Viernes, Marzo 29, 2024

Agricultura: Escasez hídrica, herencia de 50 años

DIARIO FINANCIERO – Sin duda la gestión de un ministerio como el de Agricultura es compleja. Su presupuesto es escaso, de $505.897 millones en el año 2018, equivalente aproximadamente al 1% del total del presupuesto de Chile. A pesar de ello, se hace cargo de una enorme población rural, 30% en Chile, y representa al segundo motor exportador del país después del cobre, con exportaciones que bordean los US$17.000 millones por año.

Sumado al desafío operacional y presupuestario, el Ministerio de Agricultura enfrenta coyunturas e incertidumbres aún mayores como la escasez hídrica. Un problema instalado, bastante estudiado, muy bien diagnosticado; pero con casi nulas soluciones reales, estructurales y de largo plazo. Este no ha sido enfrentado por el Estado en su real gravedad, ya sea por falta o exceso de institucionalidad, duplicidad de atribuciones y/o carencia de un organismo que sea el responsable final de dar soluciones, pensar en políticas de largo plazo y al que se le puedan exigir responsabilidades. Esto último ha obligado a instituciones público-privadas como la Corporación Reguemos Chile, a levantar propuestas y proyectos que puedan enfrentar el problema de fondo.

En este escenario el ministro Antonio Walker ha puesto el foco de su gestión en dos ejes como lo son el cooperativismo y empujar las soluciones a los problemas hídricos. El primero de ellos busca fortalecer la asociatividad de la gran masa de pequeños agricultores -más del 80% de las explotaciones agrícolas están en manos de pequeños agricultores-, dándoles a ellos la posibilidad de surgir; y también permitiéndole a Chile fortalecer su agroindustria, disminuir el lucro cesante de lo que implica tener tierra y agua mal explotadas para así convertirnos en la potencia agroalimentaria que se anhela por ya bastante tiempo.

El segundo desafío que ha abordado el ministro Walker es el de la escasez hídrica, que tiene la dificultad extra de exigir una coordinación de gran parte del Estado y de muchos actores privados; cuestión que es y sigue siendo una debilidad de los gobiernos de los últimos 50 años y que puede poner en jaque parte importante del desarrollo del centro-norte de Chile. Se requiere con urgencia que el gobierno instale los pilares de una política pública en torno al agua, que pueda dar soluciones de largo plazo.

Maximiano Letelier
Director Ejecutivo Corporación Reguemos Chile

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Fuente: Diario Financiero, viernes 28 de diciembre de 2018

DIARIO FINANCIERO – Sin duda la gestión de un ministerio como el de Agricultura es compleja. Su presupuesto es escaso, de $505.897 millones en el año 2018, equivalente aproximadamente al 1% del total del presupuesto de Chile. A pesar de ello, se hace cargo de una enorme población rural, 30% en Chile, y representa al segundo motor exportador del país después del cobre, con exportaciones que bordean los US$17.000 millones por año.

Sumado al desafío operacional y presupuestario, el Ministerio de Agricultura enfrenta coyunturas e incertidumbres aún mayores como la escasez hídrica. Un problema instalado, bastante estudiado, muy bien diagnosticado; pero con casi nulas soluciones reales, estructurales y de largo plazo. Este no ha sido enfrentado por el Estado en su real gravedad, ya sea por falta o exceso de institucionalidad, duplicidad de atribuciones y/o carencia de un organismo que sea el responsable final de dar soluciones, pensar en políticas de largo plazo y al que se le puedan exigir responsabilidades. Esto último ha obligado a instituciones público-privadas como la Corporación Reguemos Chile, a levantar propuestas y proyectos que puedan enfrentar el problema de fondo.

En este escenario el ministro Antonio Walker ha puesto el foco de su gestión en dos ejes como lo son el cooperativismo y empujar las soluciones a los problemas hídricos. El primero de ellos busca fortalecer la asociatividad de la gran masa de pequeños agricultores -más del 80% de las explotaciones agrícolas están en manos de pequeños agricultores-, dándoles a ellos la posibilidad de surgir; y también permitiéndole a Chile fortalecer su agroindustria, disminuir el lucro cesante de lo que implica tener tierra y agua mal explotadas para así convertirnos en la potencia agroalimentaria que se anhela por ya bastante tiempo.

El segundo desafío que ha abordado el ministro Walker es el de la escasez hídrica, que tiene la dificultad extra de exigir una coordinación de gran parte del Estado y de muchos actores privados; cuestión que es y sigue siendo una debilidad de los gobiernos de los últimos 50 años y que puede poner en jaque parte importante del desarrollo del centro-norte de Chile. Se requiere con urgencia que el gobierno instale los pilares de una política pública en torno al agua, que pueda dar soluciones de largo plazo.

Maximiano Letelier
Director Ejecutivo Corporación Reguemos Chile

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Fuente: Diario Financiero, viernes 28 de diciembre de 2018

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