Martes, Julio 15, 2025

Expertos consideran que proyecto que crea la Subsecretaría de Recursos Hídricos es una buena señal, pero requiere importantes mejoras

PAÍS CIRCULAR – En Primer Trámite Constitucional, en el Senado, se encuentra el proyecto que crea la Subsecretaría de Recursos Hídricos en el Ministerio de Obras Públicas (MOP) y una nueva institucionalidad nacional de recursos hídricos (Boletín 14446-09), ingresado hace casi cuatro años (29 de junio de 2021) mediante mensaje del entonces presidente Sebastián Piñera.

Se trata de una propuesta que apunta a mejorar la gestión del agua en Chile, que actualmente se encuentra dispersa en más de 50 organismos del Estado. De este modo, lo que se busca es fortalecer la gobernanza, planificación, regulación, inversión en infraestructura y gestión en torno a este bien público, así como facilitar la administración de la información y la fiscalización del sector.

En medio de una compleja situación hídrica, producto de la crisis climática y de la sobreexplotación del agua, urge contar con una institucionalidad que permita simplificar las tareas y descomprimir las funciones que hoy recaen en la Subsecretaría de Obras Públicas. Así, en el proyecto se plantea coordinar en un solo organismo la seguridad de este recurso vital para las personas, los ecosistemas y el desarrollo del país.

Ulrike Broschek, directora de Escenarios Hídricos 2030 (EH2030) de Fundación Chile, destaca el alarmante panorama a nivel nacional que hoy obliga a tomar acciones drásticas y efectivas. “Chile enfrenta una crisis hídrica estructural, profunda y de largo plazo. La situación hídrica actual es engañosa. Si bien el 2024 fue un año marcado por la presencia del fenómeno de El Niño con lluvias más abundantes, al contrario de las percepciones, según la Dirección Meteorológica de Chile terminó igualmente con precipitaciones inferiores al promedio histórico en la zona norte y sur del país. Es decir, hubo déficit de agua lluvia en todo el país, excepto en las regiones de Coquimbo, Valparaíso y Metropolitana, donde tuvimos superávit”, afirmó la químico ambiental de la Universidad de Chile.

“Por otro lado, desde hace varios años diversos acuíferos [aguas subterráneas] que contienen las principales reservas de agua del país, están siendo sobreexplotados, debido a la escasez de aguas superficiales y por el sobre-otorgamiento de derechos de agua subterráneos. Ya en 2016, un 72% de los pozos analizados, tenían una tendencia negativa que era estadísticamente significativa (CAZALAC, 2017 para EH2030, 2018). Estas reservas subterráneas son fundamentales para poder enfrentar un futuro donde, según el reporte del World Resources Institute 2015, Chile será el único país de América Latina con estrés hídrico extremadamente alto al 2040”, subraya Ulrike Broschek.

“La única forma de ser efectivos en enfrentar los desafíos presentes y futuros en materia de cambio climático, que se han manifestado en eventos extremos de sequía e inundación, es contar con una gestión descentralizada y gobernanza a escala de cuencas hidrográficas”.

Ulrike Broschek, directora de Escenarios Hídricos 2030 de Fundación Chile.

Necesidad de una nueva institucionalidad

Si bien desde hace más de una década (Banco Mundial, 2013) se ha identificado la necesidad de modificar la forma en que se gestiona el agua en Chile, fue en 2021, a partir de la Mesa Nacional del Agua, que se impulsó este proyecto de ley que crea la Subsecretaría de Recursos Hídricos y una nueva institucionalidad de recursos hídricos, como una forma para abordar la urgente problemática del agua de manera integral.

Carlos Cruz, director ejecutivo del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI), considera que este proyecto de ley llega tarde, dada la aguda crisis climática, sin embargo, destaca como “un buen avance la decisión de ir integrando las distintas reparticiones que están vinculadas al agua. En el Estado hay muchas reparticiones que tienen algún vínculo con el tema hídrico. Cada una opera bajo paraguas institucionales distintos y la que tiene más representatividad, en ese sentido, es el Ministerio de Obras Públicas, del cual depende la Dirección General de Aguas (DGA) y la Dirección de Obras Hidráulicas (DOH). También tiene un vínculo administrativo con la Superintendencia de Servicios Sanitarios, a través de las que mantiene una relación de regulación sobre ese sector y, por lo tanto, creo que es la entidad más representativa para asumir esta responsabilidad”.

“Ahora, el segundo paso es ver cómo las otras instituciones, que dependen de otros ministerios y de otras reparticiones, se van a ir incorporando a esta Subsecretaría, de tal manera de lograr el objetivo, que es tener una administración sobre los recursos hídricos y las políticas asociadas a los recursos hídricos, en una sola mano. El fin es optimizar el uso de un recurso que es cada vez más escaso y poder aprovechar las complementariedades que las distintas instituciones tienen”, apunta Carlos Cruz.

