Sábado, Diciembre 7, 2024

El primer organismo de cuenca, río Maipo. Por Gabriel Caldes

PAÍS CIRCULAR – La implementación por parte del Gobierno Regional Metropolitano del Organismo de Cuenca del Río Maipo (OdCM) de la ciudad de Santiago, es relevante no solo porque Chile es el único país de la OCDE que no cuenta con una institucionalidad de cuencas, sino que también constituye un cambio importante en la forma de relacionarnos con el agua.

La cuenca es el lugar donde se produce la extracción, distribución y consumo del agua, y para tal efecto, los usuarios hacen las intervenciones en los ecosistemas, produciendo su alteración, eventualmente su contaminación y sobreexplotación, entre otras afectaciones. Asimismo, Chile tiene un territorio angosto -donde el ancho promedio entre la Cordillera y el borde costero es de 177 km-y con una importante pendiente por donde escurren los ríos que pronto llegan al mar, lo que nos obliga a la eficiencia hídrica de los distintos sectores con el fin de adaptarse a la escasez del agua.

La Región Metropolitana es la primera del país en construir un OdCM como instrumento participativo, donde se reúnen los actores territoriales relacionados con el agua, con distintas visiones e intereses, como los usuarios con o sin derechos de aprovechamientos de aguas, comunidad, la academia, los servicios sanitarios rurales, las empresas, las ONG y municipios, entre otras entidades. El objetivo es colaborar y facilitar en forma descentralizada y participativa a la gestión eficiente del agua, acercando la búsqueda de acciones y soluciones a los interesados del sector público o privado y en beneficio la comunidad, del medio ambiente y la productividad de la cuenca, logrando así la seguridad hídrica.

Si bien el Código de Aguas y la Ley de Cambio Climático reconocen la existencia de la cuenca, no existe una legislación que permita la existencia de un organismo destinado a estas áreas y mientras no tengamos un marco normativo, este organismo de carácter voluntario y territorial perdurará, si por una parte, existe voluntad y compromiso de las autoridades locales y de los integrantes en construir miradas conjuntas a través del diálogo, con una participación amplia y diversa, donde los diversos sectores colaboren con la planificación, inversiones, planes y levantamiento de información, entre otros fines. La idea es lograr resultados beneficiosos para la cuenca. Por otra parte, se requiere la voluntad política y de activa participación del Gobierno Regional, dándole el protagonismo a los actores organizados a través del OdC, apoyar su financiamiento y participación no vinculante en la toma de decisiones que se requieren.

La existencia de los organismos de cuencas en el país será uno de los cambios estructurales más importante de las últimas décadas, esto significa que frente a la gestión centralizada, rígida y muchas veces burocrática, dependiente de los ministerios, se abre un nuevo espacio descentralizado de los propios actores locales, focalizada en los temas de gestión de la cuenca, como el cuidado de los ecosistemas, la eficiencia hídrica en la productividad y comunidad. El objetivo es buscar acuerdos que permitan ir resolviendo los problemas derivados de la gestión y la demanda de agua y de adaptación a los nuevos entorno climáticos, sociales y económicos de la cuenca y las regiones.

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Fuente: País Circular, Miércoles 31 de Julio de 2024

PAÍS CIRCULAR – La implementación por parte del Gobierno Regional Metropolitano del Organismo de Cuenca del Río Maipo (OdCM) de la ciudad de Santiago, es relevante no solo porque Chile es el único país de la OCDE que no cuenta con una institucionalidad de cuencas, sino que también constituye un cambio importante en la forma de relacionarnos con el agua.

La cuenca es el lugar donde se produce la extracción, distribución y consumo del agua, y para tal efecto, los usuarios hacen las intervenciones en los ecosistemas, produciendo su alteración, eventualmente su contaminación y sobreexplotación, entre otras afectaciones. Asimismo, Chile tiene un territorio angosto -donde el ancho promedio entre la Cordillera y el borde costero es de 177 km-y con una importante pendiente por donde escurren los ríos que pronto llegan al mar, lo que nos obliga a la eficiencia hídrica de los distintos sectores con el fin de adaptarse a la escasez del agua.

La Región Metropolitana es la primera del país en construir un OdCM como instrumento participativo, donde se reúnen los actores territoriales relacionados con el agua, con distintas visiones e intereses, como los usuarios con o sin derechos de aprovechamientos de aguas, comunidad, la academia, los servicios sanitarios rurales, las empresas, las ONG y municipios, entre otras entidades. El objetivo es colaborar y facilitar en forma descentralizada y participativa a la gestión eficiente del agua, acercando la búsqueda de acciones y soluciones a los interesados del sector público o privado y en beneficio la comunidad, del medio ambiente y la productividad de la cuenca, logrando así la seguridad hídrica.

Si bien el Código de Aguas y la Ley de Cambio Climático reconocen la existencia de la cuenca, no existe una legislación que permita la existencia de un organismo destinado a estas áreas y mientras no tengamos un marco normativo, este organismo de carácter voluntario y territorial perdurará, si por una parte, existe voluntad y compromiso de las autoridades locales y de los integrantes en construir miradas conjuntas a través del diálogo, con una participación amplia y diversa, donde los diversos sectores colaboren con la planificación, inversiones, planes y levantamiento de información, entre otros fines. La idea es lograr resultados beneficiosos para la cuenca. Por otra parte, se requiere la voluntad política y de activa participación del Gobierno Regional, dándole el protagonismo a los actores organizados a través del OdC, apoyar su financiamiento y participación no vinculante en la toma de decisiones que se requieren.

La existencia de los organismos de cuencas en el país será uno de los cambios estructurales más importante de las últimas décadas, esto significa que frente a la gestión centralizada, rígida y muchas veces burocrática, dependiente de los ministerios, se abre un nuevo espacio descentralizado de los propios actores locales, focalizada en los temas de gestión de la cuenca, como el cuidado de los ecosistemas, la eficiencia hídrica en la productividad y comunidad. El objetivo es buscar acuerdos que permitan ir resolviendo los problemas derivados de la gestión y la demanda de agua y de adaptación a los nuevos entorno climáticos, sociales y económicos de la cuenca y las regiones.

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Fuente: País Circular, Miércoles 31 de Julio de 2024

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