Jueves, Diciembre 12, 2024

Acciones ante la tragedia, por Álvaro Peña

EL MERCURIO DE VALPARAÍSO – Nuevamente, la macrozona centro y sur del país se ha visto afectada por enormes incendios -casi 300 focos activos que han consumido alrededor de 280 mil hectáreas-, crisis que nos llama a tomar acciones concretas.

Las causas que favorecen la ocurrencia de estos grandes focos se repiten, tal como vimos en 2017 y en Viña del Mar a fines de 2022: ubicación de asentamientos sin planificación urbana, ausencia de redes de suministro de agua, riesgos en los tendidos eléctricos y la ausencia de vías para el tráfico de vehículos que combaten la emergencia.

¿Qué acciones se podrían tomar ante una tragedia que nos convoca a movilizarnos?

Primero, la creación de la figura de un “director de riesgos” comunal, que trabaje junto a las autoridades, quien debería estar encargado de coordinar la realización de estudios que identifiquen los riesgos y de diseñar un programa con medidas preventivas ante la ocurrencia de siniestros, el que debería ser actualizado periódicamente y socializado con la comunidad. No sirve una institución destinada a combatir incendios, sin que tenga la capacidad de anticiparse.

Un problema visto una y otra vez es la deficiente mantención de las zonas de interfaz, donde no hay una separación clara entre áreas de cultivo y el radio urbano, lo que se ve agudizado por la presencia de residuos y de construcciones situadas al límite de estos predios. Ante esto, se debería implementar un plan obligatorio de mantención de áreas de interfaz y, además, se debe determinar con claridad la extensión de las mismas. Esto requiere financiamiento fiscal y la colaboración con empresas agrícolas y forestales. De nada sirve que solo los privados se ocupen de estas franjas, si no hay fiscalización en cada comuna.

Y en paralelo a lo ocurrido, surge el desafío de reconstruir pensando en los damnificados. No solo se trata de levantar viviendas sino que de tomar resguardos para no repetir este escenario, con planificación, redes robustas de agua, vías alternativas para el paso de ayudas. También hay que enfocarse en temas como la resiliencia en la infraestructura, con el fin de que haya alternativas para que la economía siga operando a la par de la contingencia, y la creación de barrios que contemplen los planes de seguridad ante desastres ya descritos.

Los especialistas de las universidades están disponibles a contribuir para analizar y proyectar riesgos dado lo ocurrido, lo que debe ser impulsado por una firme decisión política.

Fuente: El Mercurio de Valparaíso, Jueves 9 de Febrero de 2023

EL MERCURIO DE VALPARAÍSO – Nuevamente, la macrozona centro y sur del país se ha visto afectada por enormes incendios -casi 300 focos activos que han consumido alrededor de 280 mil hectáreas-, crisis que nos llama a tomar acciones concretas.

Las causas que favorecen la ocurrencia de estos grandes focos se repiten, tal como vimos en 2017 y en Viña del Mar a fines de 2022: ubicación de asentamientos sin planificación urbana, ausencia de redes de suministro de agua, riesgos en los tendidos eléctricos y la ausencia de vías para el tráfico de vehículos que combaten la emergencia.

¿Qué acciones se podrían tomar ante una tragedia que nos convoca a movilizarnos?

Primero, la creación de la figura de un “director de riesgos” comunal, que trabaje junto a las autoridades, quien debería estar encargado de coordinar la realización de estudios que identifiquen los riesgos y de diseñar un programa con medidas preventivas ante la ocurrencia de siniestros, el que debería ser actualizado periódicamente y socializado con la comunidad. No sirve una institución destinada a combatir incendios, sin que tenga la capacidad de anticiparse.

Un problema visto una y otra vez es la deficiente mantención de las zonas de interfaz, donde no hay una separación clara entre áreas de cultivo y el radio urbano, lo que se ve agudizado por la presencia de residuos y de construcciones situadas al límite de estos predios. Ante esto, se debería implementar un plan obligatorio de mantención de áreas de interfaz y, además, se debe determinar con claridad la extensión de las mismas. Esto requiere financiamiento fiscal y la colaboración con empresas agrícolas y forestales. De nada sirve que solo los privados se ocupen de estas franjas, si no hay fiscalización en cada comuna.

Y en paralelo a lo ocurrido, surge el desafío de reconstruir pensando en los damnificados. No solo se trata de levantar viviendas sino que de tomar resguardos para no repetir este escenario, con planificación, redes robustas de agua, vías alternativas para el paso de ayudas. También hay que enfocarse en temas como la resiliencia en la infraestructura, con el fin de que haya alternativas para que la economía siga operando a la par de la contingencia, y la creación de barrios que contemplen los planes de seguridad ante desastres ya descritos.

Los especialistas de las universidades están disponibles a contribuir para analizar y proyectar riesgos dado lo ocurrido, lo que debe ser impulsado por una firme decisión política.

Fuente: El Mercurio de Valparaíso, Jueves 9 de Febrero de 2023

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