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POLÍTICAS PÚBLICAS DE INFRAESTRUCTURA

LA VISIÓN DEL CONSEJO DE POLÍTICAS DE INFRAESTRUCTURA (CPI)

La disponibilidad de recursos públicos para invertir en infraestructura puede verse

fuertemente afectada por la situación macroeconómica nacional, por las políticas

de endeudamiento del sector público y por las demandas presupuestarias de otros

sectores. Como las demandas son múltiples y los recursos para invertir en infraestructura

son limitados, a pesar de su importancia para el desarrollo nacional, es necesario contar

con otras fuentes de financiamiento. La principal de ellas corresponde a las inversiones

que pueden provenir del sector privado y que los usuarios pagan por la vía de tarifas o

peajes.

Cabe destacar que la infraestructura pública construida por el sector privado bajo el

sistema de concesiones es de propiedad del Estado y es el Gobierno el que decide si la

operación y mantenimiento de esos activos queda en manos públicas o privadas una

vez terminado el respectivo contrato. El beneficio del sistema de concesiones es que

aumenta el patrimonio público cuyo potencial es generar ingresos para el Fisco, como

ha ocurrido recientemente con el aeropuerto internacional de Santiago.

En consecuencia, para alcanzar y mantener las metas de inversión que se establez-

can -tanto para recuperar los rezagos como para incursionar en proyectos que abran

nuevas oportunidades-, será necesario usar fuentes de financiamiento de largo plazo,

estables y de costos que reflejen las ventajas que ofrece nuestro país.

En este sentido, proponemos:

Asegurar la estabilidad de los flujos de inversión en el presupuesto público,

evitando paralizar proyectos de inversión ya iniciados o que forman parte de

un programa de inversiones debidamente evaluado. Cabe recordar que en los

últimos diez años el Estado ha invertido en infraestructura pública un promedio

de 2,3% del PIB anual (CPI, 2014a). Esta no es una cifra satisfactoria si se aspira

a desarrollar una infraestructura pública similar a la de países desarrollados, pero

sería un gran avance si los gobiernos pudieran mantener ese nivel de inversión a lo

largo de la próxima década. Este monto excluye las inversiones en los sectores de

aguas sanitarias, energía y telecomunicaciones que en Chile son operados desde

el sector privado.