EX ANTE- En respuesta a la columna del ex ministro Pedro Pablo Errázuriz, creemos que es importante informar correctamente y conectar con las necesidades reales de quienes utilizan diariamente un servicio tan esencial como es el transporte público. Quienes lo usan, son los que valoran los avances incorporados los últimos años.
Así también, se debe dar cuenta del foco en la eficiencia del uso de los recursos que esta administración ha puesto, a través de la gestión oportuna de licitaciones, implementación de tecnologías, disminución de evasión, entre otros, y de la responsabilidad fiscal con la que se ha enfrentado el ajuste de tarifas, que permanecieron congeladas por cuatro años desde 2019.
En Santiago, al igual que en ciudades del mundo con transporte público de calidad se subsidia, tal como ocurre en importantes capitales como París, Berlín o Atenas, cubriendo un porcentaje de los ingresos del sistema. La efectividad del subsidio es una discusión superada nacional e internacionalmente, tanto técnica como políticamente, entendiendo que el aporte del Estado a la movilidad -establecido por ley- es una inversión social. Adicionalmente, estos recursos contribuyen a que Santiago lidere la incorporación de la electromovilidad.
El camino avanzado es reconocido, no sólo por la flota de 3.700 buses eléctricos en Santiago y por el avance en regiones, con 373 buses en 11 ciudades, sino también por los electroterminales, donde Santiago aumentó de 10 a 43 en este periodo de gobierno, y la incorporación de mujeres a la conducción, alcanzando 2.323, el número más alto en Latinoamérica.
Y esto, no es fruto de un gobierno, sino de una política de Estado sólida. La electromovilidad se inició hace más de 8 años y confiamos que no haya espacio alguno para el retroceso, considerando su aporte social y la eficiencia financiera y ambiental. Los buses eléctricos han reducido 52,8% las emisiones contaminantes y 44% el ruido, permitiendo que Santiago tenga los niveles más bajos de polución en más de 25 años.
Lo anterior siempre acompañado de la sostenibilidad financiera. Un bus eléctrico, comparado con uno diésel, genera ahorros de 65% en operación y 44% en mantenimiento, los cuales fueron capturados en el último proceso de licitación íntegramente eléctrico, donde se redujeron más de 15% los costos. Además, su precio se ha reducido a la mitad.
En cuanto a la visión crítica expresada por el ex ministro Errázuriz respecto de la existencia de los servicios nocturnos, coberturas, tarifas y flotas, todos ellos son fundamentales para las personas y deben ser el foco de una autoridad responsable.
En efecto, los servicios nocturnos son indispensables para quienes trabajan en la noche, cuando Metro deja de operar. Por lo anterior, hay 43 recorridos nocturnos que representan sólo un 11% del total, que cubren ejes estructurantes, con bajas frecuencias.
En términos de cobertura, se han generado nuevos servicios como el inédito ingreso de Red a Pirque, con oferta acotada y horarios establecidos, permitiendo un esquema eficiente de costos, equilibrando la optimización de los recursos con la necesidad permanente de llegar a nuevas zonas. Lo mismo con las nuevas líneas de Metro, donde se optimiza la malla, ajustando coberturas y cuidando tiempos de espera.
Las tarifas, han sido parte del plan de contención del gasto con responsabilidad fiscal, que inició un descongelamiento gradual que pocos creían posible después de 2019, fecha a partir de la cual se generó un arrastre significativo en la recaudación, tal como ha resaltado el Panel de Expertos.
Para beneficiar a los usuarios frecuentes, se creó el DaleQR, que limita el gasto mensual y fomenta la validación, combatiendo la evasión, la que ha disminuido 9,3 puntos porcentuales.
Los subsidios también han posibilitado mantener la tarifa rebajada a estudiantes y personas mayores, permitiéndoles ejercer su derecho a movilizarse. Controlar el fraude en su uso es esencial, pero no pueden limitarse los derechos adquiridos.
Por último, se ha dado urgencia a la renovación de flota, pues teníamos buses de más de 18 años. Así, y en un porcentaje que no supera el 1% de la flota, se pilotean los primeros buses eléctricos de dos pisos, que tienen mayor disponibilidad de asientos y menor uso del espacio vial, siendo altamente valorados por las personas, alcanzado una nota 6,9.
El transporte público es inversión social fundamental que democratiza el acceso a salud, educación, trabajo y diversión, entre otros. Compartimos la importancia de la eficiencia, pero, en pleno siglo XXI, las personas “no se acostumbran a un mal servicio”, sino que exigen el mejor y enhorabuena que así sea, para atender como corresponden sus necesidades, ejecutando una planificación no desde el escritorio sino del territorio.
Fuente: Ex-Ante, Jueves 18 de Diciembre de 2025





