Domingo, Noviembre 10, 2024

Ciudades circulares: estudio elaborado por Enel invita a repensar y resideñar los grandes centros urbanos en Chile

PAÍS CIRCULAR – En un seminario virtual se presentaron los principales resultados del estudio “Ciudades circulares para Chile, una visión más allá de la descarbonización”, elaborado por Enel Chile en conjunto con el Life Sciences Innovation Center de UC Davis Chile, y que cuenta con la colaboración y el patrocinio del Ministerio del Medio Ambiente. La investigación se centró en un diagnóstico y propuestas hacia la transición circular de ciudades como Santiago, Antofagasta y Concepción.

En el panel de conversación expusieron la responsable de Economía Circular de Enel Chile, Natalia Correa; la asistente de investigación de la División de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos de la CEPAL, Estefani Rondón; el experto en residuos de construcción y demolición (RCD) en construcción de la Oficina de Economía Circular del Ministerio del Medio Ambiente (MMA), Rubén González; el coordinador de Medio Ambiente, Biodiversidad y Acción Climática del Gobierno Regional de Santiago, Mauricio Fabry; y la asesora del Life Sciences Innovation Center de la UC Davis Chile, Camila Fernández.

Abrió el encuentro el gerente general de Enel Chile., Fabrizio Barderi, quien explicó que “las ciudades tienen la responsabilidad de combatir el cambio climático, mitigarlo y adaptarse”. En ese sentido, el representante expresó que el estudio enfocado en Santiago, Antofagasta y Concepción viene a confirmar un compromiso para configurar un modelo urbano circular, “aportando una mirada holística a los desafíos de nuestros ciudadanos”. Reconoció que Chile registra importantes avances en la materia, como la transición energética limpia, pero clamó por acelerar los esfuerzos de todos los sectores para acelerar la transición hacia un estilo de vida más sustentable. “Estamos en una buena dirección, como por ejemplo la electrificación del transporte público, pero el desafío es muy grande”, indicó.

De Enel también tomó la palabra la Head of Circular Economy de Enel Chile, Natalia Correa, quien explicó que el estudio “Ciudades circulares para Chile” tenía por objetivo “desarrollar una visión de economía circular para las ciudades de Chile; levantar datos e indicadores basados en información pública de materiales, energía, residuos que generan los flujos; determinar las oportunidades de circularidad para la descarbonización de tres sectores económicos: energía, construcción y alimentos. Otro de los objetivos versaba sobre proponer nuevas intervenciones aplicando los principios de la economía circular para las ciudades de Santiago, Antofagasta y Concepción.

“A través de este estudio buscamos continuar aportando a la circularidad en todas sus dimensiones, también desde la investigación y desarrollo del conocimiento para que las ciudades pongan al centro la mitigación de los impactos de las actividades humanas, construyendo al mismo tiempo resiliencia y calidad de vida para sus habitantes”, expresó Correa.

Lo primero que hizo el estudio, explicó Correa, es un levantamiento preliminar de los instrumentos públicos que contribuyen a la sostenibilidad y economía circular en Chile. “El Estado ha tenido un progreso sustancial en políticas públicas que tienen mirada a largo plazo”, aseguró Natalia Correa.

En materia de cambio climático, Correa recordó la ley marco de cambio climático; la estrategia climática de largo plazo; las NDC comprometidas por Chile ante la ONU; el plan de acción nacional de cambio climático; y la estrategia nacional de cambio climático y recursos vegetacionales.

En lo que respecta a energía, la especialista valoró la política energética nacional a 2050; el plan nacional de eficiencia energética; la estrategia nacional en electromovilidad; la estrategia nacional de movilidad sustentable; y la estrategia nacional de calor y frío

En el sector construcción, Correa citó la Hoja de Ruta en Economía Circular en Construcción 2035; la estrategia nacional de construcción sustentable; el plan de adaptación al cambio climático para ciudades; y la estrategia de economía circular del sector construcción.

