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Capítulo II

En la medida que en los países aumenta el nivel de vida de sus habitantes, estos exigen

más y mejores servicios. Lograrlo es posible optimizando la gestión de la infraestructura

disponible e incrementándola.

En nuestro país, se ha generado un déficit importante en esta área. Algunos ejemplos, son

la saturación de muchos terminales aéreos de pasajeros; la necesidad de construir más

embalses para cubrir la escasez de agua; avanzar en nuevas obras hospitalarias, para

satisfacer la atención de salud; e incrementar la capacidad de transferencia de los puertos

para que no se transformen en un cuello de botella para las empresas exportadoras;

etcétera.

En una economía abierta como la chilena, en la que buena parte de su dinamismo

proviene de la capacidad de competir en los mercados externos, es indispensable contar

con una dotación de infraestructura que potencie las ventajas con las que el país cuenta.

Así, es crucial tener accesos expeditos a carreteras y disponer de puertos y aeropuertos de

calidad. Lo mismo ocurre con las telecomunicaciones: internet y telefonía móvil son hoy por

hoy una condición ineludible para el desarrollo de cualquier empresa o actividad.

Asimismo, para retomar la senda de mayores tasas de crecimiento, es fundamental seguir

invirtiendo en la expansión y mejoramiento de nuestra infraestructura educacional y de

salud; en la redde transporte urbanoe interurbano; enmejorar laconectividadcon los países

vecinos y el resto del mundo; en la generación y el ahorro de energía; en la ampliación de

la superficie regada; en promover la igualdad de oportunidades en regiones, entre otras.

Todo ello, manteniendo altos estándares de sustentabilidad fiscal y ambiental.

Al elevar la productividad de las actividades económicas y sociales, las inversiones en

infraestructura aumentan el PIB potencial, es decir la capacidad de producción del país,

mejorando las condiciones para hacer del esfuerzo actual de crecimiento un proceso que

se sostenga en el tiempo.

Una visión de infraestructura de largo plazo debe considerar la necesidad de mejorar

su calidad y optimizar su utilización permanentemente. Para esto se requiere incorporar

sistemas tecnológicos de punta y adoptar una política que incentive la innovación, a

través de investigación y desarrollo, con un enfoque estratégico.

Para estos efectos es indispensable convocar al sector privado para que aporte a la

disponibilidad de infraestructura y su gestión, la que se podrá pagar, al menos en parte,

con los beneficios que ésta reporta directamente a sus usuarios.