Miércoles, Abril 24, 2024

Dos décadas inmovilizados frente a la crisis hídrica, por Ulrike Broschek

PAÍS CIRCULAR – Los últimos cinco gobiernos observaron pasivamente desde el año 2000 el avance de una profunda y severa crisis hídrica en nuestro país, sin lograr la implementación de medidas concretas para resolverla. Esto, a pesar de las innumerables señales de disminución de disponibilidad del agua por la baja de precipitaciones y una demanda productiva que creció ilimitadamente, superando el umbral de consumo sustentable del recurso en varias regiones.

En el año 2022 la totalidad de las estaciones de medición de la Dirección Meteorológica de Chile (22 en total) mostraron al finalizar el año una vez más los importantes déficits de precipitaciones con sólo dos excepciones: en la estación de La Serena y Coyhaique, lo que evidencia que el problema es de alcance nacional. No solamente las personas y actividades productivas se quedan sin agua para sostenerse, la biodiversidad y los múltiples ecosistemas que producen nuestras fuentes de agua en el ciclo hídrico se degradan irreversiblemente. Chile fue privilegiado por la naturaleza siendo de los países más diversos, contando con 88 de los 110 tipos de ecosistemas presentes en el mundo (Keith et al., 2022), lo que hoy está en serio riesgo de perderse.

La actividad productiva en el actual desbalance hídrico se sostiene, ante la baja de aguas superficiales, a costa de la sobreexplotación de las reservas de agua en los acuíferos. La pregunta abierta es ¿Qué sucederá cuando se agoten estas reservas? En un año que predice la llegada del fenómeno El Niño no seremos resilientes ni capaces de aprovechar el agua lluvia que eventualmente caerá pues todavía no hemos sido capaces de incluir las soluciones basadas en la naturaleza en la política pública. De haberlo hecho, este tipo de soluciones nos permitirían aumentar nuestra resiliencia y la capacidad de funcionamiento de nuestro ciclo hídrico, aumentando la captación y almacenamiento natural de las aguas en humedales, ríos, riberas, acuíferos y otros ecosistemas acuáticos.

Mientras la crisis hídrica, evidenciada por numerosos estudios y propuestas, avanza sin tregua desde el norte hacia la zona austral, un 76% de la superficie de Chile está afectada por desertificación, degradación de las tierras y sequía (Sud-Austral Consulting SpA, 2016 para CONAF). Seguimos dándole la espalda a la crisis, a diferencia de países como Brasil, Australia, Israel, Perú, México, Singapur y otros que invirtieron años de esfuerzo persistente para afrontar la escasez de agua en forma estructural, varios de ellos con resultados valiosos a la fecha.

A más de dos décadas de que se inició el camino de la escasez hídrica en Chile, aún no contamos con una institucionalidad a nivel nacional y en las cuencas para una apropiada gestión hídrica transversal y sistémica y no se avizora una meta nacional clara para avanzar decididamente en resolver la crisis. Nuestra institucionalidad está fraccionada en 56 organismos a nivel nacional que tienen atribuciones para gestionar los recursos hídricos y somos el único país OCDE que carece de organismos de cuenca. Pensando en la urgencia de toma de acción, Escenarios Hídricos 2030, puso sobre la mesa propuestas de soluciones a nivel nacional y en diferentes territorios como fruto del trabajo junto a más de 340 organizaciones públicas, privadas y de la ciudadanía, para el desarrollo de una institucionalidad de agua a través de una Agencia Nacional de Aguas, organismos de cuenca para una gobernanza descentralizada que coordinara las diferentes intervenciones sobre los recursos hídricos, cuatro ejes clave para una Transición Hídrica y Hojas de Ruta con combinaciones costo-eficientes de soluciones sostenibles con metas e indicadores para la regeneración de varios territorios en Chile (www.escenarioshidricos.cl).

A lo largo de nuestro proceso, hemos comprobado la existencia no solo de múltiples acuerdos entre actores clave e interesados directos, los que fueron plasmados en las propuestas, sino también de la voluntad y motivación de muchas y muchos para avanzar con sentido de urgencia y en forma comprometida hacia una Transición Hídrica que permita un futuro sustentable para todos los sectores. Sin embargo, al igual como ocurrió en los países antes mencionados, es el Estado el que debe liderar y generar el espacio para la Transición Hídrica, asumiendo un nuevo rol, actuando con sentido de urgencia en el corto plazo, pero con mirada al futuro, con base técnica robusta y visión sinérgica y sistémica, invitando a una participación y colaboración activa de todos los sectores y con una mirada desde los territorios. Un ejemplo de este liderazgo es el del Gobierno Regional Metropolitano que se encuentra impulsando la implementación de diferentes iniciativas para resolver la emergencia hídrica, entre ellos, la conformación del Consejo de Cuenca del Maipo donde el gobierno ha apostado por desarrollar los primeros 16 consejos a nivel nacional. Sin embargo, en un país con 101 cuencas el desafío es mayor para la magnitud del problema.

En este nuevo Día Mundial del Agua la espera de la lluvia, el incremento de uso de camiones aljibe y la profundización de pozos están lejos de ser las soluciones necesarias. Es hora de que el Estado tome acción decidida en un esfuerzo sin precedentes para enfrentar la crisis del agua que es vida, antes de que sea tarde.