Por último, en alimentos, mencionó la estrategia nacional de residuos orgánicos (ENRO); la estrategia de sustentabilidad agroalimentaria; el programa Reciclo Orgánicos; y la Hoja de Ruta Pacto Chileno de los Plásticos 2020.

La meta es que el 100 por ciento de las nuevas incorporaciones a transporte urbano sean libres de emisiones de aquí al 2035”, planteó la responsable de Economía Circular de Enel Chile como una de las metas del país. También se prevé que más del 50 por ciento de los residuos de la construcción y demolición se reutilizarán o reciclarán para la fabricación de nuevos productos a 2030; y el 66% de los residuos orgánicos serán valorizados al 2040.

Entre las características que enumeró Correa para definir a las ciudades circulares se cuentan una gobernanza abierta y participativa; electrificación y energía distribuida; reducción de flujo de materiales; reducción de emisiones; digitalización e innovación; simbiosis industrial; y regeneración de los ecosistemas.

A continuación, Correa mostró algunos de los datos que pudieron obtener a través de diferentes fuentes por sector y por ciudad, y que sirvieron como base para establecer estas “radiografías circulares”. Citó el ejemplo de la energía para transporte terrestre y uso residencial en Antofagasta en 2019. Se dividió en 3.607 Tcal de derivados del petróleo; 223 Tcal de electricidad; 21 Tcal de biomasa; y 5 Tcal de gas natural. Estimaron que la tasa de motorización de Antofagasta es de 216 vehículos por cada mil habitantes, y que la electrificación residencial llega al 49%.

En Santiago, a su vez, el sector de construcción y edificaciones en hormigón presentó en 2019 un uso de 1,3 Mt de cemento; un 7,7 Mt de áridos; y un 0,2 Mt de acero de refuerzo. El cálculo de RCD estimados al 2019 fueron 2,6 Mt, mientras que los RCD valorizados al mismo año fueron 0,2 mT. “Eso demuestra que hay una brecha importante para mejorar la valorización de los RCD”, apuntó Correa.

Por último, Correa mostró lo que implica el sector de alimentos y foco en los desperdicios en Concepción. El informe indica que en dicha ciudad se generan 217 kt de residuos orgánicos al año, lo que deriva en 127 kt de carbono equivalente emitidas a la atmósfera. En tanto, la producción de residuos domiciliarios per cápita se cifró en 1,02 kg/hab día, mientras que dichos residuos a compostaje o lombricultura fueron 37 toneladas. “Los residuos orgánicos tienen un tremendo potencial”, dice Correa.

En base a esta información, prosiguió Correa, el estudio elaborado por Enel Chile realiza intervenciones circulares o propuestas en diferentes áreas. Por ejemplo, en el sector energía para transporte y edificios residenciales, el documento propone fomentar el trabajo remoto para reducir la necesidad de viajes. Al mismo tiempo, recomienda el uso de la bicicleta, ampliar la red de ciclovías y el transporte compartido.

También hay un acápite para los beneficios esperados a partir de estas medidas, cita el estudio: en este caso, apelan a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero; reducción de demanda de recursos vírgenes; potencial impacto en calidad de vida; y valorización de recursos: “Tenemos que repensar las ciudades y resideñarlas”.

Sobre el sector construcción, explicó Correa, el estudio sugiere la reconversión de espacios en desuso; incorporar en la fase de diseño criterios de eficiencia, durabilidad, adaptabilidad y facilidad de desarmado. “La idea es que cuando se diseña sea muy fácil reparar, extender la vida útil y hacer actualizaciones”, añadió.

En cuanto a la alimentación, urge la necesidad de “potenciar programas de rescate de desperdicios desde las ferias libres, para el desarrollo de alimentos”. También el estudio estimó como relevante potenciar los ecosistemas de emprendimiento y nuevos modelos de negocio circulares. “Para cada una de estas tres ciudades se encontrarán medidas de esta tipología”, agregó la representante de Enel Chile.

