajo de la asociación en estos primero años?

Tenemos una línea de trabajo regulatoria, que es la normal de un gremio, y es una de nuestras líneas principales por las señales de estabilidad regulatorias que se requieren para la inversión. Un segundo foco es la sostenibilidad y el desarrollo de proyectos, que es lo que hemos estado conversando: nuestra línea de trabajo central está precisamente en tratar de enfocarnos en los puntos que necesitamos para aportar y ser un actor relevante en la conversación de la descarbonización, cómo podemos aportar para ir acelerando y mejorando nuestros propios estándares de tramitación. Esto no es solo pedir cambios, queremos fijarnos estándares bien altos en este sentido, y al ser una asociación nueva estamos haciendo un trabajo interno en temas de sostenibilidad para fijarnos un piso en temas de carbono neutralidad, huella de carbono, sostenibilidad, diálogo con los territorios y comunidades, y mostrar nuestras estrategias de innovación. Y como señalé, queremos elevar la importancia del sector para efectos de los grandes temas energéticos. Es tanto o más importante incluso que la renovación de la matriz de generación. Hay que tomar conciencia de lo que implica que no se logre llegar con esa energía más verde, más barata, más sostenible, a los hogares. Solo con apoyo decidido para generar los proyectos, y que cumplan con todos los estándares que se requieren, vamos a poder lograr esto para lo que estamos trabajando en unos pocos años más. El tiempo pasa rápido.

Ver artículo

Fuente: País Circular, Miércoles 21 de abril de 2021

PAÍS CIRCULAR – La generación de electricidad con tecnologías limpias en Chile pasó hace rato de ser un “boom”, es hoy una realidad concreta al punto que se espera que a fines de este año el 40% de la capacidad total del sistema sea solar o eólica.

En enero de este año, Javier Tapia asumió como el primer director ejecutivo de la recién creada Asociación de Transmisores de Chile, que busca relevar la importancia del gremio en la descarbonización de la matriz energética del país, y en la discusión pública que se está desarrollando para cumplir sus metas. En esta entrevista, analiza los desafíos, brechas y oportunidades de un sector clave para llevar la energía limpia hasta los hogares de los chilenos, y evitar que se pierda en el camino.

La generación de electricidad con tecnologías limpias en Chile pasó hace rato de ser un “boom”, es hoy una realidad concreta al punto que se espera que a fines de este año el 40% de la capacidad total del sistema sea solar o eólica, y que represente un 30% de la generación total que se inyecte a la transmisión y distribución de energía. Lo que existe hoy no es ya un “boom” de inversiones, sino de proyectos concretos que empiezan a incorporar, y que requieren de infraestructura que lleve esa energía desde los centros de producción -principalmente en el norte- hacia la zona central del país, donde existe la mayor demanda.

¿Cuál es el riesgo? Que si no existen las líneas suficientes para trasladar esa energía, puede terminar perdiéndose ante la incapacidad de inyectarla al sistema, lo que se conoce como vertimiento de energía. Por ello el rol cada vez más importante que en el último tiempo ha tomado la transmisión en la discusión sobre la transición energética del país, lo que llevo a las empresas del sector a conformar a fines de 2020 un gremio independiente, la Asociación de Transmisores de Chile.

En esta entrevista, su director ejecutivo, Javier Tapia, analiza los escenarios, oportunidades y desafíos para el sector, así como la decisión de la industria de asociarse de forma independiente para enfrentar en conjunto este camino. Una decisión, explica, marcada por el hecho de que la transmisión está “adquiriendo una importancia muy sustancial en el contexto energético del país, especialmente con el cambio progresivo pero acelerado de la matriz energética, que se va haciendo más verde con la entrada de mucha energía renovable. Esto produjo que el tema de poder transmitir esa energía a los centros de consumo se transformara en un tema muy relevante”.

“El surgimiento de la asociación es, ante todo, -explica- encontrar estos puntos en común y posicionar la transmisión y su importancia en el debate. Lo que nos interesa principalmente, en el corto plazo, es lograr mostrar su importancia y que esta se entienda, porque es el área más desconocida en el ámbito de la energía y representa solo el 10% en la cuenta de la electricidad. No hay una conexión directa con el público pese a su importancia, y nos interesa mostrar el papel fundamental que cumple en la renovación de la matriz energética y en la descarbonización. Nuestro principal mensaje hoy es que no hay descarbonización si no viabilizamos los proyectos de transmisión, porque los grandes centros de consumo están alejados de la transmisión renovable”.

¿Qué aspectos estaban viendo que no estaban suficientemente abordados en la discusión pública respecto del rol de la transmisión en esto?

