Jueves, Abril 25, 2024

El agua como recurso finito: qué acciones se pueden realizar en la vida diaria para cuidarla

QUÉ PASA – El agua es una gran y constante preocupación para los chilenos. A 28 años del inicio del Día Mundial del Agua, expertos recomiendan cómo ahorrar y cuidar este importante recurso.

Hoy se celebra un nuevo Día Mundial del Agua, iniciativa que cumple 28 años. Desde aquel lejano 1993, se ha trabajado por la conservación, el desarrollo y el buen uso de los recursos hídricos.

El Día Mundial del Agua se celebra cada 22 de marzo para recordar la relevancia de este líquido esencial, explica la ONU en su página web. Pero pese a los múltiples esfuerzos para resguardar y regular su uso, la situación sigue siendo compleja. Solo en Chile y según el último Balance Hídrico Nacional confirmó lo grave de su disponibilidad en Chile hace más de una década, situación agravada con una gran megasequía, la peor de la historia. El documento, emitido por la Dirección General de Aguas, proyecta escasez de agua de hasta 50% y alza de temperatura de hasta 2,5°C en las próximas décadas.

La IX Encuesta de Actitudes hacia el Medio Ambiente de la Universidad Andrés Bello reveló la importancia del agua para los ciudadanos. Al consultar por los temas más importantes en la redacción de una nueva constitución, los cinco más mencionados por los encuestados son salud (65%), educación (58%), pensiones (44%), medioambiente (38%) y agua (25%).

Pero pese a lo complejo del escenario, existen opciones para ahorrar y cuidar este importante recurso hídrico. Francisco Correa, Dr. en Ciencias Ambientales e investigador de la Universidad Autónoma de Chile, señala que la situación del agua en Chile es heterogénea, “en términos de cantidad, en el norte del país que es escasa, mientras que en el sur es abundante. También existe una gran diversidad de ecosistemas acuáticos, con humedales y ríos, que en su mayor parte están intervenidos”.

Brandon Aravena, académico de Historia, Geografía y Ciencias Sociales, egresado de la Universidad Autónoma de Chile, explica que nuestra responsabilidad como ciudadanos y ciudadanas es cuidar el recurso hídrico y cautelar que los organismos responsables de su gestión también lo hagan.

En el día a día, “además de cerrar la llave al lavarnos los dientes y tomar duchas cortas, debemos estar informados de la huella hídrica de los productos y servicios que consumimos, conocer la cantidad de agua que se necesitó para producirlos. ¿Cuántos litros se gastaron en mi manzana del desayuno, en la polera que uso o en la carne que como? Esa información debería estar disponible para la ciudadanía”, señala Aravena.

Correa argumenta que los cambios en los cursos de agua, “son procesos relacionados con el hombre, relativos al ser humano. Somos nosotros quienes hemos modificado, por ejemplo, los bosques de ribera que protegen estos ecosistemas (bosques que están a orillas de un río o mar), hemos incorporado sustancias químicas y contaminantes, los que derivan en los ríos”.

Aravena, autor (junto a Inmaculada Simón) del libro “El ciclo hidrosocial”, un documento elaborado por el Centro de Comunicación de las Ciencias de la Universidad Autónoma, que habla de cómo el agua no es un recurso infinito y cómo se ha visto afectado por la acción humana, recomienda que para ahorrar y preservar este recurso tan importante, debemos “informarnos. La nueva cultura del agua propone aumentar nuestro conocimiento sobre ella para favorecer su desarrollo sostenible”.

“Un estilo de vida en el que domine la conciencia sobre nuestros actos y lo que consumimos. Difundir esta forma de actuar en nuestros entornos, pero también intervenir en el debate público y en la toma de decisiones por medio de los diferentes mecanismos de participación ciudadana, sobre todo a través del voto”, añade Aravena.

“El recurso hídrico está estresado por el ser humano”

Una de las apuestas para torcer este ya desviado sendero es la creación de una propuesta denominada “Escenarios Hídricos 2030: la gran apuesta para el futuro sustentable del agua en Chile”, a cargo de la Fundación Chile, Fundación Futuro Latinoamericano y Fundación Avina, que busca desde 2016 generar propuestas en beneficio de las comunidades, el medioambiente y los distintos sectores productivos.