Además, en cuanto a cómo se plantea articular la propuesta, aunque reconoce desconocer en detalle cómo está el proyecto en este momento, el director ejecutivo del CPI destaca que “originalmente se tenía la idea de formar distintos comités que integraran a las diferentes instituciones, redefiniendo las dependencias de algunas. Creo que eso está bien acogido, de modo de poder avanzar en un proceso de integración cada vez más operativo. Tener certeza de que el agua es manejada desde una sola mano razonable, obviamente con todos los controles que eso implica y se necesitan, pero que tengamos una cierta unidad de mando para efectos de poder enfrentar bien las circunstancias actuales en el país”.

Eso sí, el directivo del Consejo de Políticas de Infraestructura pone en alerta que no se trata de un proceso fácil. “Cuando se quiere pasar una institución de una dependencia a otra, no solo se tiene que modificar el estatuto de esa dependencia, sino que hay que modificar el estatuto de la institución madre. Entonces, todas estas cosas van a requerir probablemente procesos de ajustes, que van a tener que ir haciéndose con el tiempo”, comenta Carlos Cruz.

Ulrike Broschek, por su parte, entrega datos contundentes con respecto a la necesidad de contar con una nueva institucionalidad hídrica en Chile: “Según nuestros estudios, un 44% de las causas de la brecha y riesgo hídrico en las cuencas del país es atribuible a las carencias en gestión hídrica y gobernanza, que es esencial para asegurar la provisión de agua”.

“El mayor problema de gestión se relaciona con la descoordinación de intervenciones provocada por la fragmentación de la institucionalidad en 56 organismos públicos y la ausencia de un ente coordinador que lidere la implementación de políticas y planes hídricos, en conjunto con organismos a nivel de cuenca para la gestión descentralizada. La gestión e institucionalidad hídrica es el engranaje fundamental para planificar, movilizar y habilitar soluciones en el corto, mediano y largo plazo. Sin una institucionalidad hídrica adecuada, seguiremos pagando el precio de la improvisación y la fragmentación”, argumenta Broschek.

Según resalta la directora de Escenarios Hídricos 2030, lo anterior queda en evidencia en el último reporte de avance del ODS 6.5 (2024). Allí, Chile ocupa el último lugar a nivel mundial en implementación de la Gestión Integrada de Recursos Hídricos (ODS 6.5.1), siendo el único país de la OCDE sin organismos operativos para la gestión hídrica a nivel de cuenca.

“En el Estado hay muchas reparticiones que tienen algún vínculo con el tema hídrico. Cada una opera bajo paraguas institucionales distintos y la que tiene más representatividad, en ese sentido, es el Ministerio de Obras Públicas”.

Carlos Cruz, director ejecutivo del Consejo de Políticas de Infraestructura.

Mejoras al proyecto de ley

La creación de una Subsecretaría de Recursos Hídricos podría ser un primer paso para concentrar las capacidades técnicas, políticas y financieras necesarias para enfrentar la crisis hídrica de manera centralizada.

En este contexto, Ulrike Broschek señala que “la fortaleza de la propuesta es que reconoce la necesidad de contar con una institución líder, capaz de coordinar a los diferentes organismos y niveles para impulsar una política hídrica y plan de acción. El proyecto de ley permite poner una propuesta sobre la mesa para trabajarla y robustecerla, asegurando su efectividad en resolver las brechas de la actual institucionalidad”.

De igual modo, la también subgerente de Sustentabilidad de Fundación Chile propone una serie de elementos que podrían enriquecer a este organismo y todo lo que va a implicar. “El proyecto de ley puede fortalecerse integrando, en primer lugar, una visión de la institucionalidad que queremos al largo plazo, proponiendo la creación de un Sistema Nacional de Gestión de Recursos Hídricos, para integrar y articular todas las capacidades existentes en los diferentes niveles nacionales, regionales y locales”.

Asimismo, sugiere, “incorporar formalmente la gestión por cuencas hidrográficas como unidad base, con gobernanzas participativas locales para la planificación y toma de decisiones. También integrar la representación regional y local directa en el Consejo Nacional de Recursos Hídricos que se propone, para el desarrollo de políticas y planes hídricos nacionales, para un debido vínculo territorial. Y, finalmente, integrar objetivos ambientales y climáticos en contexto de cambio climático y crisis planetaria, incluyendo metas de protección, restauración, eficiencia, equidad en acceso y resiliencia”.

“Pero otro punto importante, en mi opinión, sería crear en una primera instancia una entidad pública rectora como una entidad técnica y flexible que se coordine ágilmente con los territorios, empleando las capacidades existentes, para evolucionar con el tiempo hacia una institucionalidad hídrica de mayor peso político y mirada más integral del desafío, que permita dar mayor continuidad a la gestión entre administraciones y con seguimiento de avances para su mejora continua”, subraya Broschek.