Primero, que se entienda bien de qué se trata la industria y su importancia, como señalaba. Y luego, hay cosas que tienen que ver con el desarrollo de los proyectos de transmisión, que por sus características demoran mucho más que los proyectos de generación renovable, son proyectos grandes y que demoran -en general- tres años o más en materializarse. Son además proyectos mucho más territoriales, y tenemos que mostrar los problemas que ello trae aparejado. Mientras la generación se instala en una comuna, o una comunidad determinada, en las líneas de transmisión de cientos o más de mil kilómetros hay que pasar por un gran número de territorios, relacionarse con muchas autoridades, hay temas distintos con los que tratar. Es muchísimo más grande y complejo. Entonces, un problema que tenemos que mostrar es cómo desarrollar estos proyectos de transmisión de manera rápida para que la generación renovable se pueda evacuar, y cómo ir solucionando estas trabas que derivan tanto de su extensión territorial como del hecho de tener que tratar con distintos servicios al interior del Estado, con decisiones que además son diferentes entre un organismo u otro, o entre una comuna y otra.

En ese sentido, el Coordinador Eléctrico llamó a licitación la línea de transmisión Kimal-Lo Aguirre y decide hacerlo sin estudio de franjas, que era uno de los escenarios de solución a este tipo de problemas territoriales, y queda a cargo de la empresa resolver los problemas con las comunidades, las autoridades locales, la tramitación ambiental, los permisos, etc… ¿Cómo evalúan esa decisión?

Ya es una decisión tomada el que el estudio de franja quedara fuera de esa licitación. Hoy el estudio de franja cubre dos líneas, y está bien atrasado. Hay una primera idea, que es tratar de apurar ese estudio, sacarlo con lo que haya e independiente de que el gobierno haya decidido sacar de ahí la línea Kimal-Lo Aguirre, este debiera salir y hay un atraso importante en esto, que solucionaría bastantes problemas. Hay otro tema bien parecido, se habló alguna vez de polos de desarrollo en la primera planificación de largo plazo, y eso tampoco ocurrió, nunca hubo un desarrollo de estos polos pese a que existen ejemplos bien concretos. Cerca de Maitencillo hay una subestación eléctrica -Parina- que está planificada para 2024-2025, y hay tantos pedidos de conexión alrededor, de generadores renovables, que se formó un polo naturalmente y ya quedaron chicas la subestación y la línea que sale de ahí. Entonces empieza a crearse una suerte de círculo vicioso, en que los proyectos no entran porque no tienen punto de conexión, y no se puede agrandar la subestación porque no hay proyectos listos. Hay algo ahí que no se está planificando correctamente, y tenemos una buena oportunidad hoy de retomar este tema de los polos de desarrollo porque terminan ocurriendo naturalmente. La idea de la reforma de 2016 era que la transmisión se adelante a la generación, y eso no está ocurriendo.

Algunos actores de la industria plantean que estamos atrasados 5 o 10 años en la infraestructura de transmisión. En un escenario en que las comunidades son más reticentes a este tipo de proyectos, con nuevos actores como los gobernadores regionales electos, lo que puede ocurrir es que los proyectos se retrasen, terminen en multas para las empresas y en escenarios de conflicto. ¿Qué debiera ocurrir para que esto se haga bien?

Hay varias cosas distintas involucradas en esto. Primero está la gestión del territorio y de las comunidades. Ahí creo que el aprendizaje, y el “desde” para todos los sectores que actúan en los territorios -minería, transmisión, agua, etc.-, es la importancia del diálogo temprano y adelantarse a estos conflictos. En especial en la industria de la transmisión, las compañías llevan harto tiempo aprendiendo de esta participación temprana, de las lógicas locales, por experiencias como las que ya han ocurrido. Creo que hoy en comunidades el desafío no está ahí, sino en otras dos cosas distintas.

¿En cuáles?

Primero, en mostrar la dinámica del proyecto, de como es el negocio eléctrico, que tiene una etapa intensiva en contratación de mano de obra local durante la fase de construcción, pero que luego en el momento de la operación no hay mucha interacción con la comunidad. Estamos trabajando en iniciativas para explicar esta dinámica, pero al mismo tiempo que de todas maneras podemos hacer un trabajo territorial con las comunidades que vaya más allá de entregar simplemente financiamiento local. Y la otra es de metodología, básicamente ver cómo hacemos la participación de un proyecto para que efectivamente lleguemos a la mayor cantidad de personas, qué funciona para ello, y cómo llegamos no solamente a una cantidad amplia de personas sino que efectivamente a quien tenemos que llegar. En estas cosas es donde queremos trabajar como asociación, de manera público-privada.

¿Y en términos de tramitación de los proyectos, lo que planteabas con las diferencias de criterios entre los distintos servicios y municipios, por ejemplo?

