Viernes, Abril 19, 2024

El futuro incierto del agua por Hernán de Solminihac

PULSO – “Surge entonces una natural incertidumbre sobre cuáles serán las condiciones a enfrentar en el escenario futuro respecto de nuestro recurso hídrico. Será desafiante y claramente como país debemos asegurar su abastecimiento a la población y, en segundo lugar, permitir el funcionamiento de las actividades productivas que requieren su uso”.

Los efectos del cambio climático nos testifican a diario que la hidrología del país y el mundo se está transformando continuamente y ya no será la misma de antes. Las variables meteorológicas, como la temperatura y las precipitaciones que inciden en la disponibilidad de agua superficial y subterránea son cada vez más inusuales y extremas.

En los últimos años, Chile ha registrado sequías sin precedentes en su historia, afectando la disponibilidad de agua en varios sectores del país. A inicios de septiembre 2021, según información de la Dirección General de Aguas, 20 decretos sobre escasez hídrica se encuentran vigentes, abarcando a 168 comunas y a más de 1,3 millones de personas en zonas rurales. Sobre la acumulación de nieve, los registros de este año también son inferiores al promedio histórico (1991-2020).

Surge entonces una natural incertidumbre sobre cuáles serán las condiciones a enfrentar en el escenario futuro respecto de nuestro recurso hídrico. Será desafiante y claramente como país debemos asegurar su abastecimiento a la población y, en segundo lugar, permitir el funcionamiento de las actividades productivas que requieren su uso.

Al día de hoy, la cobertura de agua potable a través de redes públicas de abastecimiento no es total, y tampoco lo es la cobertura de redes de alcantarillados. Hay familias que aún se abastecen con camiones aljibes e incluso extraen agua de fuentes informales como pozos o norias, debido a la ausencia de servicios sanitarios básicos en sus hogares o carencia de oferta hídrica local.

Sobre aquellos sectores y familias afectadas, generalmente correlacionadas con mayor vulnerabilidad social, se debe trabajar en buscar alternativas que sean técnicamente factibles, ambientalmente amigables y económicamente viables. Lo anterior, a través de investigación, innovación y desarrollo. Por ejemplo, favorecer la existencia de comunidades de desagüe y sistemas centralizados de tratamiento de aguas servidas.

Paralelamente se hace necesario desarrollar fuentes alternativas de obtención y gestión de aguas. Alineado con esto, Chile anunció recientemente un plan contra la sequía, justamente en busca de aumentar la disponibilidad de agua y mejorar la eficiencia en su uso. Lo anterior, siguiendo el ejemplo de países como Australia, Estados Unidos e Israel, que han logrado encontrar solución a parte de estos desafíos de escasez hídrica a través de una importante inversión en infraestructura y concientización de la población.

En este esfuerzo país para asegurar el abastecimiento del recurso hídrico, es fundamental involucrar a las comunidades, la academia, el sector empresarial y al Estado por medio de políticas y estrategias que faciliten el desarrollo de soluciones conjuntas para afrontar el futuro incierto del agua.

Hernán de Solminihac, Director de Clapes UC y Profesor Titular de Ingeniería UC.

Fuente: Pulso, Viernes 03 de Septiembre de 2021

PULSO – “Surge entonces una natural incertidumbre sobre cuáles serán las condiciones a enfrentar en el escenario futuro respecto de nuestro recurso hídrico. Será desafiante y claramente como país debemos asegurar su abastecimiento a la población y, en segundo lugar, permitir el funcionamiento de las actividades productivas que requieren su uso”.

Los efectos del cambio climático nos testifican a diario que la hidrología del país y el mundo se está transformando continuamente y ya no será la misma de antes. Las variables meteorológicas, como la temperatura y las precipitaciones que inciden en la disponibilidad de agua superficial y subterránea son cada vez más inusuales y extremas.

En los últimos años, Chile ha registrado sequías sin precedentes en su historia, afectando la disponibilidad de agua en varios sectores del país. A inicios de septiembre 2021, según información de la Dirección General de Aguas, 20 decretos sobre escasez hídrica se encuentran vigentes, abarcando a 168 comunas y a más de 1,3 millones de personas en zonas rurales. Sobre la acumulación de nieve, los registros de este año también son inferiores al promedio histórico (1991-2020).

Surge entonces una natural incertidumbre sobre cuáles serán las condiciones a enfrentar en el escenario futuro respecto de nuestro recurso hídrico. Será desafiante y claramente como país debemos asegurar su abastecimiento a la población y, en segundo lugar, permitir el funcionamiento de las actividades productivas que requieren su uso.

Al día de hoy, la cobertura de agua potable a través de redes públicas de abastecimiento no es total, y tampoco lo es la cobertura de redes de alcantarillados. Hay familias que aún se abastecen con camiones aljibes e incluso extraen agua de fuentes informales como pozos o norias, debido a la ausencia de servicios sanitarios básicos en sus hogares o carencia de oferta hídrica local.

Sobre aquellos sectores y familias afectadas, generalmente correlacionadas con mayor vulnerabilidad social, se debe trabajar en buscar alternativas que sean técnicamente factibles, ambientalmente amigables y económicamente viables. Lo anterior, a través de investigación, innovación y desarrollo. Por ejemplo, favorecer la existencia de comunidades de desagüe y sistemas centralizados de tratamiento de aguas servidas.

Paralelamente se hace necesario desarrollar fuentes alternativas de obtención y gestión de aguas. Alineado con esto, Chile anunció recientemente un plan contra la sequía, justamente en busca de aumentar la disponibilidad de agua y mejorar la eficiencia en su uso. Lo anterior, siguiendo el ejemplo de países como Australia, Estados Unidos e Israel, que han logrado encontrar solución a parte de estos desafíos de escasez hídrica a través de una importante inversión en infraestructura y concientización de la población.

En este esfuerzo país para asegurar el abastecimiento del recurso hídrico, es fundamental involucrar a las comunidades, la academia, el sector empresarial y al Estado por medio de políticas y estrategias que faciliten el desarrollo de soluciones conjuntas para afrontar el futuro incierto del agua.

Hernán de Solminihac, Director de Clapes UC y Profesor Titular de Ingeniería UC.

Fuente: Pulso, Viernes 03 de Septiembre de 2021

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