Viernes, Abril 19, 2024

Consenso regional para el desarrollo digital, por Pablo Bello

DIARIO FINANCIERO – Los avances de América Latina en materia de digitalización en la última década han reducido la distancia con la OCDE en cuanto a acceso a internet a casi la mitad. La penetración móvil superó el 100%, es la región donde más aumentó la velocidad y los precios descendieron un 30% en términos reales en tres años (Cepal). Esto es resultado de políticas acertadas y del esfuerzo de las empresas para desarrollar las redes y ofrecer servicios innovadores, con inversiones que superaron los USD 300 mil millones en los últimos diez años (Banco Mundial).

Sin embargo, tenemos importantes desafíos por delante, como el cierre de la brecha digital y seguir mejorando las infraestructuras para apoyar la transformación productiva a través de la digitalización. Necesitamos más inversiones en redes, más y mejor conectividad, más innovación y mejor competencia.

Para avanzar más rápido precisamos construir una agenda ambiciosa entre todos los actores, que cuente con amplios consensos y se sustente en la racionalidad económica y tecnológica, no en dogmas. Debemos continuar la dinámica de las políticas públicas que han impulsado acertadamente el desarrollo del sector, especialmente en países que han sido ejemplos de éxito.

Los países que progresan tienen normas claras para favorecer la inversión y la competencia, las reglas del juego se respetan, hay certidumbre jurídica, y se complementa el rol del sector privado para lograr universalizar la conectividad. Necesitamos más inversiones para tener más fibra óptica, más servicios móviles, más 4G, y acelerar la llegada del 5G. Ello es clave para que nuestras economías sean más competitivas, aumentar la productividad y generar mayor crecimiento.

Estos objetivos requieren de una nueva generación de políticas públicas. El proceso de construcción de los ajustes normativos es crítico para dar continuidad a los avances logrados y sentar las bases para un desarrollo acelerado. Es fundamental fortalecer la institucionalidad y garantizar la seguridad jurídica. El arte de la regulación es el de ajustar las reglas sin destruir el juego, sino mejorándolo. Y ello es posible si los procesos de reforma se hacen a través de escucha, respeto mutuo, y acuerdo.

Proponemos un espacio de diálogo, a nivel regional y en cada país, para realizar las recomendaciones de políticas que permitan acelerar el desarrollo de la infraestructura digital. Es lo que planteamos en CITEL (OEA), eLAC (CEPAL), UIT (ONU), la Alianza del Pacífico y en COMTELCA (Centroamérica).

Este es un momento clave para el desarrollo de la conectividad. El tráfico de datos crece exponencialmente y se requieren enormes despliegues que amplíen la cobertura y la capacidad, mientras que los ingresos del sector permanecen constantes o decrecen. El liderazgo en gobiernos y reguladores es fundamental para que seamos capaces de resolver la complejidad del escenario. Enfrentamos el riesgo del estancamiento, la desaceleración de la inversión y el retraso tecnológico si nos entrampamos en discusiones improductivas y en la judicialización. El retraso digital supondría dejarnos al margen de las transformaciones de la revolución industrial. Se requiere liderazgo y responsabilidad.

Pablo Bello Arellano
Director Ejecutivo de ASIET, ex subsecretario de telecomunicaciones

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Fuente: Diario Financiero, Jueves 13 de septiembre de 2018

DIARIO FINANCIERO – Los avances de América Latina en materia de digitalización en la última década han reducido la distancia con la OCDE en cuanto a acceso a internet a casi la mitad. La penetración móvil superó el 100%, es la región donde más aumentó la velocidad y los precios descendieron un 30% en términos reales en tres años (Cepal). Esto es resultado de políticas acertadas y del esfuerzo de las empresas para desarrollar las redes y ofrecer servicios innovadores, con inversiones que superaron los USD 300 mil millones en los últimos diez años (Banco Mundial).

Sin embargo, tenemos importantes desafíos por delante, como el cierre de la brecha digital y seguir mejorando las infraestructuras para apoyar la transformación productiva a través de la digitalización. Necesitamos más inversiones en redes, más y mejor conectividad, más innovación y mejor competencia.

Para avanzar más rápido precisamos construir una agenda ambiciosa entre todos los actores, que cuente con amplios consensos y se sustente en la racionalidad económica y tecnológica, no en dogmas. Debemos continuar la dinámica de las políticas públicas que han impulsado acertadamente el desarrollo del sector, especialmente en países que han sido ejemplos de éxito.

Los países que progresan tienen normas claras para favorecer la inversión y la competencia, las reglas del juego se respetan, hay certidumbre jurídica, y se complementa el rol del sector privado para lograr universalizar la conectividad. Necesitamos más inversiones para tener más fibra óptica, más servicios móviles, más 4G, y acelerar la llegada del 5G. Ello es clave para que nuestras economías sean más competitivas, aumentar la productividad y generar mayor crecimiento.

Estos objetivos requieren de una nueva generación de políticas públicas. El proceso de construcción de los ajustes normativos es crítico para dar continuidad a los avances logrados y sentar las bases para un desarrollo acelerado. Es fundamental fortalecer la institucionalidad y garantizar la seguridad jurídica. El arte de la regulación es el de ajustar las reglas sin destruir el juego, sino mejorándolo. Y ello es posible si los procesos de reforma se hacen a través de escucha, respeto mutuo, y acuerdo.

Proponemos un espacio de diálogo, a nivel regional y en cada país, para realizar las recomendaciones de políticas que permitan acelerar el desarrollo de la infraestructura digital. Es lo que planteamos en CITEL (OEA), eLAC (CEPAL), UIT (ONU), la Alianza del Pacífico y en COMTELCA (Centroamérica).

Este es un momento clave para el desarrollo de la conectividad. El tráfico de datos crece exponencialmente y se requieren enormes despliegues que amplíen la cobertura y la capacidad, mientras que los ingresos del sector permanecen constantes o decrecen. El liderazgo en gobiernos y reguladores es fundamental para que seamos capaces de resolver la complejidad del escenario. Enfrentamos el riesgo del estancamiento, la desaceleración de la inversión y el retraso tecnológico si nos entrampamos en discusiones improductivas y en la judicialización. El retraso digital supondría dejarnos al margen de las transformaciones de la revolución industrial. Se requiere liderazgo y responsabilidad.

Pablo Bello Arellano
Director Ejecutivo de ASIET, ex subsecretario de telecomunicaciones

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Fuente: Diario Financiero, Jueves 13 de septiembre de 2018

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