También estamos trabajando de manera público-privada en el trabajo de los servicios, tenemos problemas como disparidad de criterios, a veces poco entendimiento entre ambas partes -del sector público de cómo se trabaja en las empresas, y de las compañías respecto de lo que se requiere desde el sector público- y se necesita más diálogo, y en eso estamos trabajando de manera bien proactiva con los ministerios de Energía, del Medio Ambiente, el SEA. Estamos comenzando a hacer un trabajo con ellos y la idea es extenderlo a los demás servicios sectoriales para que los proyectos de transmisión avancen más rápido.

Pero hay un tema de fondo respecto de la tramitación de estos proyectos, y de lo que finalmente los retrasa; El trabajo de socializar el proyecto con las comunidades, de los aspectos técnicos y ambientales, etc., ¿le corresponde finalmente al Estado o a las empresas? Que es la idea detrás de los estudios de franja.

Esa es una definición legal, hay modelos de infraestructura como el del MOP donde la resolución de calificación ambiental la ve el ministerio, es el Estado el que se hace cargo de ese proceso y finalmente el privado ejecuta la obra. Pero el sector eléctrico nunca ha sido distinto a lo que hay actualmente, aunque hemos ido caminando hacia allá y la última reforma iba en esa dirección. Esa discusión se dio en esa reforma de 2016, y la definición fue que efectivamente el Estado tiene que estar mucho más involucrado para avanzar en el cambio de paradigma y que la transmisión se adelante a la generación, y no que vaya detrás como era el modelo antiguo. Cuando cambiamos el modelo de generación, el sistema de tarificación y un montón de cosas en transmisión, y establecimos un nivel muyo más intrusivo de normas estatales, ya se tomó la decisión de que el Estado tenía que hacer muchas más cosas. El tema de cuánto de eso se ha implementado, estamos a cinco años de la reforma y lo que se está necesitando implementar de mejor manera es cómo se va a realizar este tipo de estudios, y ahí es donde se puede caer en ciertos resquemores respecto de por qué un proyecto entra al estudio de franjas y otro no, por qué necesitamos apurar ciertos procesos por sobre otros, o por qué algunas obras se hacen y otras no. Quizás efectivamente está faltando un poco de dirección centralizada en los proyectos, y ahí el temor es que esa línea pueda llevar aparejados los mismos problemas que han tenido experiencias pasadas como la línea Cardones-Polpaico.

Cuando se habla de la necesidad de incrementar la capacidad de transmisión, ¿cuáles son los temas claves que ven ustedes como urgentes de resolver?

Hay cosas prácticas que para nosotros son bien importantes. Uno es el de permisos, que es transversal al sector de transmisión, y para generación también. Y esto no significa saltárselos, sino que vemos disparidad de criterios dentro de un mismo servicio, o entre servicios que ven cosas relativamente similares y creemos que falta un poco más de interacción entre ellos. Hay muchos servicios que para nosotros son claves y necesitamos hacer un trabajo más interrelacionado, y quizás falta una visión más global y no visiones parcializadas que a veces van pasito a pasito poniendo algunos ripios a los proyectos. Y lo otro, en lo que -como señalé- ya estamos trabajando, es cómo anticipamos la participación ciudadana.

¿Y en términos legales, de reformas normativas?

Para nosotros hay una modificación legal que es importante y es un tema que ha surgido cada cierto rato, que tiene relación con las inversiones que pueden hacer las empresas transmisoras en el sector generación, lo que se llama el Artículo 7º de la ley y que tiene una discriminación: le permite a un generador tener líneas de transmisión hasta un cierto porcentaje, pero no le permite al transmisor ser dueño de activos de generación. Es importante para nuestros socios, porque podría haber ahí buenas oportunidades y es algo que hoy no se justifica mucho, especialmente si se aprueba la portabilidad y se genera una nueva dinámica de mercado.

Hoy tenemos un escenario donde la generación se multiplicó por 10, entran ahora varios proyectos al sistema. ¿Cuál es el escenario de transmisión frente a este fenómeno, considerando que Cardones-Polpaico entró en operación y copó su capacidad, y se espera que con Kimal-Lo Aguirre ocurra lo mismo?

Tenemos algunos cálculos internos, todavía no tenemos una cifra concreta para entregar, pero en síntesis concuerdan con esa conclusión: la capacidad está quedando corta respecto de lo que se requiere. Eso es indudable, y va en la línea de que la transmisión no se está adelantando, hay algo que está pasando con la planificación y con las obras que no se está adelantando. Hay obras que salen del plan de expansión y no está tan claro por qué, o por qué entran otras. Vemos con preocupación que esto esté ocurriendo, y creemos que ahí hay un espacio para poder desarrollar proyectos importantes. La idea es que en algún momento todo Chile esté conectado en segmentos de 500 kV, y hay varios segmentos que no están y eso requiere de ampliaciones importantes en líneas actuales también. Pero indudablemente lo que va a pasar es que el sistema va a quedar corto a pesar de las líneas que estamos programando. Y eso va a depender también del resultado de las licitaciones, y de las condiciones que existan para la inversión en esas nuevas obras.

