DIARIO FINANCIERO – El combate a los efectos del cambio climático sobre el planeta está basado en acciones de mitigación y adaptación. Según el Centro de Cambio Cambio Global UC, las primeras buscan reducir las fuentes o potenciar los sumideros de Gases de Efecto Invernadero (GEI), y las segundas se orientan a procesos de ajuste de las personas y ecosistemas al clima real para moderar daños o aprovechar oportunidades.
Chile cuenta con planes de adaptación y mitigación. No obstante, los esfuerzos mundiales y locales se han centrado en la reducción de GEI en el marco del Acuerdo de París, para evitar que la tierra se siga calentando. Pero la gran interrogante hoy es cómo abordar los efectos actuales del cambio climático, como el alza de temperaturas, la escasez de agua y las prolongadas sequías, para lo cual se requieren medidas de adaptación.
En este escenario, lo que más preocupa a los expertos es la falta de planes de adaptación para abordar la escasez de agua.
Paulina Aldunce, investigadora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 de la Universidad de Chile y miembro de la mesa de adaptación del Comité Asesor Presidencial para la COP25, afirma que el impacto más severo en Chile, esperado y actual, es la disminución del recurso hídrico.
“Es crucial, es transversal para muchos de los sistemas y sectores, como la agricultura, la salud, las ciudades, entre otros. Y hoy no tenemos plan, se planificó hacer uno, que va a empezar a diseñarse prontamente”, dice.
El director del Centro de Cambio Global UC y miembro de la misma mesa asesora, Sebastián Vicuña, sostiene que si este año hubiese sido tan seco como el anterior y la empresa de agua potable no hace nada para obtener nuevos recursos, “lo más probable es que a fin de año, en el verano, hubiéramos tenido racionamiento”.
La ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt, asegura que el plan de recursos hídricos está “en elaboración”, además de profundizar en la materia con un “énfasis importante a la gestión” en la actualización de la Contribución Nacionalmente Determinada (NDC, su sigla en inglés) presentada por el Gobierno en abril de este año a la ONU Cambio Climático.
En la NDC se compromete -a 2025- la implementación de un indicador a nivel nacional y a escala de cuenca hidrográfica “que permita hacer seguimiento de la brecha y riesgo hídrico, y alcanzar la seguridad hídrica del país”, dice. Además, se está creando un Atlas de Riesgo Comunal que estará disponible próximamente.
Schmidt señala que el proyecto de ley marco de cambio climático -en discusión en el Congreso-, “da un énfasis especial a la situación del agua y, por ejemplo, se compromete la elaboración de planes estratégicos para las 101 cuencas del país e indicadores de seguridad hídrica”.
Plan de Adaptación
Hasta ahora, el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático -que fue aprobado por el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad y el Cambio Climático en 2014- sigue estando vigente. El documento, que originalmente priorizaba nueve sectores por su vulnerabilidad -silvoagropecuario, biodiversidad, pesca y acuicultura, salud, infraestructura, ciudades, energía, turismo y recursos hídricos- funciona hoy como “instrumento articulador de la política pública chilena de adaptación”, explica la ministra.
Comenta que tras un proceso de participación para la elaboración del proyecto de ley marco de cambio climático, se sumaron las áreas de borde costero y minería, totalizando 11 sectores. De ellos, los primeros ocho tienen un plan sectorial de adaptación en implementación, mientras que el de recursos hídricos está en elaboración. Los últimos añadidos, “iniciarán su desarrollo próximamente”, indica.
Adelanta que durante este año se realizará una evaluación externa del plan de 2014 y “presentaremos un proyecto para solicitar financiamiento al Fondo Verde del Clima para el proceso de actualización de este plan, con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, su sigla en inglés) como agencia implementadora”.
Ante esta actualización, Aldunce postula que “las medidas que se diseñaron en 2014 daban cuenta de los impactos y las respuestas necesarias en ese momento, y eso ha cambiado. En ámbitos de la política pública tan dinámicos como el cambio climático, debería existir una mayor flexibilidad para poder ir cambiando, sumando objetivos o medidas a los planes y no esperar que terminen sus ciclos”.
Vicuña indica que es importante revisar la adaptación a escala territorial y regional, “entrelazar” los planes sectoriales “para que sean efectivamente instrumentos de acción” y no se topen o contradigan entre sí, y fortalecer el monitoreo. “Es un buen momento para dar mejor estructura y mejor seguimiento”, dice.
Aldunce agrega que la transformación es clave para complementar la adaptación. “Cuando los límites de la adaptación son superados por impactos de mayor magnitud, ya no puede hacerse cargo y es necesario realizar cambios profundos”, dice, por ejemplo, el cambio total de la matriz energética con miras hacia la carbono neutralidad.
