CPI – Las brechas de infraestructura urbana aún marcan diferencias profundas entre comunas, tal como lo muestra el Indice Calidad de Vida Urbana 2024, publicado hace algunos días. Por eso, iniciativas para generar nuevos espacios públicos como el Parque Renca nos recuerdan que es posible avanzar hacia ciudades más conectadas con sus habitantes. Este proyecto, impulsado en el marco del programa “Buen Vecino”, ejemplifica cómo la colaboración entre el Estado, el sector privado y las comunidades puede traducirse en mejoras reales en la calidad de vida de las personas.
La primera piedra del Parque Renca no es solo el inicio de una obra física. Es, sobre todo, el reflejo de una forma distinta de hacer infraestructura: con participación, con sentido de comunidad y vocación de permanencia. Con una inversión cercana a US$ 7 millones, el parque recuperará 5,9 hectáreas degradadas, dotándolas de nuevas áreas verdes, espacios deportivos, zonas para adultos mayores y juegos infantiles. Todo diseñado en diálogo con las y los vecinos, quienes definieron sus prioridades y sueños para este lugar.
Es también una muestra concreta de cómo el modelo de concesiones puede ir más allá de las grandes obras viales. Gracias a la alianza entre el Ministerio de Obras Públicas (MOP), la concesionaria Costanera Norte, el municipio de Renca y la comunidad, este proyecto no solo se financia con recursos privados, aprobado por la institucionalidad pública, sino que incorpora a actores privados que se comprometen con su entorno. De ahí la potencia del plan “Buen Vecino”: transforma las demandas de mitigación, en oportunidades de reparación urbana y tejido social.
La infraestructura también construye comunidad. Cuando se piensa con mirada territorial y sentido de equidad, puede ser un puente –y no una cicatriz– entre sectores históricamente distanciados. Puede ser un parque, una pasarela segura, una cancha con iluminación, o un espacio donde niños, jóvenes y adultos mayores se encuentren y se reconozcan.
En momentos en que la ciudadanía exige resultados concretos que mejoren sus estándares de vida, iniciativas como el Parque Renca nos recuerdan que no hay soluciones mágicas, pero sí caminos posibles. Caminos que parten por la confianza, el diálogo y la coordinación entre todos los actores. Y donde el buen vecino no es solo un eslogan, sino una política pública que pone a las personas al centro.
Paulo Muñoz Manríquez
Cientista Político – UDD
Asesor Consejo Políticas de Infraestructuras (CPI)
Fuente: Consejo Políticas de Infraestructura, Lunes 19 de Mayo de 2025