Se espera que para 2024 haya 30 mil MW eólicos y solares, y están aumentando las tasas de vertimiento. Estamos permanentemente justos, ¿falta un mejor diseño estratégico a largo plazo, cuáles son los nudos?

No hay un nudo específico, tenemos una serie de obras -tanto ampliaciones como obras nuevas- que se van requiriendo en el sistema, y muchas veces no es claro por qué terminan saliendo de la planificación. Y lo otro que ocurre es que muchas veces esa planificación está muy basada en valorizaciones económicas, y el aspecto de calidad de servicio o de seguridad recibe menos importancia. Puede haber una obra que no da económicamente pero es súper importante para efectos de seguridad y de servicio, y que termina no haciéndose. Quizás un punto importante es hacer un rebalance respecto de como se está haciendo la planificación, y eso requiere de pensar en estas tres variables.

Pero el número de proyectos de generación se conoce, lo que se proyecta e incluso las fechas de entrada en operación. ¿No falta ahí una mirada de más largo plazo en planificar a tiempo la transmisión?

Creo que la mirada, el diseño, en las autoridades está bien concebido; existe una planificación de largo plazo -aunque es necesario retomar algunos temas como los polos de desarrollo, por ejemplo-, y luego existen los estudios de planificación de corto plazo que también se van haciendo. Como diseño general de cómo se debiera pensar el sistema, eso está bien concebido. El problema lo tenemos cuando vamos a la sintonía fina, en la priorización a corto plazo y el balance entre lo económico y la calidad de servicio. Hay obras atractivas para los transmisores, que se proponen y luego quedan fuera, y falta ahí un poco de mejor explicación en esas decisiones para poder también proponer obras. Es complejo para el planificador tomar estas definiciones porque dependen de una serie de factores, pero es bueno también mostrar estos factores que las determinan.

En un proceso de descarbonización en curso, con el avance de la electromovilidad, la electrificación de las ciudades y los servicios, va a existir una mayor demanda de energía, y de energía limpia. ¿Cuánto se requiere de infraestructura de transmisión para da respuesta a este fenómeno, para los próximos 10 o 20 años?

Estamos trabajando en ese cálculo, como asociación una de nuestras líneas de acción es la descarbonización, donde precisamente estamos comenzando a crear una suerte de white paper donde vamos a tener nuestra posición en esto, y todo ese tipo de cálculos. No tenemos un número cierto por ahora, pero sí lo estamos trabajando porque eso es lo que necesitamos. Pero los proyectos de transmisión son de largo plazo, por más que los apuremos van a tardar a lo menos tres años, hay que tener un criterio realista en esto y creo que las autoridades han sido súper responsables y lo han declarado de esa forma. Pero es importante recalcarlo, vamos a seguir trabajando en esto, pero antes de una fecha determinada por los plazos de obras no se llega.

En los escenarios que hemos conversado, ¿en qué se va a enfocar el trabajo de la asociación en estos primero años?

Tenemos una línea de trabajo regulatoria, que es la normal de un gremio, y es una de nuestras líneas principales por las señales de estabilidad regulatorias que se requieren para la inversión. Un segundo foco es la sostenibilidad y el desarrollo de proyectos, que es lo que hemos estado conversando: nuestra línea de trabajo central está precisamente en tratar de enfocarnos en los puntos que necesitamos para aportar y ser un actor relevante en la conversación de la descarbonización, cómo podemos aportar para ir acelerando y mejorando nuestros propios estándares de tramitación. Esto no es solo pedir cambios, queremos fijarnos estándares bien altos en este sentido, y al ser una asociación nueva estamos haciendo un trabajo interno en temas de sostenibilidad para fijarnos un piso en temas de carbono neutralidad, huella de carbono, sostenibilidad, diálogo con los territorios y comunidades, y mostrar nuestras estrategias de innovación. Y como señalé, queremos elevar la importancia del sector para efectos de los grandes temas energéticos. Es tanto o más importante incluso que la renovación de la matriz de generación. Hay que tomar conciencia de lo que implica que no se logre llegar con esa energía más verde, más barata, más sostenible, a los hogares. Solo con apoyo decidido para generar los proyectos, y que cumplan con todos los estándares que se requieren, vamos a poder lograr esto para lo que estamos trabajando en unos pocos años más. El tiempo pasa rápido.

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Fuente: País Circular, Miércoles 21 de abril de 2021

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