Con respecto a las conclusiones generales del estudio, Correa mencionó que la economía circular permite abordar buena parte de las emisiones generadas por las ciudades; que las medidas son realistas y son parte de las propuestas y programas del Estado; y que una buena gobernanza permitirá la ejecución exitosa de las medidas propuestas en los territorios.

La voz de CEPAL
A continuación tomó la palabra la ingeniera Estefani Rondón, quien señaló que la alarma sobre los límites planetarios comenzó hace más de cinco décadas, y que luego se empezó a hablar de proyectos “zero waste” y de conceptos como “de la cuna a la cuna”, en tanto formas para mejorar el uso de los recursos naturales.

Explicó que en 2010 se empezó a hablar del concepto “economía circular”, elaborado desde la Fundación Ellen Mac Arthur, que proponía una visión más amplia y basada en el principio de cerrar el ciclo de vida de los productos, residuos, materiales, agua y energía.

Rondón postuló que la economía circular es “un paso esencial” para lograr las metas climáticas impuestas por la comunidad internacional. El enfoque, por lo tanto, no debería ser el reciclaje, sino cómo resideñar los productos.

En ese sentido, y abordando el sentido de la investigación, dijo que las ciudades solo ocupan el 3 por ciento de la superficie terrestre, pero demandan el 60 por ciento de los recursos, consumen entre el 60 y el 80 por ciento de la energía y generan el 70 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero.

“El 82 por ciento de la población de América Latina y el Caribe vive en ciudades, equivalente a 535 millones de personas. Las ciudades circulares incorporan los principios de la economía circular, y promueven un sistema urbano regenerativo, abundante y resiliente, en armonía con el ecosistema y que genera prosperidad”, explicó la experta.

Dicho esto, enfatizó la importancia de implementar el concepto de la “ciudad de 15 minutos”, que ya ha tenido ejecución, por ejemplo, en París. “Implica un retorno al modo de vida local y cuyos habitantes pueden responder a sus necesidades. Es importante que se priorice la biodiversidad en el entorno urbano regional, donde la naturaleza beneficie a los ciudadanos y viceversa”, aseguró Rondón.

En esa línea, contó que la CEPAL viene trabajando desde hace tiempo en medidas que mezclen políticas sociales y ambientales con políticas económicas que contribuyan al desarrollo sustentable. Detectaron que hay 8 sectores tecnológicos que pueden introducir innovación en la región, con menor huella ambiental y mayor cuidado del planeta. “La economía circular es transversal a todos los sectores”, comentó.

Mencionó que existe una declaración de ciudades circulares de América Latina y el Caribe a la que están adheridas 10 ciudades de la región. Entre los objetivos de la declaración se cuentan establecer directrices medibles de economía circular para promover una transición en todos los sectores; sensibilizar prácticas circulares en municipios, empresas y ciudadanos; e incentivar la promoción de marcos regulatorios para modelos circulares comerciales, entre los que se incluyen principios de economía circular en infraestructura urbana y gestión de activos.

Citó además las estrategias u hojas de ruta en economía circular que existen en la región y que tienen cada particularidad según el país y la ciudad. Abordó la importancia de generar modelos de innovación y desarrollo dentro de la ruta, marcos regulatorios fuertes, gobernanza y financiamiento; incorporar la economía circular en el diseño urbano y planificación urbana, incluyendo la métrica dentro de las modalidades; y, en definitiva, generar cultura circular dentro de la ciudadanía a través de la educación y la sensibilización.

Los otros panelistas
En términos generales, Rubén González, arquitecto y experto en RCD de la Oficina de Economía Circular del MMA, explicó que las ciudades per se deberían ser resilientes a los riesgos, pero hoy no ocurre. “El ser humano supera en peso a los ecosistemas, por lo que hay que volver a ciudades que se reconozcan en su capacidad de generar vida”, aseguró.