Correa señala que actualmente en Chile, “si bien existen zonas de gran abundancia y potencial de calidad de agua ideal para consumo, el uso del agua está dominado por la industria que genera importantes efectos negativos. El recurso hídrico está estresado por el ser humano”.

La crisis hídrica se ha instalado a nivel planetario. “La escorrentía media total en Chile es de 53.000m3/habitante/año, que es un valor ocho veces superior al promedio mundial. Sin embargo, este es un dato engañoso, ya que no considera nuestra diversidad climática, invisibilizando lugares en donde este dato es menor al umbral mínimo para el desarrollo sostenible establecido internacionalmente (2000m3/habitante/año)”, argumenta Aravena.

Aravena dice que la cantidad de agua disponible para el consumo y saneamiento es solo el 8%, versus el 82% que utiliza el sector agropecuario y que les genera cuantiosas ganancias gracias a la exportación de productos. “Así también, actividades que necesitan grandes cantidades del recurso hídrico como la minería y la generación de energía eléctrica han sido el foco de varios conflictos ambientales a lo largo del país”.

La crisis hídrica se debe a una serie de condicionantes, entre las que se encuentra el cambio climático, “pero como lo presentamos en el libro El ciclo hidrosocial, el problema no se inicia con la disminución de la oferta, sino que con el aumento progresivo e irracional de la demanda”, explica el académico formado en la U. Autónoma.

El ciclo hidrosocial es un proceso combinado entre lo físico y lo social, por lo que es necesario hablar de historia, “pues la interrelación entre humanidad y naturaleza no ha sido igual a lo largo del tiempo, y si bien siempre hemos necesitado agua para vivir, no siempre hemos demandado la misma cantidad, ni la misma calidad, ni la hemos utilizado para las mismas cosas. Por lo anterior, debemos atender no solo a los factores físicos, sino también al importante componente humano para poder entender el problema actual”, finaliza Aravena.

Fuente: Qué Pasa, Lunes 22 de Marzo de 2021

QUÉ PASA – El agua es una gran y constante preocupación para los chilenos. A 28 años del inicio del Día Mundial del Agua, expertos recomiendan cómo ahorrar y cuidar este importante recurso.

Hoy se celebra un nuevo Día Mundial del Agua, iniciativa que cumple 28 años. Desde aquel lejano 1993, se ha trabajado por la conservación, el desarrollo y el buen uso de los recursos hídricos.

El Día Mundial del Agua se celebra cada 22 de marzo para recordar la relevancia de este líquido esencial, explica la ONU en su página web. Pero pese a los múltiples esfuerzos para resguardar y regular su uso, la situación sigue siendo compleja. Solo en Chile y según el último Balance Hídrico Nacional confirmó lo grave de su disponibilidad en Chile hace más de una década, situación agravada con una gran megasequía, la peor de la historia. El documento, emitido por la Dirección General de Aguas, proyecta escasez de agua de hasta 50% y alza de temperatura de hasta 2,5°C en las próximas décadas.

La IX Encuesta de Actitudes hacia el Medio Ambiente de la Universidad Andrés Bello reveló la importancia del agua para los ciudadanos. Al consultar por los temas más importantes en la redacción de una nueva constitución, los cinco más mencionados por los encuestados son salud (65%), educación (58%), pensiones (44%), medioambiente (38%) y agua (25%).

Pero pese a lo complejo del escenario, existen opciones para ahorrar y cuidar este importante recurso hídrico. Francisco Correa, Dr. en Ciencias Ambientales e investigador de la Universidad Autónoma de Chile, señala que la situación del agua en Chile es heterogénea, “en términos de cantidad, en el norte del país que es escasa, mientras que en el sur es abundante. También existe una gran diversidad de ecosistemas acuáticos, con humedales y ríos, que en su mayor parte están intervenidos”.

Brandon Aravena, académico de Historia, Geografía y Ciencias Sociales, egresado de la Universidad Autónoma de Chile, explica que nuestra responsabilidad como ciudadanos y ciudadanas es cuidar el recurso hídrico y cautelar que los organismos responsables de su gestión también lo hagan.