En tanto, con miras a fortalecer el proyecto, Carlos Cruz afirma que “esta propuesta plantea una centralización relativa, porque amerita políticas que sean centralizadas, pero tiene que haber implementación a nivel de las cuencas. Entonces, tenemos que ver cómo se van a implementar las organizaciones de cuenca, cuál va a ser el rol de los gobiernos regionales en las organizaciones de cuenca y una serie de cosas que hay que definir, a nivel de la política pública. La implementación va a tener que ser a nivel de cada una de las cuencas en particular, y son 100 cuencas. O sea, también es un desafío bien grande, pero hay que centralizar para descentralizar debidamente”.

En efecto, según el Banco Nacional de Aguas de la Dirección General de Aguas, Chile posee 101 cuencas hidrográficas que incluyen 1.251 ríos y 12.784 cuerpos de agua correspondientes a lagos y lagunas. Y ellas se suman 24.114 glaciares, que aportan caudal de escorrentía en el estiaje.

“El proyecto de ley puede fortalecerse integrando, en primer lugar, una visión de la institucionalidad que queremos al largo plazo, proponiendo la creación de un Sistema Nacional de Gestión de Recursos Hídricos, para integrar y articular todas las capacidades existentes en los diferentes niveles nacionales, regionales y locales”.

Ulrike Broschek, directora de Escenarios Hídricos 2030 de Fundación Chile.

Desafíos por abordar

Ante un eventual avance en el Congreso y su futura implementación, ambos expertos coinciden en que son muchas las tareas que deberá asumir esta Subsecretaría de Recursos Hídricos.

Dados los problemas que existen en gestión, Ulrike Broschek enumera cinco tareas en particular: “Lograr una coordinación sistémica y transversal entre niveles de gobierno y sectores, sin sesgos. Una jerarquía y autonomía técnica, que permita liderar políticas públicas basadas en ciencia y conocimiento. Una descentralización efectiva, con gobernanza territorial desde las cuencas y participación local formal en la toma de decisiones. Una capacidad de planificación y gestión integrada, incorporando herramientas como los planes de gestión por cuenca, los instrumentos económicos y la cultura del agua. Y un financiamiento robusto y sostenido, que permita la implementación real de políticas y soluciones”.

En este último punto, en relación a cómo abordar el financiamiento, la químico ambiental detalla que, “para la institucionalidad pública se debe asignar financiamiento basal y estable, para dotarla de capacidades de implementación efectiva de medidas, acciones y soluciones priorizadas en el corto y mediano plazo. Asimismo, es relevante desarrollar esquemas de financiamiento público-privados para incentivar la inversión de parte de los privados. A nivel mundial existen diversos modelos de financiamiento que podrían ser aplicados en Chile. Además, es importante que los mecanismos de financiamiento público existentes contengan incentivos coherentes con una gestión hídrica sostenible”.

En esa misma línea, Carlos Cruz señala que “el financiamiento se tiene que abordar por los presupuestos que ya están asignados a la disciplina dentro del Ministerio de Obras Públicas, en una primera etapa. Y, posteriormente, con la incorporación de otras entidades que tienen que llegar con su marraqueta. Eso va a ir significando que muchas funciones que hoy día están duplicadas se van a poder ir disolviendo; lo que va a permitir no solo crear una institución con recursos financieros suficientes, sino también algún tipo de ahorro”.

En tanto, respecto a los desafíos que debería asumir la Subsecretaría de Recursos Hídricos para avanzar hacia una mejor gestión del recurso, el director ejecutivo del CPI destaca tres puntos.

“Primero, asumir que es un recurso escaso en gran parte del país, lo que significa tener una visión respecto a cómo abastecer a la población. Hay que revisar los modelos regulatorios de las empresas sanitarias y profundizar lo que se está haciendo en los programas de agua potable rural. Pero revisar igualmente cuáles son las políticas de protección que hay en numerosos poblados, pueblos y ciudades que están expuestos a aluviones e inundaciones, como consecuencia de un aumento concentrado de la pluviometría, que ha mostrado su impacto negativo el año pasado y el antepasado. Por lo tanto, tenemos una tarea urgente que tiene que ver con hacerse cargo de la escasez, pero también de este cambio de composición de la pluviometría”.

“Una segunda cuestión es aprovechar la experiencia que se ha adquirido en desalinización en la minería y para el consumo humano, en ver formas de avanzar en desalinización para otras actividades productivas, particularmente la agricultura. Creo que hay un aprendizaje técnico extraordinario, pero tenemos que buscar la forma en la cual ese aprendizaje técnico se pueda extender también a otras actividades, hacia otras industrias”, apunta el ingeniero comercial de la Universidad de Chile.