“La pregunta es cómo respondemos al cambio climático, cómo hacemos recircular los materiales la mayor cantidad de veces posible y cómo lograr ciudades regenerativas que produzcan sus propios servicios ecosistémicos. Hay que empezar con el desarrollo de ciudades más compactas, inclusivas, que se vinculen a los biosistemas de manera adecuada”, planteó González.

En tanto, Camila Fernández, asesora en Economía Circular de UC Davis Chile, especialista en el área de alimentos, pidió revisar cómo consumimos nuestros alimentos, además de advertir cómo estamos “degenerando el suelo en vez de regenerarlo”. Apostó por preferir la producción local para lograr menor impacto ambiental y tener mejor salud, y también por acortar la cadena de distribución de los alimentos. “En la economía circular nada se desperdicia y todo se aprovecha. Los alimentos son carbono vivible y hay que mantenerlos en la tierra y que no sean fugitivos”, expresó.

Por último, Mauricio Fabri, coordinador de Medio Ambiente, Biodiversidad y Acción Climática del Gobierno Regional de Santiago, agradeció el tenor del estudio ya que la Región Metropolitana está “sometida a fuertes presiones ambientales y está dando algunos signos de agotamiento”. Celebró las nuevas atribuciones de los gobernadores regionales elegidos por votación popular, pero anhela que sean muchas más. “Estamos lejos de lograr que Santiago sea una ciudad circular, por lo cual es necesario articular voces en los gobiernos locales, regionales y central. Debería haber un nuevo plan de acción climática que ordene la inversión pública para hacer más sustentable a esta región”. Criticó que el desarrollo de energía fotovoltaica, por ejemplo, tenga que competir con los suelos agrícolas, ya que la RM produce casi el 30 por ciento de las hortalizas del país: “Es importante que los gobiernos, la industria, la academia y las organizaciones sociales tengan una hoja de ruta que conduzca hacia la circularidad”.

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Fuente: País Circular, Miércoles 3 de Agosto de 2022

PAÍS CIRCULAR – En un seminario virtual se presentaron los principales resultados del estudio “Ciudades circulares para Chile, una visión más allá de la descarbonización”, elaborado por Enel Chile en conjunto con el Life Sciences Innovation Center de UC Davis Chile, y que cuenta con la colaboración y el patrocinio del Ministerio del Medio Ambiente. La investigación se centró en un diagnóstico y propuestas hacia la transición circular de ciudades como Santiago, Antofagasta y Concepción.

En el panel de conversación expusieron la responsable de Economía Circular de Enel Chile, Natalia Correa; la asistente de investigación de la División de Desarrollo Sostenible y Asentamientos Humanos de la CEPAL, Estefani Rondón; el experto en residuos de construcción y demolición (RCD) en construcción de la Oficina de Economía Circular del Ministerio del Medio Ambiente (MMA), Rubén González; el coordinador de Medio Ambiente, Biodiversidad y Acción Climática del Gobierno Regional de Santiago, Mauricio Fabry; y la asesora del Life Sciences Innovation Center de la UC Davis Chile, Camila Fernández.

Abrió el encuentro el gerente general de Enel Chile., Fabrizio Barderi, quien explicó que “las ciudades tienen la responsabilidad de combatir el cambio climático, mitigarlo y adaptarse”. En ese sentido, el representante expresó que el estudio enfocado en Santiago, Antofagasta y Concepción viene a confirmar un compromiso para configurar un modelo urbano circular, “aportando una mirada holística a los desafíos de nuestros ciudadanos”. Reconoció que Chile registra importantes avances en la materia, como la transición energética limpia, pero clamó por acelerar los esfuerzos de todos los sectores para acelerar la transición hacia un estilo de vida más sustentable. “Estamos en una buena dirección, como por ejemplo la electrificación del transporte público, pero el desafío es muy grande”, indicó.

