Viernes, Diciembre 5, 2025

Carlos Cruz: «Las lecciones que ha tenido el proyecto Kimal-Lo Aguirre debieran ser bien analizadas para avanzar en otras líneas»

ELECTRO MINERÍA – El director del Consejo de Políticas de Infraestructura destaca el avance de esta iniciativa y llama a fortalecer la cooperación público-privada para acelerar la transición energética y el desarrollo territorial El debate sobre infraestructura y energía en Chile vive un momento clave con la inminente aprobación ambiental del proyecto de transmisión Kimal–Lo Aguirre, considerado una pieza esencial para el transporte de energía limpia desde el norte hacia el centro del país. En este contexto, Carlos Cruz, director ejecutivo del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI), analiza el impacto de esta iniciativa y los desafíos que enfrenta el país para acelerar su desarrollo energético y minero.

En conversación con ELECTROMINERÍA, el ex ministro de Obras Públicas en el gobierno de Ricardo Lagos, aborda la importancia del proyecto como parte de la transición hacia una matriz más limpia, la necesidad de destrabar la permisología en transmisión, y el papel de la colaboración público-privada en la ejecución de grandes obras. Además, entrega su mirada sobre el dinamismo del sector minero y la urgencia de generar encadenamientos productivos que transformen crecimiento en desarrollo sostenible para los territorios.

¿Cómo ve el Consejo de políticas de Infraestructura el avance del proyecto Kimal-lo Aguirre?

Para nosotros es una gran noticia. Hemos insistido en la necesidad de que un proyecto que tiene por finalidad transportar energía limpias para contribuir a la descarbonización de nuestra matriz energética no debiera ser postergado por consideraciones ambientales, salvo que estas sean de fondo. El país necesita de este tipo de infraestructura para cumplir con las metas que nos hemos impuesto por lo que creemos que estamos avanzando en la dirección correcta.

¿A qué atribuye el hecho de que el sector energía lleve liderando los montos de inversión en los últimos años?

Hay una política de fomento a las energías limpias que ha tenido efectos virtuosos y tiene mucho sentido para el país. Tenemos cualidades muy importantes como es la luminosidad de nuestros cielos y nuestros vientos constantes que podemos transformar en energías. De acuerdo a la política pública que se viene fraguando ya desde hace varios gobiernos, esto debiera conducirnos al autoabastecimiento energético, a la descarbonización de nuestra matriz energética y a la electrificación de nuestras fuentes de energía. Si esto va acompañado por precios razonables, como debiera ser por avances en la tecnologías y por la masificación de estas fuentes de generación, debiéramos contar con un soporte energético limpio para nuestras actividades productivas y para nuestra cotidianeidad. Esto ha sido entendido así por el sector privado que se ha dispuesto a invertir, de acuerdo a las normas que se han fijado para ello. Es la expresión de una forma de asociación pública-privada que ha dado muy buenos resultados.

¿Piensa que esto pueda destrabar otros proyectos de transmisión?

Quisiéramos que así fuera lo antes posible. Las lecciones que ha tenido el proyecto Kimal-Lo Aguirre debieran ser bien analizadas para avanzar en otras líneas y resolver, por ejemplo, los problemas que enfrenta Ñuble para expandir su desarrollo productivo.

¿Qué análisis hace sobre la permisología en el segmento de transmisión?

Lo hemos dicho en algunas ocasiones. Esta es un área de la industria de la energía en la que se da una confluencia de intereses directo entre el sector público, que identifica las necesidades y crea las condiciones para la inversión y el sector privado que es el que invierte, en la que la colaboración de las partes debiera ser mucho más explícita. Una vez identificada la faja a través de la cual se van a construir los tendidos eléctricos, el sector público y el privado deben trabajar juntos para conseguir las aprobaciones de las instancias reguladoras de diferentes aspectos del bien público, de los municipios y de los privados que se encuentren en el área de influencia para acelerar al máximo la construcción de líneas de transmisión. Es diferente que sea el Estado el que tramita un permiso municipal o una servidumbre que un privado. El Estado debe hacer ver el interés superior que tiene la inversión. Todo esto en el entendido que los requerimientos que debe cumplir el proyecto para ser aceptado se alcanzan con creces y no sólo al mínimo.