“Y una tercera cuestión que para mí es muy importante es cómo avanzar en la optimización del uso del recurso, porque tenemos recursos escasos, estamos afectados por cambios en la pluviometría en el país. En las zonas donde hay escasez el uso del agua tiene que ser mucho más racional y eso pasa por la tecnificación de la agricultura, de la pequeña y mediana agricultura. Pasa por fomentar el ahorro de agua en las ciudades, a lo cual las empresas sanitarias tendrán que tener una debida consideración. Porque si el ingreso de las empresas sanitarias está asociado al consumo de agua, hay que buscar la forma en que la disminución del consumo les sea compensada. No podemos pedir a las empresas que apoyen el ahorro de agua cuando su negocio es vender agua. Entonces, tenemos que ver la forma en que los modelos regulatorios faciliten eso. Tenemos que ver la forma en que los modelos regulatorios permitan acceder a nuevas fuentes de agua y eso tiene que implicar inversión. Tenemos que ver cómo regulatoriamente se pueden incentivar las inversiones, tratando de minimizar el impacto en tarifas en los sectores más vulnerables”, argumenta Carlos Cruz.

“El financiamiento se tiene que abordar por los presupuestos que ya están asignados a la disciplina dentro del Ministerio de Obras Públicas, en una primera etapa. Y, posteriormente, con la incorporación de otras entidades que tienen que llegar con su marraqueta”.

Carlos Cruz, director ejecutivo del Consejo de Políticas de Infraestructura.

Sugerencias para avanzar

Consultado por posibles obstáculos que podrían entrampar la creación de la Subsecretaría de Recursos Hídricos, el director ejecutivo de CPI comenta que “hay entidades que quisieran tener una agencia independiente, separada de los ministerios actualmente existentes, pero creo que eso es bien poco viable a estas alturas”.

“Creo que podemos avanzar hacia una agencia de características distintas más adelante. Pero ahora hay que dar estos primeros pasos, para efectos de poder ir generando una administración integrada. Y bueno, después siempre están los detractores, respecto a este tipo de entidades, como los grupos ambientalistas. Es que ellos pueden ver en esto una concentración de fuerzas que, posteriormente, les limite la posibilidad de buscar la dispersión que tienen hoy las instituciones para conseguir sus beneficios. Entonces, creo que ahí puede haber una polémica, pero que tiene más que ver con intereses específicos que con la optimización del recurso”, plantea Carlos Cruz.

“Yo creo que sería una discusión poco auspiciosa, porque todo está muy encaminado a optimizar el grado de eficiencia que el país requiere para administrar un recurso que es cada vez es más escaso. Amerita tener una visión integrada y por eso es que nosotros, reflexivamente, nos hemos sumado a apoyar esta iniciativa. Ojalá poder sacar una Subsecretaría de Recursos Hídricos lo antes posible”, asevera Carlos Cruz.

En el caso de Ulrike Broschek, considera que lineamientos para avanzar hacia una nueva institucionalidad son “partir por reestructurar cómo concebimos la gobernanza del agua y sus fuentes naturales. Sin embargo, esto debe hacerse desde una mirada transversal y multisectorial, donde las cuencas hidrográficas son la base para la gestión. Lo que se requiere no es solo un nuevo arreglo institucional, sino establecer una base sólida para un nuevo pacto hídrico, que asegure agua para las personas, los ecosistemas, las actividades económicas y las futuras generaciones”.

“Como Escenarios Hídricos 2030 de Fundación Chile planteamos cuatro ejes fundamentales para alcanzar la seguridad hídrica: gestión e institucionalidad del agua; conservación y protección de nuestros ecosistemas hídricos; eficiencia y uso estratégico del recurso hídrico; y migración e incorporación de nuevas fuentes de agua. Para el desarrollo de esos cuatro ámbitos, proponemos determinadas Medidas, Acciones y Soluciones (MAS), que levantamos en conjunto con los actores y actoras de cada territorio, sobre la base de información técnica robusta, generada mediante la aplicación de herramientas de análisis diseñadas por nuestra iniciativa”, explica la líder de EH2030.

“La única forma de ser efectivos en enfrentar los desafíos presentes y futuros en materia de cambio climático, que se han manifestado en eventos extremos de sequía e inundación, es contar con una gestión descentralizada y gobernanza a escala de cuencas hidrográficas”, recalca la directora de Escenarios Hídricos 2030 de Fundación Chile.

“Así ocurre en la mayoría de los países en el mundo y es lo que recomiendan organizaciones internacionales como la misma OCDE, en sus Evaluaciones de Desempeño Ambiental (EDA, 2024). Desde los años 90, distintos gobiernos han impulsado propuestas para la instalación de organismos de cuencas (desde la modificación al Código de Aguas de 1992, hasta la Mesa Nacional del Agua en 2022), sin concretar avances en su implementación. No obstante, Chile ha logrado avances, por ejemplo, con el establecimiento del primer Organismo de Cuenca del río Maipo durante 2024, por parte del Gobierno Metropolitano de Santiago”, sentencia Ulrike Broschek.