De Enel también tomó la palabra la Head of Circular Economy de Enel Chile, Natalia Correa, quien explicó que el estudio “Ciudades circulares para Chile” tenía por objetivo “desarrollar una visión de economía circular para las ciudades de Chile; levantar datos e indicadores basados en información pública de materiales, energía, residuos que generan los flujos; determinar las oportunidades de circularidad para la descarbonización de tres sectores económicos: energía, construcción y alimentos. Otro de los objetivos versaba sobre proponer nuevas intervenciones aplicando los principios de la economía circular para las ciudades de Santiago, Antofagasta y Concepción.

“A través de este estudio buscamos continuar aportando a la circularidad en todas sus dimensiones, también desde la investigación y desarrollo del conocimiento para que las ciudades pongan al centro la mitigación de los impactos de las actividades humanas, construyendo al mismo tiempo resiliencia y calidad de vida para sus habitantes”, expresó Correa.

Lo primero que hizo el estudio, explicó Correa, es un levantamiento preliminar de los instrumentos públicos que contribuyen a la sostenibilidad y economía circular en Chile. “El Estado ha tenido un progreso sustancial en políticas públicas que tienen mirada a largo plazo”, aseguró Natalia Correa.

En materia de cambio climático, Correa recordó la ley marco de cambio climático; la estrategia climática de largo plazo; las NDC comprometidas por Chile ante la ONU; el plan de acción nacional de cambio climático; y la estrategia nacional de cambio climático y recursos vegetacionales.

En lo que respecta a energía, la especialista valoró la política energética nacional a 2050; el plan nacional de eficiencia energética; la estrategia nacional en electromovilidad; la estrategia nacional de movilidad sustentable; y la estrategia nacional de calor y frío

En el sector construcción, Correa citó la Hoja de Ruta en Economía Circular en Construcción 2035; la estrategia nacional de construcción sustentable; el plan de adaptación al cambio climático para ciudades; y la estrategia de economía circular del sector construcción.

Por último, en alimentos, mencionó la estrategia nacional de residuos orgánicos (ENRO); la estrategia de sustentabilidad agroalimentaria; el programa Reciclo Orgánicos; y la Hoja de Ruta Pacto Chileno de los Plásticos 2020.

La meta es que el 100 por ciento de las nuevas incorporaciones a transporte urbano sean libres de emisiones de aquí al 2035”, planteó la responsable de Economía Circular de Enel Chile como una de las metas del país. También se prevé que más del 50 por ciento de los residuos de la construcción y demolición se reutilizarán o reciclarán para la fabricación de nuevos productos a 2030; y el 66% de los residuos orgánicos serán valorizados al 2040.

Entre las características que enumeró Correa para definir a las ciudades circulares se cuentan una gobernanza abierta y participativa; electrificación y energía distribuida; reducción de flujo de materiales; reducción de emisiones; digitalización e innovación; simbiosis industrial; y regeneración de los ecosistemas.

A continuación, Correa mostró algunos de los datos que pudieron obtener a través de diferentes fuentes por sector y por ciudad, y que sirvieron como base para establecer estas “radiografías circulares”. Citó el ejemplo de la energía para transporte terrestre y uso residencial en Antofagasta en 2019. Se dividió en 3.607 Tcal de derivados del petróleo; 223 Tcal de electricidad; 21 Tcal de biomasa; y 5 Tcal de gas natural. Estimaron que la tasa de motorización de Antofagasta es de 216 vehículos por cada mil habitantes, y que la electrificación residencial llega al 49%.

En Santiago, a su vez, el sector de construcción y edificaciones en hormigón presentó en 2019 un uso de 1,3 Mt de cemento; un 7,7 Mt de áridos; y un 0,2 Mt de acero de refuerzo. El cálculo de RCD estimados al 2019 fueron 2,6 Mt, mientras que los RCD valorizados al mismo año fueron 0,2 mT. “Eso demuestra que hay una brecha importante para mejorar la valorización de los RCD”, apuntó Correa.