¿Cómo ve el consejo el avance en el sector minero?

Está demostrado que el sector minero seguirá siendo en Chile uno de los dinamizadores de nuestra economía. El crecimiento económico del país dependerá en buena medida, al menos por un plazo previsible, del sector minero. Se prevé un buen ciclo para el cobre; se habla de que el litio recuperará su potencial, han aparecido ahora la tierras raras, en las cuales Chile aparenta tener ventajas competitivas muy significativas. Tenemos que aprovechar esta ventana de oportunidades para transformar este potencial de crecimiento en desarrollo efectivo. Atacama, por ejemplo, es de las regiones de mayor crecimiento en el país en los últimos años pero mantiene altos niveles de pobreza, de desempleo local, de falta de arraigo de la población laboral. La minería debe ser capaz de generar los eslabones productivos para que su potencial se traduzca en un impacto territorial positivo de modo de asegurar sus sustentabilidad.

¿Qué desafíos aprecia para las inversiones en energía y minería?

La idea que nosotros hemos ido perfeccionando es el vínculo de estas dos industrias con las realidades que enfrenta el país en sus zonas de influencia. Para ello creemos que deben ser capaces de identificar políticas públicas complementarias a su propia evolución que las vinculen con las comunidades de las que son parte y convenir con las autoridades nacionales y regionales la materialización de esas políticas públicas para asegurar su arraigo en esas comunidades, el reconocimiento por parte de estas del aporte que significan esas industrias y la promoción de actividades complementarias que transformen crecimiento en desarrollo real.

Los encadenamientos productivos para ello son fundamentales. A la larga debiéramos imaginarnos que Chile puede exportar tecnología para la producción de este mineral, alimentos obtenidos con el agua desalinizada, tecnologías para energías limpias, profesionales capaces de responder a desafíos equivalentes en otras partes del mundo.

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Fuente: Electro Minería, Lunes 10 de Noviembre de 2025

ELECTRO MINERÍA – El director del Consejo de Políticas de Infraestructura destaca el avance de esta iniciativa y llama a fortalecer la cooperación público-privada para acelerar la transición energética y el desarrollo territorial El debate sobre infraestructura y energía en Chile vive un momento clave con la inminente aprobación ambiental del proyecto de transmisión Kimal–Lo Aguirre, considerado una pieza esencial para el transporte de energía limpia desde el norte hacia el centro del país. En este contexto, Carlos Cruz, director ejecutivo del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI), analiza el impacto de esta iniciativa y los desafíos que enfrenta el país para acelerar su desarrollo energético y minero.

En conversación con ELECTROMINERÍA, el ex ministro de Obras Públicas en el gobierno de Ricardo Lagos, aborda la importancia del proyecto como parte de la transición hacia una matriz más limpia, la necesidad de destrabar la permisología en transmisión, y el papel de la colaboración público-privada en la ejecución de grandes obras. Además, entrega su mirada sobre el dinamismo del sector minero y la urgencia de generar encadenamientos productivos que transformen crecimiento en desarrollo sostenible para los territorios.

¿Cómo ve el Consejo de políticas de Infraestructura el avance del proyecto Kimal-lo Aguirre?

Para nosotros es una gran noticia. Hemos insistido en la necesidad de que un proyecto que tiene por finalidad transportar energía limpias para contribuir a la descarbonización de nuestra matriz energética no debiera ser postergado por consideraciones ambientales, salvo que estas sean de fondo. El país necesita de este tipo de infraestructura para cumplir con las metas que nos hemos impuesto por lo que creemos que estamos avanzando en la dirección correcta.

¿A qué atribuye el hecho de que el sector energía lleve liderando los montos de inversión en los últimos años?