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Fuente: País Circular, Miércoles 18 de Junio de 2025

PAÍS CIRCULAR – En Primer Trámite Constitucional, en el Senado, se encuentra el proyecto que crea la Subsecretaría de Recursos Hídricos en el Ministerio de Obras Públicas (MOP) y una nueva institucionalidad nacional de recursos hídricos (Boletín 14446-09), ingresado hace casi cuatro años (29 de junio de 2021) mediante mensaje del entonces presidente Sebastián Piñera.

Se trata de una propuesta que apunta a mejorar la gestión del agua en Chile, que actualmente se encuentra dispersa en más de 50 organismos del Estado. De este modo, lo que se busca es fortalecer la gobernanza, planificación, regulación, inversión en infraestructura y gestión en torno a este bien público, así como facilitar la administración de la información y la fiscalización del sector.

En medio de una compleja situación hídrica, producto de la crisis climática y de la sobreexplotación del agua, urge contar con una institucionalidad que permita simplificar las tareas y descomprimir las funciones que hoy recaen en la Subsecretaría de Obras Públicas. Así, en el proyecto se plantea coordinar en un solo organismo la seguridad de este recurso vital para las personas, los ecosistemas y el desarrollo del país.

Ulrike Broschek, directora de Escenarios Hídricos 2030 (EH2030) de Fundación Chile, destaca el alarmante panorama a nivel nacional que hoy obliga a tomar acciones drásticas y efectivas. “Chile enfrenta una crisis hídrica estructural, profunda y de largo plazo. La situación hídrica actual es engañosa. Si bien el 2024 fue un año marcado por la presencia del fenómeno de El Niño con lluvias más abundantes, al contrario de las percepciones, según la Dirección Meteorológica de Chile terminó igualmente con precipitaciones inferiores al promedio histórico en la zona norte y sur del país. Es decir, hubo déficit de agua lluvia en todo el país, excepto en las regiones de Coquimbo, Valparaíso y Metropolitana, donde tuvimos superávit”, afirmó la químico ambiental de la Universidad de Chile.

“Por otro lado, desde hace varios años diversos acuíferos [aguas subterráneas] que contienen las principales reservas de agua del país, están siendo sobreexplotados, debido a la escasez de aguas superficiales y por el sobre-otorgamiento de derechos de agua subterráneos. Ya en 2016, un 72% de los pozos analizados, tenían una tendencia negativa que era estadísticamente significativa (CAZALAC, 2017 para EH2030, 2018). Estas reservas subterráneas son fundamentales para poder enfrentar un futuro donde, según el reporte del World Resources Institute 2015, Chile será el único país de América Latina con estrés hídrico extremadamente alto al 2040”, subraya Ulrike Broschek.

“La única forma de ser efectivos en enfrentar los desafíos presentes y futuros en materia de cambio climático, que se han manifestado en eventos extremos de sequía e inundación, es contar con una gestión descentralizada y gobernanza a escala de cuencas hidrográficas”.

Ulrike Broschek, directora de Escenarios Hídricos 2030 de Fundación Chile.

Necesidad de una nueva institucionalidad

Si bien desde hace más de una década (Banco Mundial, 2013) se ha identificado la necesidad de modificar la forma en que se gestiona el agua en Chile, fue en 2021, a partir de la Mesa Nacional del Agua, que se impulsó este proyecto de ley que crea la Subsecretaría de Recursos Hídricos y una nueva institucionalidad de recursos hídricos, como una forma para abordar la urgente problemática del agua de manera integral.

Carlos Cruz, director ejecutivo del Consejo de Políticas de Infraestructura (CPI), considera que este proyecto de ley llega tarde, dada la aguda crisis climática, sin embargo, destaca como “un buen avance la decisión de ir integrando las distintas reparticiones que están vinculadas al agua. En el Estado hay muchas reparticiones que tienen algún vínculo con el tema hídrico. Cada una opera bajo paraguas institucionales distintos y la que tiene más representatividad, en ese sentido, es el Ministerio de Obras Públicas, del cual depende la Dirección General de Aguas (DGA) y la Dirección de Obras Hidráulicas (DOH). También tiene un vínculo administrativo con la Superintendencia de Servicios Sanitarios, a través de las que mantiene una relación de regulación sobre ese sector y, por lo tanto, creo que es la entidad más representativa para asumir esta responsabilidad”.

“Ahora, el segundo paso es ver cómo las otras instituciones, que dependen de otros ministerios y de otras reparticiones, se van a ir incorporando a esta Subsecretaría, de tal manera de lograr el objetivo, que es tener una administración sobre los recursos hídricos y las políticas asociadas a los recursos hídricos, en una sola mano. El fin es optimizar el uso de un recurso que es cada vez más escaso y poder aprovechar las complementariedades que las distintas instituciones tienen”, apunta Carlos Cruz.