Por último, Correa mostró lo que implica el sector de alimentos y foco en los desperdicios en Concepción. El informe indica que en dicha ciudad se generan 217 kt de residuos orgánicos al año, lo que deriva en 127 kt de carbono equivalente emitidas a la atmósfera. En tanto, la producción de residuos domiciliarios per cápita se cifró en 1,02 kg/hab día, mientras que dichos residuos a compostaje o lombricultura fueron 37 toneladas. “Los residuos orgánicos tienen un tremendo potencial”, dice Correa.

En base a esta información, prosiguió Correa, el estudio elaborado por Enel Chile realiza intervenciones circulares o propuestas en diferentes áreas. Por ejemplo, en el sector energía para transporte y edificios residenciales, el documento propone fomentar el trabajo remoto para reducir la necesidad de viajes. Al mismo tiempo, recomienda el uso de la bicicleta, ampliar la red de ciclovías y el transporte compartido.

También hay un acápite para los beneficios esperados a partir de estas medidas, cita el estudio: en este caso, apelan a la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero; reducción de demanda de recursos vírgenes; potencial impacto en calidad de vida; y valorización de recursos: “Tenemos que repensar las ciudades y resideñarlas”.

Sobre el sector construcción, explicó Correa, el estudio sugiere la reconversión de espacios en desuso; incorporar en la fase de diseño criterios de eficiencia, durabilidad, adaptabilidad y facilidad de desarmado. “La idea es que cuando se diseña sea muy fácil reparar, extender la vida útil y hacer actualizaciones”, añadió.

En cuanto a la alimentación, urge la necesidad de “potenciar programas de rescate de desperdicios desde las ferias libres, para el desarrollo de alimentos”. También el estudio estimó como relevante potenciar los ecosistemas de emprendimiento y nuevos modelos de negocio circulares. “Para cada una de estas tres ciudades se encontrarán medidas de esta tipología”, agregó la representante de Enel Chile.

Con respecto a las conclusiones generales del estudio, Correa mencionó que la economía circular permite abordar buena parte de las emisiones generadas por las ciudades; que las medidas son realistas y son parte de las propuestas y programas del Estado; y que una buena gobernanza permitirá la ejecución exitosa de las medidas propuestas en los territorios.

La voz de CEPAL
A continuación tomó la palabra la ingeniera Estefani Rondón, quien señaló que la alarma sobre los límites planetarios comenzó hace más de cinco décadas, y que luego se empezó a hablar de proyectos “zero waste” y de conceptos como “de la cuna a la cuna”, en tanto formas para mejorar el uso de los recursos naturales.

Explicó que en 2010 se empezó a hablar del concepto “economía circular”, elaborado desde la Fundación Ellen Mac Arthur, que proponía una visión más amplia y basada en el principio de cerrar el ciclo de vida de los productos, residuos, materiales, agua y energía.

Rondón postuló que la economía circular es “un paso esencial” para lograr las metas climáticas impuestas por la comunidad internacional. El enfoque, por lo tanto, no debería ser el reciclaje, sino cómo resideñar los productos.

En ese sentido, y abordando el sentido de la investigación, dijo que las ciudades solo ocupan el 3 por ciento de la superficie terrestre, pero demandan el 60 por ciento de los recursos, consumen entre el 60 y el 80 por ciento de la energía y generan el 70 por ciento de las emisiones de gases de efecto invernadero.

“El 82 por ciento de la población de América Latina y el Caribe vive en ciudades, equivalente a 535 millones de personas. Las ciudades circulares incorporan los principios de la economía circular, y promueven un sistema urbano regenerativo, abundante y resiliente, en armonía con el ecosistema y que genera prosperidad”, explicó la experta.

