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El promedio de la sobrepoblación de las
cárceles en algunas regiones en Chile llega al
80%, pero si se considera el porcentaje por recinto,
esa tasa se eleva a 200% en zonas como la
Metropolitana.
el presupuesto, pero siguen existiendo muchas dificultades para implementar políticas públicas y
un plan estratégico de largo plazo en el sector.
“Chile necesita menos cárceles, pero de mayor tamaño y con buena infraestructura y prestación
de servicios” aseveró el profesional.
El promedio de la sobrepoblación de las cárceles en algunas regiones en Chile llega al 80%, pero
si se considera el porcentaje por recinto, ese número se eleva hasta el 200% en algunos lugares
como la Región Metropolitana. Esta situación afecta negativamente las condiciones de vida
de los reclusos e impide una correcta aplicación de las normas de seguridad y de manejo de
los recintos penitenciarios. De esta forma se restringen las posibilidades de rehabilitación de los
reclusos y su posterior reinserción en la sociedad.
Según el documento “¿Cómo avanzar en infraestructura penitenciaria? Propuesta de Política
Pública”, elaborado por Miguel Ángel Cornejo, el sistema carcelario necesita la definición de un
Plan Maestro de Infraestructura Carcelaria de largo plazo. El libro, publicado recientemente por
el Instituto de Asuntos Públicos de la Universidad de Chile y utilizado como material de apoyo
en el Diálogo, manifiesta que este Plan debe considerar una segunda generación de servicios,
requerimientos e indicadores que agreguen valor a las personas privadas de libertad.
La realidad actual dificulta que exista espacio para separar a quienes están procesados o
imputados, de quienes están cumpliendo condena, lo que disminuye considerablemente las
posibilidades de rehabilitación. Consciente del hacinamiento, en 2012 se aprobó la Ley 20.588,
la cual disminuye los requisitos para optar a la libertad condicional. Sin embargo, lo ocurrido
recientemente en relación a los 1.600 reos puestos en libertad, como consecuencia de esta
normativa, tiende un manto de dudas acerca del camino por el que se ha optado.
La decisión de mantener a una persona privada de libertad o no, no debiera estar influenciada
por la disponibilidad de espacios. Para evitar que situaciones de este tipo puedan ocurrir, la
discusión central debe enfocarse en cómo reducir el gran déficit en capacidad física de nuestras
cárceles. La única forma de enfrentar este tema es a través de la construcción y operación de