Además, en cuanto a cómo se plantea articular la propuesta, aunque reconoce desconocer en detalle cómo está el proyecto en este momento, el director ejecutivo del CPI destaca que “originalmente se tenía la idea de formar distintos comités que integraran a las diferentes instituciones, redefiniendo las dependencias de algunas. Creo que eso está bien acogido, de modo de poder avanzar en un proceso de integración cada vez más operativo. Tener certeza de que el agua es manejada desde una sola mano razonable, obviamente con todos los controles que eso implica y se necesitan, pero que tengamos una cierta unidad de mando para efectos de poder enfrentar bien las circunstancias actuales en el país”.

Eso sí, el directivo del Consejo de Políticas de Infraestructura pone en alerta que no se trata de un proceso fácil. “Cuando se quiere pasar una institución de una dependencia a otra, no solo se tiene que modificar el estatuto de esa dependencia, sino que hay que modificar el estatuto de la institución madre. Entonces, todas estas cosas van a requerir probablemente procesos de ajustes, que van a tener que ir haciéndose con el tiempo”, comenta Carlos Cruz.

Ulrike Broschek, por su parte, entrega datos contundentes con respecto a la necesidad de contar con una nueva institucionalidad hídrica en Chile: “Según nuestros estudios, un 44% de las causas de la brecha y riesgo hídrico en las cuencas del país es atribuible a las carencias en gestión hídrica y gobernanza, que es esencial para asegurar la provisión de agua”.

“El mayor problema de gestión se relaciona con la descoordinación de intervenciones provocada por la fragmentación de la institucionalidad en 56 organismos públicos y la ausencia de un ente coordinador que lidere la implementación de políticas y planes hídricos, en conjunto con organismos a nivel de cuenca para la gestión descentralizada. La gestión e institucionalidad hídrica es el engranaje fundamental para planificar, movilizar y habilitar soluciones en el corto, mediano y largo plazo. Sin una institucionalidad hídrica adecuada, seguiremos pagando el precio de la improvisación y la fragmentación”, argumenta Broschek.

Según resalta la directora de Escenarios Hídricos 2030, lo anterior queda en evidencia en el último reporte de avance del ODS 6.5 (2024). Allí, Chile ocupa el último lugar a nivel mundial en implementación de la Gestión Integrada de Recursos Hídricos (ODS 6.5.1), siendo el único país de la OCDE sin organismos operativos para la gestión hídrica a nivel de cuenca.

“En el Estado hay muchas reparticiones que tienen algún vínculo con el tema hídrico. Cada una opera bajo paraguas institucionales distintos y la que tiene más representatividad, en ese sentido, es el Ministerio de Obras Públicas”.

Carlos Cruz, director ejecutivo del Consejo de Políticas de Infraestructura.

Mejoras al proyecto de ley

La creación de una Subsecretaría de Recursos Hídricos podría ser un primer paso para concentrar las capacidades técnicas, políticas y financieras necesarias para enfrentar la crisis hídrica de manera centralizada.

En este contexto, Ulrike Broschek señala que “la fortaleza de la propuesta es que reconoce la necesidad de contar con una institución líder, capaz de coordinar a los diferentes organismos y niveles para impulsar una política hídrica y plan de acción. El proyecto de ley permite poner una propuesta sobre la mesa para trabajarla y robustecerla, asegurando su efectividad en resolver las brechas de la actual institucionalidad”.

De igual modo, la también subgerente de Sustentabilidad de Fundación Chile propone una serie de elementos que podrían enriquecer a este organismo y todo lo que va a implicar. “El proyecto de ley puede fortalecerse integrando, en primer lugar, una visión de la institucionalidad que queremos al largo plazo, proponiendo la creación de un Sistema Nacional de Gestión de Recursos Hídricos, para integrar y articular todas las capacidades existentes en los diferentes niveles nacionales, regionales y locales”.

Asimismo, sugiere, “incorporar formalmente la gestión por cuencas hidrográficas como unidad base, con gobernanzas participativas locales para la planificación y toma de decisiones. También integrar la representación regional y local directa en el Consejo Nacional de Recursos Hídricos que se propone, para el desarrollo de políticas y planes hídricos nacionales, para un debido vínculo territorial. Y, finalmente, integrar objetivos ambientales y climáticos en contexto de cambio climático y crisis planetaria, incluyendo metas de protección, restauración, eficiencia, equidad en acceso y resiliencia”.

“Pero otro punto importante, en mi opinión, sería crear en una primera instancia una entidad pública rectora como una entidad técnica y flexible que se coordine ágilmente con los territorios, empleando las capacidades existentes, para evolucionar con el tiempo hacia una institucionalidad hídrica de mayor peso político y mirada más integral del desafío, que permita dar mayor continuidad a la gestión entre administraciones y con seguimiento de avances para su mejora continua”, subraya Broschek.

