Jueves, Marzo 28, 2024

El Ministerio de la Ciudad, por Luis Fuentes

PULSO – Cuando el Presidente electo, Sebastián Piñera, anunció al futuro ministro de Vivienda y Urbanismo, dijo algo que a todos quienes nos interesamos por los temas relativos a la ciudad nos sorprendió gratamente: “El Minvu pasará a llamarse Ministerio de Urbanismo y Vivienda”. Esta es una de las pocas veces en que una autoridad política de este nivel sobrepone lo urbano a lo habitacional. Por mucho tiempo, el Minvu se concentró en construir viviendas, sin darse cuenta que en realidad construía ciudad. Hoy, uno de los desafíos más importantes es hacerse cargo de las urbes que el propio Ministerio construyó por décadas, y eso pasa por un cambio de enfoque, desde lo habitacional hacia lo urbano. Es por esto que el cambio de nombre, para no quedarse en eso, debe ir de la mano con una transición en el foco de las intervenciones de este organismo, fortaleciendo su área urbana en términos de recursos humanos y presupuesto. Podríamos ir, incluso, más allá, y en el futuro cambiar el nombre por el de Ministerio de la Ciudad. Las últimas administraciones han avanzado en dicho desafío. En el caso de la anterior administración del Presidente Piñera, se promulgó la Política Nacional de Desarrollo Urbano, que ha tenido continuidad en el gobierno de la Presidenta Bachelet, a través de diversas iniciativas y de la destacada labor del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (CNDU), que ha permitido avanzar, por ejemplo, en la definición de estándares, con el objetivo de disminuir las grandes brechas urbanas que afectan la calidad de vida del 90% de los chilenos. ¿Qué implica sobreponer lo urbano a lo habitacional? Significa tener una visión sobre la ciudad, utilizando los subsidios no como un fin en sí mismos, sino como instrumentos para hacer ciudad. Un buen ejemplo de esto es el subsidio del Programa de Recuperación de Condominios Sociales, conocido como “Segunda Oportunidad”, que fue creado en el año 2012 por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo como un programa asociado a la demolición y expropiación de viviendas. Si bien el programa en su origen, desde el punto de vista de sus objetivos, perseguía fines que nadie se atrevería a discutir, sus efectos reales fueron negativos, justamente porque no consideraron las dinámicas de la ciudad. Por esto, es necesario que la frase del Presidente Piñera al presentar al nuevo ministro no se quede solamente en palabras y se transforme en una decisión política. Es fundamental entender que la planificación urbana es una práctica política y no técnica.

Luis Fuentes
Director Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales UC
Investigador Centro de Desarrollo Urbano Sustentable

Ver columna

Fuente: Pulso, Viernes 9 de marzo de 2018

PULSO – Cuando el Presidente electo, Sebastián Piñera, anunció al futuro ministro de Vivienda y Urbanismo, dijo algo que a todos quienes nos interesamos por los temas relativos a la ciudad nos sorprendió gratamente: “El Minvu pasará a llamarse Ministerio de Urbanismo y Vivienda”. Esta es una de las pocas veces en que una autoridad política de este nivel sobrepone lo urbano a lo habitacional. Por mucho tiempo, el Minvu se concentró en construir viviendas, sin darse cuenta que en realidad construía ciudad. Hoy, uno de los desafíos más importantes es hacerse cargo de las urbes que el propio Ministerio construyó por décadas, y eso pasa por un cambio de enfoque, desde lo habitacional hacia lo urbano. Es por esto que el cambio de nombre, para no quedarse en eso, debe ir de la mano con una transición en el foco de las intervenciones de este organismo, fortaleciendo su área urbana en términos de recursos humanos y presupuesto. Podríamos ir, incluso, más allá, y en el futuro cambiar el nombre por el de Ministerio de la Ciudad. Las últimas administraciones han avanzado en dicho desafío. En el caso de la anterior administración del Presidente Piñera, se promulgó la Política Nacional de Desarrollo Urbano, que ha tenido continuidad en el gobierno de la Presidenta Bachelet, a través de diversas iniciativas y de la destacada labor del Consejo Nacional de Desarrollo Urbano (CNDU), que ha permitido avanzar, por ejemplo, en la definición de estándares, con el objetivo de disminuir las grandes brechas urbanas que afectan la calidad de vida del 90% de los chilenos. ¿Qué implica sobreponer lo urbano a lo habitacional? Significa tener una visión sobre la ciudad, utilizando los subsidios no como un fin en sí mismos, sino como instrumentos para hacer ciudad. Un buen ejemplo de esto es el subsidio del Programa de Recuperación de Condominios Sociales, conocido como “Segunda Oportunidad”, que fue creado en el año 2012 por el Ministerio de Vivienda y Urbanismo como un programa asociado a la demolición y expropiación de viviendas. Si bien el programa en su origen, desde el punto de vista de sus objetivos, perseguía fines que nadie se atrevería a discutir, sus efectos reales fueron negativos, justamente porque no consideraron las dinámicas de la ciudad. Por esto, es necesario que la frase del Presidente Piñera al presentar al nuevo ministro no se quede solamente en palabras y se transforme en una decisión política. Es fundamental entender que la planificación urbana es una práctica política y no técnica.

Luis Fuentes
Director Instituto de Estudios Urbanos y Territoriales UC
Investigador Centro de Desarrollo Urbano Sustentable

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Fuente: Pulso, Viernes 9 de marzo de 2018

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