Viernes, Marzo 29, 2024

Agua y energía en minería, por Borja Blanco

DIARIO FINANCIERO – Esta semana, la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) presentó el estudio “Proyección de consumo de agua en la minería del cobre 2018-2029”. El dato que más resalta es que a 2029 se proyecta un consumo de 10,32 m3/s de agua de mar, sea ésta de forma directa o desalada, lo que equivale a un 230% de aumento respecto de 2018. Como conclusión general, el estudio sugiere que “la desalación y el uso de agua de mar es la solución de abastecimiento que han tomado la mayoría de los proyectos nuevos y extensiones, sin embargo, es importante recalcar la importancia de un marco legal definido y claro para el desarrollo sostenible de éstas”.

Chile tiene una oportunidad privilegiada para hacer su contribución a través de una de las tecnologías con mejor proyección para los requerimientos de agua de la minería, como es la desalación. Existen condiciones innegables para darle un mayor potencial y que su desarrollo se lleve a cabo de manera sustentable, es decir, considerando no sólo los factores económicos, sino especialmente los socio-ambientales.
En este sentido, el vínculo entre agua y energía es innegable, y para el caso de la desalación es crítico, pero es allí justamente donde Chile tiene una primera ventaja sustantiva al contar con acceso casi ilimitado al agua de mar en sus costas, así como a las mejores condiciones de radiación solar para generación de energía fotovoltaica en el mundo. Estos factores se producen, además, en la misma zona donde se concentra la mayor parte de la minería, en el norte del país. La combinación de desalación y energía renovable debiera ser un foco prioritario para el desarrollo de la respuesta a las necesidades de recursos hídricos de la minería, así como una oportunidad para liderar este campo a nivel mundial y compartir experiencias y conocimiento con el resto del planeta.
En paralelo, dada la magnitud del aumento de consumo que veremos y la infraestructura que se requerirá para plantas desaladoras, ductos de transporte de agua y las líneas de transmisión eléctricas, sería esperable que los actores involucrados hicieran el mayor esfuerzo por que este desarrollo sea lo más económicamente viable y con el menor impacto posible, en términos socio-ambientales.
Pero esto es sólo posible eficazmente a través de la colaboración. La respuesta ya la han apuntado varias autoridades, como la Comisión Nacional de Productividad, la Sociedad Nacional de Minería y hasta las propias asociaciones de las empresas mineras.
El escenario está servido para que la minería en Chile combine la desalación con energías renovables, junto con el desarrollo de proyectos colaborativos, para ser líder mundial no sólo en términos de eficiencia económica, sino también en el compromiso con un desarrollo responsable y sostenible para el cuidado del planeta y sus habitantes.
Ver artículo
Fuente: Diario Financiero, viernes 11 de enero 2019

DIARIO FINANCIERO – Esta semana, la Comisión Chilena del Cobre (Cochilco) presentó el estudio “Proyección de consumo de agua en la minería del cobre 2018-2029”. El dato que más resalta es que a 2029 se proyecta un consumo de 10,32 m3/s de agua de mar, sea ésta de forma directa o desalada, lo que equivale a un 230% de aumento respecto de 2018. Como conclusión general, el estudio sugiere que “la desalación y el uso de agua de mar es la solución de abastecimiento que han tomado la mayoría de los proyectos nuevos y extensiones, sin embargo, es importante recalcar la importancia de un marco legal definido y claro para el desarrollo sostenible de éstas”.

Chile tiene una oportunidad privilegiada para hacer su contribución a través de una de las tecnologías con mejor proyección para los requerimientos de agua de la minería, como es la desalación. Existen condiciones innegables para darle un mayor potencial y que su desarrollo se lleve a cabo de manera sustentable, es decir, considerando no sólo los factores económicos, sino especialmente los socio-ambientales.
En este sentido, el vínculo entre agua y energía es innegable, y para el caso de la desalación es crítico, pero es allí justamente donde Chile tiene una primera ventaja sustantiva al contar con acceso casi ilimitado al agua de mar en sus costas, así como a las mejores condiciones de radiación solar para generación de energía fotovoltaica en el mundo. Estos factores se producen, además, en la misma zona donde se concentra la mayor parte de la minería, en el norte del país. La combinación de desalación y energía renovable debiera ser un foco prioritario para el desarrollo de la respuesta a las necesidades de recursos hídricos de la minería, así como una oportunidad para liderar este campo a nivel mundial y compartir experiencias y conocimiento con el resto del planeta.
En paralelo, dada la magnitud del aumento de consumo que veremos y la infraestructura que se requerirá para plantas desaladoras, ductos de transporte de agua y las líneas de transmisión eléctricas, sería esperable que los actores involucrados hicieran el mayor esfuerzo por que este desarrollo sea lo más económicamente viable y con el menor impacto posible, en términos socio-ambientales.
Pero esto es sólo posible eficazmente a través de la colaboración. La respuesta ya la han apuntado varias autoridades, como la Comisión Nacional de Productividad, la Sociedad Nacional de Minería y hasta las propias asociaciones de las empresas mineras.
El escenario está servido para que la minería en Chile combine la desalación con energías renovables, junto con el desarrollo de proyectos colaborativos, para ser líder mundial no sólo en términos de eficiencia económica, sino también en el compromiso con un desarrollo responsable y sostenible para el cuidado del planeta y sus habitantes.
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Fuente: Diario Financiero, viernes 11 de enero 2019

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