En tanto, con miras a fortalecer el proyecto, Carlos Cruz afirma que “esta propuesta plantea una centralización relativa, porque amerita políticas que sean centralizadas, pero tiene que haber implementación a nivel de las cuencas. Entonces, tenemos que ver cómo se van a implementar las organizaciones de cuenca, cuál va a ser el rol de los gobiernos regionales en las organizaciones de cuenca y una serie de cosas que hay que definir, a nivel de la política pública. La implementación va a tener que ser a nivel de cada una de las cuencas en particular, y son 100 cuencas. O sea, también es un desafío bien grande, pero hay que centralizar para descentralizar debidamente”.

En efecto, según el Banco Nacional de Aguas de la Dirección General de Aguas, Chile posee 101 cuencas hidrográficas que incluyen 1.251 ríos y 12.784 cuerpos de agua correspondientes a lagos y lagunas. Y ellas se suman 24.114 glaciares, que aportan caudal de escorrentía en el estiaje.

“El proyecto de ley puede fortalecerse integrando, en primer lugar, una visión de la institucionalidad que queremos al largo plazo, proponiendo la creación de un Sistema Nacional de Gestión de Recursos Hídricos, para integrar y articular todas las capacidades existentes en los diferentes niveles nacionales, regionales y locales”.

Ulrike Broschek, directora de Escenarios Hídricos 2030 de Fundación Chile.

Desafíos por abordar

Ante un eventual avance en el Congreso y su futura implementación, ambos expertos coinciden en que son muchas las tareas que deberá asumir esta Subsecretaría de Recursos Hídricos.

Dados los problemas que existen en gestión, Ulrike Broschek enumera cinco tareas en particular: “Lograr una coordinación sistémica y transversal entre niveles de gobierno y sectores, sin sesgos. Una jerarquía y autonomía técnica, que permita liderar políticas públicas basadas en ciencia y conocimiento. Una descentralización efectiva, con gobernanza territorial desde las cuencas y participación local formal en la toma de decisiones. Una capacidad de planificación y gestión integrada, incorporando herramientas como los planes de gestión por cuenca, los instrumentos económicos y la cultura del agua. Y un financiamiento robusto y sostenido, que permita la implementación real de políticas y soluciones”.

En este último punto, en relación a cómo abordar el financiamiento, la químico ambiental detalla que, “para la institucionalidad pública se debe asignar financiamiento basal y estable, para dotarla de capacidades de implementación efectiva de medidas, acciones y soluciones priorizadas en el corto y mediano plazo. Asimismo, es relevante desarrollar esquemas de financiamiento público-privados para incentivar la inversión de parte de los privados. A nivel mundial existen diversos modelos de financiamiento que podrían ser aplicados en Chile. Además, es importante que los mecanismos de financiamiento público existentes contengan incentivos coherentes con una gestión hídrica sostenible”.

En esa misma línea, Carlos Cruz señala que “el financiamiento se tiene que abordar por los presupuestos que ya están asignados a la disciplina dentro del Ministerio de Obras Públicas, en una primera etapa. Y, posteriormente, con la incorporación de otras entidades que tienen que llegar con su marraqueta. Eso va a ir significando que muchas funciones que hoy día están duplicadas se van a poder ir disolviendo; lo que va a permitir no solo crear una institución con recursos financieros suficientes, sino también algún tipo de ahorro”.

En tanto, respecto a los desafíos que debería asumir la Subsecretaría de Recursos Hídricos para avanzar hacia una mejor gestión del recurso, el director ejecutivo del CPI destaca tres puntos.

“Primero, asumir que es un recurso escaso en gran parte del país, lo que significa tener una visión respecto a cómo abastecer a la población. Hay que revisar los modelos regulatorios de las empresas sanitarias y profundizar lo que se está haciendo en los programas de agua potable rural. Pero revisar igualmente cuáles son las políticas de protección que hay en numerosos poblados, pueblos y ciudades que están expuestos a aluviones e inundaciones, como consecuencia de un aumento concentrado de la pluviometría, que ha mostrado su impacto negativo el año pasado y el antepasado. Por lo tanto, tenemos una tarea urgente que tiene que ver con hacerse cargo de la escasez, pero también de este cambio de composición de la pluviometría”.

“Una segunda cuestión es aprovechar la experiencia que se ha adquirido en desalinización en la minería y para el consumo humano, en ver formas de avanzar en desalinización para otras actividades productivas, particularmente la agricultura. Creo que hay un aprendizaje técnico extraordinario, pero tenemos que buscar la forma en la cual ese aprendizaje técnico se pueda extender también a otras actividades, hacia otras industrias”, apunta el ingeniero comercial de la Universidad de Chile.

