DIARIO FINANCIERO – Recientemente, el Ministerio de Transporte y Telecomunicaciones, informó que, en su primer año de funcionamiento, el primer despliegue de red 5G cerró con más de dos millones de usuarios, siendo el despliegue con mayor adopción en la historia de la telefonía móvil chilena. Con este crecimiento en el sector de telecomunicaciones, Chile se posicionó entre los tres primeros países de la OCDE en adopción de esta tecnología y como el primero de Latinoamérica en realizar un despliegue en todo el territorio
Sin embargo, ¿con este hito podemos estar más tranquilos respecto a reducir la brecha digital? Lo cierto es que aún queda mucho por recorrer, ya que el acceso a internet y a la red 5G, por ejemplo, es desigual en las distintas geografías de Chile, pero, además, no contamos con las competencias digitales necesarias para que todas las personas puedan aprovechar y hacer un buen uso de las tecnologías.
El acceso a internet y al 5G es desigual en las distintas geografías de Chile, y tampoco tenemos las competencias digitales necesarias para aprovechar y hacer un buen uso de las tecnologías”.
Y es en este punto, donde debemos poner nuestros esfuerzos. Un paso es el Plan Brecha Digital Cero presentado por el Gobierno, con la promesa de que a 2025 todo el país esté conectado a Internet. Debemos considerar que hasta abril de 2022 existían 4,3 millones de conexiones fijas, con una penetración por hogar del 61,8% y 20,4 millones de usuarios con 4G. Pero el hecho de que la gran mayoría de los habitantes de este país, especialmente en zonas rurales y apartadas, aún no cuenten con una buena conectividad a internet, es preocupante. Especialmente, porque no permite nivelar la cancha en una materia que para este siglo está siendo la carretera hacia el desarrollo.
¿Qué debemos hacer? En Chile es importante que se promuevan las asociaciones público-privadas entre actores (gobierno, empresas, ONG, instituciones educativas) para hacer realidad la asequibilidad y acceso con un mejor despliegue de infraestructura digital y conectividad. A su vez, cubrir los requisitos técnicos y tecnológicos en este ámbito.
Pero también hay otro factor. Cada vez más de prisa, instituciones académicas se dan cuenta de la importancia de incluir en sus mallas curriculares asignaturas de informática y programación en niveles de enseñanza básico, medio, especializaciones y universitarios.
Junto con los esfuerzos necesarios por parte del Gobierno, empresas y la academia, hay que mencionar lo que pueden hacer las fundaciones. Como miembro activo de ese ecosistema, adquiere gran relevancia aportar a reducir esta brecha desde acciones dirigidas a niños y adolescentes, impulsando iniciativas que promuevan el desarrollo de habilidades en el marco de la tecnología, lo que implica un aporte en conocimiento técnico y un cambio de mentalidad ante los desafíos actuales, en torno al contexto social, ambiental y cómo las nuevas tecnologías se integran en nuestra realidad y pueden apoyar al desarrollo de soluciones y aprendizajes.
Tener la oportunidad de aprender nuevas destrezas que permitan desarrollar una concepción exponencial y cultivar el pensamiento crítico constructivo, la comunicación y colaboración; para de esta manera, llevar ideas a la acción, a co-crear soluciones y propuestas, nos permite potenciar el desarrollo de lideres positivos y agentes de cambio. Con eso, ayudaremos a equiparar la cancha.
Fuente: Diario Financiero, Jueves 19 de Enero de 2023