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Fuente: Diario Financiero, Martes 30 de Junio de 2020
Expertos alertan que el impacto más severo del cambio climático en Chile es sobre el agua
DIARIO FINANCIERO – El combate a los efectos del cambio climático sobre el planeta está basado en acciones de mitigación y adaptación. Según el Centro de Cambio Cambio Global UC, las primeras buscan reducir las fuentes o potenciar los sumideros de Gases de Efecto Invernadero (GEI), y las segundas se orientan a procesos de ajuste de las personas y ecosistemas al clima real para moderar daños o aprovechar oportunidades.
Chile cuenta con planes de adaptación y mitigación. No obstante, los esfuerzos mundiales y locales se han centrado en la reducción de GEI en el marco del Acuerdo de París, para evitar que la tierra se siga calentando. Pero la gran interrogante hoy es cómo abordar los efectos actuales del cambio climático, como el alza de temperaturas, la escasez de agua y las prolongadas sequías, para lo cual se requieren medidas de adaptación.
En este escenario, lo que más preocupa a los expertos es la falta de planes de adaptación para abordar la escasez de agua.
Paulina Aldunce, investigadora del Centro de Ciencia del Clima y la Resiliencia (CR)2 de la Universidad de Chile y miembro de la mesa de adaptación del Comité Asesor Presidencial para la COP25, afirma que el impacto más severo en Chile, esperado y actual, es la disminución del recurso hídrico.
“Es crucial, es transversal para muchos de los sistemas y sectores, como la agricultura, la salud, las ciudades, entre otros. Y hoy no tenemos plan, se planificó hacer uno, que va a empezar a diseñarse prontamente”, dice.
El director del Centro de Cambio Global UC y miembro de la misma mesa asesora, Sebastián Vicuña, sostiene que si este año hubiese sido tan seco como el anterior y la empresa de agua potable no hace nada para obtener nuevos recursos, “lo más probable es que a fin de año, en el verano, hubiéramos tenido racionamiento”.
La ministra de Medio Ambiente, Carolina Schmidt, asegura que el plan de recursos hídricos está “en elaboración”, además de profundizar en la materia con un “énfasis importante a la gestión” en la actualización de la Contribución Nacionalmente Determinada (NDC, su sigla en inglés) presentada por el Gobierno en abril de este año a la ONU Cambio Climático.
En la NDC se compromete -a 2025- la implementación de un indicador a nivel nacional y a escala de cuenca hidrográfica “que permita hacer seguimiento de la brecha y riesgo hídrico, y alcanzar la seguridad hídrica del país”, dice. Además, se está creando un Atlas de Riesgo Comunal que estará disponible próximamente.
Schmidt señala que el proyecto de ley marco de cambio climático -en discusión en el Congreso-, “da un énfasis especial a la situación del agua y, por ejemplo, se compromete la elaboración de planes estratégicos para las 101 cuencas del país e indicadores de seguridad hídrica”.
Plan de Adaptación
Hasta ahora, el Plan Nacional de Adaptación al Cambio Climático -que fue aprobado por el Consejo de Ministros para la Sustentabilidad y el Cambio Climático en 2014- sigue estando vigente. El documento, que originalmente priorizaba nueve sectores por su vulnerabilidad -silvoagropecuario, biodiversidad, pesca y acuicultura, salud, infraestructura, ciudades, energía, turismo y recursos hídricos- funciona hoy como “instrumento articulador de la política pública chilena de adaptación”, explica la ministra.
Comenta que tras un proceso de participación para la elaboración del proyecto de ley marco de cambio climático, se sumaron las áreas de borde costero y minería, totalizando 11 sectores. De ellos, los primeros ocho tienen un plan sectorial de adaptación en implementación, mientras que el de recursos hídricos está en elaboración. Los últimos añadidos, “iniciarán su desarrollo próximamente”, indica.
Adelanta que durante este año se realizará una evaluación externa del plan de 2014 y “presentaremos un proyecto para solicitar financiamiento al Fondo Verde del Clima para el proceso de actualización de este plan, con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, su sigla en inglés) como agencia implementadora”.
Ante esta actualización, Aldunce postula que “las medidas que se diseñaron en 2014 daban cuenta de los impactos y las respuestas necesarias en ese momento, y eso ha cambiado. En ámbitos de la política pública tan dinámicos como el cambio climático, debería existir una mayor flexibilidad para poder ir cambiando, sumando objetivos o medidas a los planes y no esperar que terminen sus ciclos”.
Vicuña indica que es importante revisar la adaptación a escala territorial y regional, “entrelazar” los planes sectoriales “para que sean efectivamente instrumentos de acción” y no se topen o contradigan entre sí, y fortalecer el monitoreo. “Es un buen momento para dar mejor estructura y mejor seguimiento”, dice.
Aldunce agrega que la transformación es clave para complementar la adaptación. “Cuando los límites de la adaptación son superados por impactos de mayor magnitud, ya no puede hacerse cargo y es necesario realizar cambios profundos”, dice, por ejemplo, el cambio total de la matriz energética con miras hacia la carbono neutralidad.
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Fuente: Diario Financiero, Martes 30 de Junio de 2020