“Y una tercera cuestión que para mí es muy importante es cómo avanzar en la optimización del uso del recurso, porque tenemos recursos escasos, estamos afectados por cambios en la pluviometría en el país. En las zonas donde hay escasez el uso del agua tiene que ser mucho más racional y eso pasa por la tecnificación de la agricultura, de la pequeña y mediana agricultura. Pasa por fomentar el ahorro de agua en las ciudades, a lo cual las empresas sanitarias tendrán que tener una debida consideración. Porque si el ingreso de las empresas sanitarias está asociado al consumo de agua, hay que buscar la forma en que la disminución del consumo les sea compensada. No podemos pedir a las empresas que apoyen el ahorro de agua cuando su negocio es vender agua. Entonces, tenemos que ver la forma en que los modelos regulatorios faciliten eso. Tenemos que ver la forma en que los modelos regulatorios permitan acceder a nuevas fuentes de agua y eso tiene que implicar inversión. Tenemos que ver cómo regulatoriamente se pueden incentivar las inversiones, tratando de minimizar el impacto en tarifas en los sectores más vulnerables”, argumenta Carlos Cruz.

“El financiamiento se tiene que abordar por los presupuestos que ya están asignados a la disciplina dentro del Ministerio de Obras Públicas, en una primera etapa. Y, posteriormente, con la incorporación de otras entidades que tienen que llegar con su marraqueta”.

Carlos Cruz, director ejecutivo del Consejo de Políticas de Infraestructura.

Sugerencias para avanzar

Consultado por posibles obstáculos que podrían entrampar la creación de la Subsecretaría de Recursos Hídricos, el director ejecutivo de CPI comenta que “hay entidades que quisieran tener una agencia independiente, separada de los ministerios actualmente existentes, pero creo que eso es bien poco viable a estas alturas”.

“Creo que podemos avanzar hacia una agencia de características distintas más adelante. Pero ahora hay que dar estos primeros pasos, para efectos de poder ir generando una administración integrada. Y bueno, después siempre están los detractores, respecto a este tipo de entidades, como los grupos ambientalistas. Es que ellos pueden ver en esto una concentración de fuerzas que, posteriormente, les limite la posibilidad de buscar la dispersión que tienen hoy las instituciones para conseguir sus beneficios. Entonces, creo que ahí puede haber una polémica, pero que tiene más que ver con intereses específicos que con la optimización del recurso”, plantea Carlos Cruz.

“Yo creo que sería una discusión poco auspiciosa, porque todo está muy encaminado a optimizar el grado de eficiencia que el país requiere para administrar un recurso que es cada vez es más escaso. Amerita tener una visión integrada y por eso es que nosotros, reflexivamente, nos hemos sumado a apoyar esta iniciativa. Ojalá poder sacar una Subsecretaría de Recursos Hídricos lo antes posible”, asevera Carlos Cruz.

En el caso de Ulrike Broschek, considera que lineamientos para avanzar hacia una nueva institucionalidad son “partir por reestructurar cómo concebimos la gobernanza del agua y sus fuentes naturales. Sin embargo, esto debe hacerse desde una mirada transversal y multisectorial, donde las cuencas hidrográficas son la base para la gestión. Lo que se requiere no es solo un nuevo arreglo institucional, sino establecer una base sólida para un nuevo pacto hídrico, que asegure agua para las personas, los ecosistemas, las actividades económicas y las futuras generaciones”.

“Como Escenarios Hídricos 2030 de Fundación Chile planteamos cuatro ejes fundamentales para alcanzar la seguridad hídrica: gestión e institucionalidad del agua; conservación y protección de nuestros ecosistemas hídricos; eficiencia y uso estratégico del recurso hídrico; y migración e incorporación de nuevas fuentes de agua. Para el desarrollo de esos cuatro ámbitos, proponemos determinadas Medidas, Acciones y Soluciones (MAS), que levantamos en conjunto con los actores y actoras de cada territorio, sobre la base de información técnica robusta, generada mediante la aplicación de herramientas de análisis diseñadas por nuestra iniciativa”, explica la líder de EH2030.

“La única forma de ser efectivos en enfrentar los desafíos presentes y futuros en materia de cambio climático, que se han manifestado en eventos extremos de sequía e inundación, es contar con una gestión descentralizada y gobernanza a escala de cuencas hidrográficas”, recalca la directora de Escenarios Hídricos 2030 de Fundación Chile.

“Así ocurre en la mayoría de los países en el mundo y es lo que recomiendan organizaciones internacionales como la misma OCDE, en sus Evaluaciones de Desempeño Ambiental (EDA, 2024). Desde los años 90, distintos gobiernos han impulsado propuestas para la instalación de organismos de cuencas (desde la modificación al Código de Aguas de 1992, hasta la Mesa Nacional del Agua en 2022), sin concretar avances en su implementación. No obstante, Chile ha logrado avances, por ejemplo, con el establecimiento del primer Organismo de Cuenca del río Maipo durante 2024, por parte del Gobierno Metropolitano de Santiago”, sentencia Ulrike Broschek.

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Fuente: País Circular, Miércoles 18 de Junio de 2025

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