Hay una política de fomento a las energías limpias que ha tenido efectos virtuosos y tiene mucho sentido para el país. Tenemos cualidades muy importantes como es la luminosidad de nuestros cielos y nuestros vientos constantes que podemos transformar en energías. De acuerdo a la política pública que se viene fraguando ya desde hace varios gobiernos, esto debiera conducirnos al autoabastecimiento energético, a la descarbonización de nuestra matriz energética y a la electrificación de nuestras fuentes de energía. Si esto va acompañado por precios razonables, como debiera ser por avances en la tecnologías y por la masificación de estas fuentes de generación, debiéramos contar con un soporte energético limpio para nuestras actividades productivas y para nuestra cotidianeidad. Esto ha sido entendido así por el sector privado que se ha dispuesto a invertir, de acuerdo a las normas que se han fijado para ello. Es la expresión de una forma de asociación pública-privada que ha dado muy buenos resultados.

¿Piensa que esto pueda destrabar otros proyectos de transmisión?

Quisiéramos que así fuera lo antes posible. Las lecciones que ha tenido el proyecto Kimal-Lo Aguirre debieran ser bien analizadas para avanzar en otras líneas y resolver, por ejemplo, los problemas que enfrenta Ñuble para expandir su desarrollo productivo.

¿Qué análisis hace sobre la permisología en el segmento de transmisión?

Lo hemos dicho en algunas ocasiones. Esta es un área de la industria de la energía en la que se da una confluencia de intereses directo entre el sector público, que identifica las necesidades y crea las condiciones para la inversión y el sector privado que es el que invierte, en la que la colaboración de las partes debiera ser mucho más explícita. Una vez identificada la faja a través de la cual se van a construir los tendidos eléctricos, el sector público y el privado deben trabajar juntos para conseguir las aprobaciones de las instancias reguladoras de diferentes aspectos del bien público, de los municipios y de los privados que se encuentren en el área de influencia para acelerar al máximo la construcción de líneas de transmisión. Es diferente que sea el Estado el que tramita un permiso municipal o una servidumbre que un privado. El Estado debe hacer ver el interés superior que tiene la inversión. Todo esto en el entendido que los requerimientos que debe cumplir el proyecto para ser aceptado se alcanzan con creces y no sólo al mínimo.

¿Cómo ve el consejo el avance en el sector minero?

Está demostrado que el sector minero seguirá siendo en Chile uno de los dinamizadores de nuestra economía. El crecimiento económico del país dependerá en buena medida, al menos por un plazo previsible, del sector minero. Se prevé un buen ciclo para el cobre; se habla de que el litio recuperará su potencial, han aparecido ahora la tierras raras, en las cuales Chile aparenta tener ventajas competitivas muy significativas. Tenemos que aprovechar esta ventana de oportunidades para transformar este potencial de crecimiento en desarrollo efectivo. Atacama, por ejemplo, es de las regiones de mayor crecimiento en el país en los últimos años pero mantiene altos niveles de pobreza, de desempleo local, de falta de arraigo de la población laboral. La minería debe ser capaz de generar los eslabones productivos para que su potencial se traduzca en un impacto territorial positivo de modo de asegurar sus sustentabilidad.

¿Qué desafíos aprecia para las inversiones en energía y minería?

La idea que nosotros hemos ido perfeccionando es el vínculo de estas dos industrias con las realidades que enfrenta el país en sus zonas de influencia. Para ello creemos que deben ser capaces de identificar políticas públicas complementarias a su propia evolución que las vinculen con las comunidades de las que son parte y convenir con las autoridades nacionales y regionales la materialización de esas políticas públicas para asegurar su arraigo en esas comunidades, el reconocimiento por parte de estas del aporte que significan esas industrias y la promoción de actividades complementarias que transformen crecimiento en desarrollo real.

Los encadenamientos productivos para ello son fundamentales. A la larga debiéramos imaginarnos que Chile puede exportar tecnología para la producción de este mineral, alimentos obtenidos con el agua desalinizada, tecnologías para energías limpias, profesionales capaces de responder a desafíos equivalentes en otras partes del mundo.

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Fuente: Electro Minería, Lunes 10 de Noviembre de 2025

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