En el día a día, “además de cerrar la llave al lavarnos los dientes y tomar duchas cortas, debemos estar informados de la huella hídrica de los productos y servicios que consumimos, conocer la cantidad de agua que se necesitó para producirlos. ¿Cuántos litros se gastaron en mi manzana del desayuno, en la polera que uso o en la carne que como? Esa información debería estar disponible para la ciudadanía”, señala Aravena.

Correa argumenta que los cambios en los cursos de agua, “son procesos relacionados con el hombre, relativos al ser humano. Somos nosotros quienes hemos modificado, por ejemplo, los bosques de ribera que protegen estos ecosistemas (bosques que están a orillas de un río o mar), hemos incorporado sustancias químicas y contaminantes, los que derivan en los ríos”.

Aravena, autor (junto a Inmaculada Simón) del libro “El ciclo hidrosocial”, un documento elaborado por el Centro de Comunicación de las Ciencias de la Universidad Autónoma, que habla de cómo el agua no es un recurso infinito y cómo se ha visto afectado por la acción humana, recomienda que para ahorrar y preservar este recurso tan importante, debemos “informarnos. La nueva cultura del agua propone aumentar nuestro conocimiento sobre ella para favorecer su desarrollo sostenible”.

“Un estilo de vida en el que domine la conciencia sobre nuestros actos y lo que consumimos. Difundir esta forma de actuar en nuestros entornos, pero también intervenir en el debate público y en la toma de decisiones por medio de los diferentes mecanismos de participación ciudadana, sobre todo a través del voto”, añade Aravena.

“El recurso hídrico está estresado por el ser humano”

Una de las apuestas para torcer este ya desviado sendero es la creación de una propuesta denominada “Escenarios Hídricos 2030: la gran apuesta para el futuro sustentable del agua en Chile”, a cargo de la Fundación Chile, Fundación Futuro Latinoamericano y Fundación Avina, que busca desde 2016 generar propuestas en beneficio de las comunidades, el medioambiente y los distintos sectores productivos.

Correa señala que actualmente en Chile, “si bien existen zonas de gran abundancia y potencial de calidad de agua ideal para consumo, el uso del agua está dominado por la industria que genera importantes efectos negativos. El recurso hídrico está estresado por el ser humano”.

La crisis hídrica se ha instalado a nivel planetario. “La escorrentía media total en Chile es de 53.000m3/habitante/año, que es un valor ocho veces superior al promedio mundial. Sin embargo, este es un dato engañoso, ya que no considera nuestra diversidad climática, invisibilizando lugares en donde este dato es menor al umbral mínimo para el desarrollo sostenible establecido internacionalmente (2000m3/habitante/año)”, argumenta Aravena.

Aravena dice que la cantidad de agua disponible para el consumo y saneamiento es solo el 8%, versus el 82% que utiliza el sector agropecuario y que les genera cuantiosas ganancias gracias a la exportación de productos. “Así también, actividades que necesitan grandes cantidades del recurso hídrico como la minería y la generación de energía eléctrica han sido el foco de varios conflictos ambientales a lo largo del país”.

La crisis hídrica se debe a una serie de condicionantes, entre las que se encuentra el cambio climático, “pero como lo presentamos en el libro El ciclo hidrosocial, el problema no se inicia con la disminución de la oferta, sino que con el aumento progresivo e irracional de la demanda”, explica el académico formado en la U. Autónoma.

El ciclo hidrosocial es un proceso combinado entre lo físico y lo social, por lo que es necesario hablar de historia, “pues la interrelación entre humanidad y naturaleza no ha sido igual a lo largo del tiempo, y si bien siempre hemos necesitado agua para vivir, no siempre hemos demandado la misma cantidad, ni la misma calidad, ni la hemos utilizado para las mismas cosas. Por lo anterior, debemos atender no solo a los factores físicos, sino también al importante componente humano para poder entender el problema actual”, finaliza Aravena.

Fuente: Qué Pasa, Lunes 22 de Marzo de 2021

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