Dicho esto, enfatizó la importancia de implementar el concepto de la “ciudad de 15 minutos”, que ya ha tenido ejecución, por ejemplo, en París. “Implica un retorno al modo de vida local y cuyos habitantes pueden responder a sus necesidades. Es importante que se priorice la biodiversidad en el entorno urbano regional, donde la naturaleza beneficie a los ciudadanos y viceversa”, aseguró Rondón.

En esa línea, contó que la CEPAL viene trabajando desde hace tiempo en medidas que mezclen políticas sociales y ambientales con políticas económicas que contribuyan al desarrollo sustentable. Detectaron que hay 8 sectores tecnológicos que pueden introducir innovación en la región, con menor huella ambiental y mayor cuidado del planeta. “La economía circular es transversal a todos los sectores”, comentó.

Mencionó que existe una declaración de ciudades circulares de América Latina y el Caribe a la que están adheridas 10 ciudades de la región. Entre los objetivos de la declaración se cuentan establecer directrices medibles de economía circular para promover una transición en todos los sectores; sensibilizar prácticas circulares en municipios, empresas y ciudadanos; e incentivar la promoción de marcos regulatorios para modelos circulares comerciales, entre los que se incluyen principios de economía circular en infraestructura urbana y gestión de activos.

Citó además las estrategias u hojas de ruta en economía circular que existen en la región y que tienen cada particularidad según el país y la ciudad. Abordó la importancia de generar modelos de innovación y desarrollo dentro de la ruta, marcos regulatorios fuertes, gobernanza y financiamiento; incorporar la economía circular en el diseño urbano y planificación urbana, incluyendo la métrica dentro de las modalidades; y, en definitiva, generar cultura circular dentro de la ciudadanía a través de la educación y la sensibilización.

Los otros panelistas
En términos generales, Rubén González, arquitecto y experto en RCD de la Oficina de Economía Circular del MMA, explicó que las ciudades per se deberían ser resilientes a los riesgos, pero hoy no ocurre. “El ser humano supera en peso a los ecosistemas, por lo que hay que volver a ciudades que se reconozcan en su capacidad de generar vida”, aseguró.

“La pregunta es cómo respondemos al cambio climático, cómo hacemos recircular los materiales la mayor cantidad de veces posible y cómo lograr ciudades regenerativas que produzcan sus propios servicios ecosistémicos. Hay que empezar con el desarrollo de ciudades más compactas, inclusivas, que se vinculen a los biosistemas de manera adecuada”, planteó González.

En tanto, Camila Fernández, asesora en Economía Circular de UC Davis Chile, especialista en el área de alimentos, pidió revisar cómo consumimos nuestros alimentos, además de advertir cómo estamos “degenerando el suelo en vez de regenerarlo”. Apostó por preferir la producción local para lograr menor impacto ambiental y tener mejor salud, y también por acortar la cadena de distribución de los alimentos. “En la economía circular nada se desperdicia y todo se aprovecha. Los alimentos son carbono vivible y hay que mantenerlos en la tierra y que no sean fugitivos”, expresó.

Por último, Mauricio Fabri, coordinador de Medio Ambiente, Biodiversidad y Acción Climática del Gobierno Regional de Santiago, agradeció el tenor del estudio ya que la Región Metropolitana está “sometida a fuertes presiones ambientales y está dando algunos signos de agotamiento”. Celebró las nuevas atribuciones de los gobernadores regionales elegidos por votación popular, pero anhela que sean muchas más. “Estamos lejos de lograr que Santiago sea una ciudad circular, por lo cual es necesario articular voces en los gobiernos locales, regionales y central. Debería haber un nuevo plan de acción climática que ordene la inversión pública para hacer más sustentable a esta región”. Criticó que el desarrollo de energía fotovoltaica, por ejemplo, tenga que competir con los suelos agrícolas, ya que la RM produce casi el 30 por ciento de las hortalizas del país: “Es importante que los gobiernos, la industria, la academia y las organizaciones sociales tengan una hoja de ruta que conduzca hacia la circularidad”.

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Fuente: País Circular, Miércoles 3 de Agosto de 2022

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