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Fuente: País Circular, Miércoles 22 de Marzo de 2023

PAÍS CIRCULAR – Los últimos cinco gobiernos observaron pasivamente desde el año 2000 el avance de una profunda y severa crisis hídrica en nuestro país, sin lograr la implementación de medidas concretas para resolverla. Esto, a pesar de las innumerables señales de disminución de disponibilidad del agua por la baja de precipitaciones y una demanda productiva que creció ilimitadamente, superando el umbral de consumo sustentable del recurso en varias regiones.

En el año 2022 la totalidad de las estaciones de medición de la Dirección Meteorológica de Chile (22 en total) mostraron al finalizar el año una vez más los importantes déficits de precipitaciones con sólo dos excepciones: en la estación de La Serena y Coyhaique, lo que evidencia que el problema es de alcance nacional. No solamente las personas y actividades productivas se quedan sin agua para sostenerse, la biodiversidad y los múltiples ecosistemas que producen nuestras fuentes de agua en el ciclo hídrico se degradan irreversiblemente. Chile fue privilegiado por la naturaleza siendo de los países más diversos, contando con 88 de los 110 tipos de ecosistemas presentes en el mundo (Keith et al., 2022), lo que hoy está en serio riesgo de perderse.

La actividad productiva en el actual desbalance hídrico se sostiene, ante la baja de aguas superficiales, a costa de la sobreexplotación de las reservas de agua en los acuíferos. La pregunta abierta es ¿Qué sucederá cuando se agoten estas reservas? En un año que predice la llegada del fenómeno El Niño no seremos resilientes ni capaces de aprovechar el agua lluvia que eventualmente caerá pues todavía no hemos sido capaces de incluir las soluciones basadas en la naturaleza en la política pública. De haberlo hecho, este tipo de soluciones nos permitirían aumentar nuestra resiliencia y la capacidad de funcionamiento de nuestro ciclo hídrico, aumentando la captación y almacenamiento natural de las aguas en humedales, ríos, riberas, acuíferos y otros ecosistemas acuáticos.

Mientras la crisis hídrica, evidenciada por numerosos estudios y propuestas, avanza sin tregua desde el norte hacia la zona austral, un 76% de la superficie de Chile está afectada por desertificación, degradación de las tierras y sequía (Sud-Austral Consulting SpA, 2016 para CONAF). Seguimos dándole la espalda a la crisis, a diferencia de países como Brasil, Australia, Israel, Perú, México, Singapur y otros que invirtieron años de esfuerzo persistente para afrontar la escasez de agua en forma estructural, varios de ellos con resultados valiosos a la fecha.

A más de dos décadas de que se inició el camino de la escasez hídrica en Chile, aún no contamos con una institucionalidad a nivel nacional y en las cuencas para una apropiada gestión hídrica transversal y sistémica y no se avizora una meta nacional clara para avanzar decididamente en resolver la crisis. Nuestra institucionalidad está fraccionada en 56 organismos a nivel nacional que tienen atribuciones para gestionar los recursos hídricos y somos el único país OCDE que carece de organismos de cuenca. Pensando en la urgencia de toma de acción, Escenarios Hídricos 2030, puso sobre la mesa propuestas de soluciones a nivel nacional y en diferentes territorios como fruto del trabajo junto a más de 340 organizaciones públicas, privadas y de la ciudadanía, para el desarrollo de una institucionalidad de agua a través de una Agencia Nacional de Aguas, organismos de cuenca para una gobernanza descentralizada que coordinara las diferentes intervenciones sobre los recursos hídricos, cuatro ejes clave para una Transición Hídrica y Hojas de Ruta con combinaciones costo-eficientes de soluciones sostenibles con metas e indicadores para la regeneración de varios territorios en Chile (www.escenarioshidricos.cl).

A lo largo de nuestro proceso, hemos comprobado la existencia no solo de múltiples acuerdos entre actores clave e interesados directos, los que fueron plasmados en las propuestas, sino también de la voluntad y motivación de muchas y muchos para avanzar con sentido de urgencia y en forma comprometida hacia una Transición Hídrica que permita un futuro sustentable para todos los sectores. Sin embargo, al igual como ocurrió en los países antes mencionados, es el Estado el que debe liderar y generar el espacio para la Transición Hídrica, asumiendo un nuevo rol, actuando con sentido de urgencia en el corto plazo, pero con mirada al futuro, con base técnica robusta y visión sinérgica y sistémica, invitando a una participación y colaboración activa de todos los sectores y con una mirada desde los territorios. Un ejemplo de este liderazgo es el del Gobierno Regional Metropolitano que se encuentra impulsando la implementación de diferentes iniciativas para resolver la emergencia hídrica, entre ellos, la conformación del Consejo de Cuenca del Maipo donde el gobierno ha apostado por desarrollar los primeros 16 consejos a nivel nacional. Sin embargo, en un país con 101 cuencas el desafío es mayor para la magnitud del problema.

En este nuevo Día Mundial del Agua la espera de la lluvia, el incremento de uso de camiones aljibe y la profundización de pozos están lejos de ser las soluciones necesarias. Es hora de que el Estado tome acción decidida en un esfuerzo sin precedentes para enfrentar la crisis del agua que es vida, antes de que sea tarde.

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Fuente: País Circular, Miércoles 22 de Marzo de 2023

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